V DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B.
UNIDOS A CRISTO PARA DAR FRUTO
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Hechos de los Apóstoles 9,26-31: Pablo en el corazón de la Iglesia. Bernabé presenta a la comunidad de Jerusalén a Pablo, el convertido de Damasco. Entra a formar parte de la comunidad apostólica, pues “las columnas” de Jerusalén lo acogen. El perseguidor se convierte en perseguido.
- 2ª Lectura: I San Juan 3,13-24: La fe y el amor se expresan en obras. Muchas veces se piensa que creer y amar son actitudes que recorren caminos paralelos. Juan afirma rotundamente que no ha fe auténtica sin obras del mandamiento del amor.
- Evangelio: Juan 15,1-8: La vid y los sarmientos. La viña es una imagen sugerente en el Antiguo Testamento. En el bautismo hemos sido injertados a la vida nueva de Cristo, como los sarmientos en la vid.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
El domingo pasado decíamos que Jesús siempre recurría a imágenes que el pueblo sencillo podía comprender para hablarles de su persona y su doctrina. Este domingo va a utilizar una imagen entrañable y cercana para explicarles cómo ha de ser la vida del cristiano. Y esta imagen es la de “la vid y los sarmientos”, que siempre han de permanecer unidos, como lo ha de ser el cristiano con Cristo y su Iglesia.
Sin embargo, entre muchos hombres “no creyentes” y “creyentes” se dejan oír voces que dicen que “lo importante hoy no es rezar, ni pertenecer a la Iglesia, sino construir una sociedad más justa y humana. El hombre y la mujer se deben comprometer a crear un ambiente propicio para que la justicia y la fraternidad reinen en el mundo”. Indudablemente esta labor es siempre plausible y laudable. Quien obra así es por filantropía o por motivos puramente humanos o sociales.
También se puede construir una sociedad desde una perspectiva cristiana. La raíz es la FE y la UNIÓN a CRISTO por el BAUTISTO y los demás SACRAMENTOS. El evangelio, al proponernos la imagen de la vid y los sarmientos, nos quiere decir que la savia de la vid recorre por los sarmientos y a su debido tiempo produce fruto. En cambio, el sarmiento desgajado de la vid no reverdece ni da fruto, se seca y muere. Esto es, el cristiano debe reconstruir la sociedad desde su fe que se expresa en obras. La creencia en Jesús, VID, y la permanencia en él, se manifiesta en las siguientes exigencias: anunciar si miedo la buena Noticia, como Pablo; compartir la fe con los hermanos; traducir la fe en obras concretas de caridad y hacer de la caridad un compromiso diario.
La inserción en Cristo es salvación (porque nos da vida) y es, al mismo tiempo, compromiso dinámico. Esto significa que nuestra unión con Él tiene que ser continua. No basta tener encuentros esporádicos e intermitentes. Vivir la presencia de Cristo en nosotros, nuestra comunicación con Él en la oración, en el trabajo, en el descanso. El sarmiento no puede separarse en ningún instante de la vid, si no quiere perecer y dejar de ser. Igual nosotros. Si queremos que la savia de Jesús, su Espíritu viva en nosotros, debemos permanecer unidos a Él. Amén.
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