VII DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A.
ESTÁ BROTANDO ALGO NUEVO
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Isaías 43,18-19. 21-22. 24b-25: Las palabras del profeta hablan de novedad. Dios por medio del profeta Isaías promete un nuevo éxodo a los desterrados en Babilonia. Abre un nuevo camino por el desierto para que el pueblo vuelva a la patria y no sea esclavo, sino libre. Dios olvida los pecados de su pueblo para realizar algo nuevo.
- 2ª Lectura: II Corintios 1, 18-22: El “sí” del Apóstol es la continuación del “sí” de Cristo. Pablo quiere justificar su actuación para reforzar la comunión con la comunidad corintia. El apóstol había sido acusado de falta de honradez por algunos de los miembros de la comunidad. Pablo justifica y defiende su postura. Defiende la fiabilidad de su misión que se ha fundamentado en la fiabilidad de Cristo. Pablo ha sido sincero porque se ha apoyado en Dios, que es siempre fiel a sus promesas.
- Evangelio: Marcos, 2 1-12: Jesús perdona y, luego, cura. Jesús comenzó su misión curando a los enfermos. Recordemos domingos anteriores. Hoy, cura a un paralítico. Los hombres dan importancia al sufrimiento humano, en cambio, Jesús, al pecado. Sus palabras suscitan reacciones. Sólo desde la fe se puede pedir perdón y obtener la curación.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: La catequesis de hoy, VII Domingo del Tiempo Ordinario, va a ser muy interesante y sencilla. Hoy Jesús vuelve a curar a un hombre, un paralítico, pero lo novedoso y extraño en esa terapia, es que le cura perdonándolo. Una de las características del reinado de Dios es el perdón.
El perdón reconstruye la vida, la persona y, luego, llega la curación. La fuerza de perdonar proviene de Dios que perdona para que nosotros perdonemos a los que nos ofenden. Jesús piensa ante todo en la reconstrucción del interior del paralítico para que, luego, erguido, curado, pueda andar dignamente por delante de los que se escandalizan. Por el perdón de Jesús se encuadra en un nuevo marco.
A veces, entre nosotros y en nuestra sociedad, se echa en falta este tipo de perdón que ofrece Jesús. No se trata de la “cortesía”, el perdón social cuando uno molesta al otro por un empujón o una palabra inoportuna, sino el perdón que se da y llega al corazón y transforma la persona desde su interior.
Este perdón otorgado y aceptado hace que la persona se levante y camine. La forma de actuar Jesús es nueva y crea novedad en su pueblo. La novedad esta anunciada ya por el profeta con el lenguaje de un nuevo éxodo para el pueblo desterrado. Israel, perdonado por Dios, se levanta y comienza andar erguido por el camino que conduce a la ciudad santa de Jerusalén.
El pecado paraliza al hombre, lo esclaviza. Por las calles de nuestra sociedad andan muchas personas paralíticas que necesitan de amigos para llevarlos a Cristo. ¿Somos verdaderos amigos de los paralíticos para que Cristo perdone sus pecados y puedan caminar con gozo? Amén.
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