domingo, 24 de junio de 2012

CATEQUESIS DOMINICAL


XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B.
EL SILENCIO DE DIOS

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
-          1ª Lectura: Job 38,1.8-11: La respuesta de Dios a la pregunta del hombre. Job protesta ante Dios por su situación, pero ¿quién es el hombre para pedir explicaciones a Dios? El Señor le responde desde la visión de la creación.
-          2ª Lectura: II Corintios 5,14-17: Nuevas criaturas. Pablo exhorta a no dejarnos atrapar por los criterios humanos sino a vivir como nuevas criaturas en Cristo.
-          Evangelio: Marcos 4,35-40: El silencio de Jesús. El silencio de Jesús inquieta a los discípulos, hombre de poca fe. Jesús calma la tempestad y demuestra su poder sobre las fuerzas que aterrorizan al hombre. Los discípulos tienen una fe incipiente y se preguntan: ¿Quién es éste?

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Hemos leído dos lecturas que tienen como protagonistas el mar y la tormenta. Dios habla a Job desde la tormenta. Jesús y sus discípulos se encuentran a punto de hundirse en medio de una gran tormenta. El mar en la cultura judía (de entonces) simboliza un ambiente hostil y tenebroso, lleno de peligros y de terribles monstruos marinos. Sólo Dios es capaz de dominarlo.
Desde este punto de vista del poder de Dios, se puede entender la catequesis de Marcos. Ese poder que sólo Dios tiene sobre el mar tenebroso, aparece hoy en la persona de Jesús, que lo ejerce dominando la difícil situación en que se hallaban sus discípulos. Jesús lo ejerce desde la “tranquilidad y la sencillez” que lo caracterizaban; pues, “dormía mientras sus discípulos estaban nerviosos por la furia del mar”. ¿No tenía miedo Jesús?
Éstos son los sueños y silencios de Dios. Sueños y silencios pedagógicos, para enseñarnos algo. Jesús, con su gesto de dormir o fingir dormir, quería ver la fe de sus discípulos. Al parecer, ellos, a pesar de ser testigos de sus muchos milagros, no acababan de fiarse de él; por eso, les pregunta: “¿Aún no tenéis fe?”. Y al instante, manda silencio al mar y éste le obedece. El milagro marca de nuevo las distancias entre Jesús y los suyos, y éstos claman atónitos: “¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!
¿Qué nos quiere decir Jesús hoy? La fe cristiana se curte, crece y madura cuando se sufre por ella, cuando uno es capaz de soportar las dudas a las que el ser creyente te lleva. La auténtica fe consiste en creer en Dios no sólo cuando lo sentimos a nuestro lado, sino cuando está aparentemente dormido sin preocuparle, aparentemente al menos, nuestra situación angustiosa, cuando “duerme”. Y esto no evoca masoquismo.
Simplemente queremos decir que Dios no duerme ni es indiferente a nuestro grito, ni nuestros miedos. Él está en medio de la prueba y de la noche oscura. Jesús, nuestro seguidor, en su hora suprema ha experimentado también el miedo y la soledad. Nunca fue más silencioso el silencio de Dios que en la hora de la pasión de su Hijo. Jesús nunca perdió su confianza en el Señor.
La confianza en el Señor aleja todo miedo. Quien vence la fuerza del mal se convierte en testigo de un mundo nuevo. Dios no se deja manipular ni por el hombre ni por los problemas: no se deja urbanizar ni modelar (2ª lectura). Dios es silencio y misterio, y solo en el silencio se escucha su voz y se contempla su misterio. Amén.

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