XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
LLAMADA Y SEGUIMIENTO
-
1ª Lectura: I Reyes 19,16b.19-21: El profeta Elías
llama a Eliseo a ser su discípulo. El gesto simbólico de cubrirlo con el manto
significa que lo incorpora a su misma misión. Eliseo comienza una nueva vida
después de desprenderse de todas sus posesiones.
-
2ª Lectura: Gálatas 5,1.13-18: La libertad es uno
de los grandes temas de la carta a los Gálatas. La libertad es uno de los dones
irrenunciables de nuestro ser en Cristo. Las primeras palabras de la lectura de
hoy son el manifiesto de la libertad cristiana. La libertad es un valor
absoluto que buscamos y ansiamos. La libertad cristiana conlleva la creencia en
Cristo y andar según el Espíritu.
-
Evangelio: Lucas 9,51-62: Jesús camina hacia
Jerusalén y catequiza sobre los valores del reinado de Dios. Por los pueblos
por donde pasa anuncia su mensaje. Sus palabras exigen la radicalidad en el
seguimiento.
Queridos
hermanos y hermanas en Cristo: Es clásica la relación entre “las vocaciones” o
llamadas de la primera lectura y del Evangelio de este domingo. Se describe, en
primer lugar, la llamada de Eliseo. El manto es el símbolo del carisma
profético que se transmite como una investidura. El arado, símbolo del trabajo
de Eliseo, que convierte en el signo del nuevo trabajo de apóstol, ya que
“ninguno que ha su mano en el arado y después se vuelve atrás es digno del
reinado de Dios” Esta es la principal diferencia entre la perícopa de Eliseo y
la perícopa evangélica.
El
evangelista San Lucas, en este evangelio de hoy, nos relata el comienzo del
viaje de Jesús hacia Jerusalén y las instrucciones que va dando a sus
discípulos para cuando tengan que sustituirle en su misión. El Señor advierte a
sus discípulos de la seriedad y los riesgos que van a afrontar al emprender su
camino hacia Jerusalén. Estas advertencias son válidas también para los
discípulos que, en cualquier época y lugar, tomen la decisión de seguir a
Jesús.
El
Señor quiere enseñar a sus discípulos, y en ellos también a nosotros:
- que es preciso aceptar con paciencia el fracaso en su misión evangelizador; sin recurrir a la violencia ni a la fuerza,
- que deben compartir con Jesús una vida común en incomodidad y pobreza,
- que deben renunciar a todo aquello que sea un obstáculo para el anuncio del Reino, incluso aunque se trate de algo muy querido como la familia, los bienes, las comodidades o el bienestar.
Por
eso el evangelio de hoy narra tres encuentros con Cristo: un hombre que desea
seguirle a donde vaya; el otro que ha perdido a su padre hace poco, y el
tercero, que se ofrece espontáneamente con la condición de despedirse de los
suyos. Los tres ponen de manifiesto su deseo de seguir al Maestro. Y Jesús no
engaña a nadie y expone con claridad su doctrina. Sus palabras parecen duras,
intransigentes y faltas de humanidad.
Hermanos
y hermanas, si la fe cristiana nos ofreciera un camino cómodo y fácil, habría
que dudar de su bondad. Ser cristiano, como dice Pagola, “no es tener fe” sino
“irse haciendo creyente”; porque la vida del cristiano hemos de vivirla como un
proceso de crecimiento y seguimiento constante a Jesús.
Jesús es exigente, pero merece la pena seguirle. Y cuando uno decide a
seguirle con generosidad y totalidad, no hay que echar la mirada hacia atrás,
hacia aquello a lo que renunciamos. Nuestra mirada, con la mano sobre el arado,
siempre ha de orientarse hacia la meta ofrecida por el Señor y nunca quedaremos
defraudados. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario