FIESTA DE LA HISPANIDAD Y PATRONA DE LA GUARDIA CIVIL
12 de octubre de 2013
Ideas
principales de las lecturas:
-
1ª Lectura: I Crónicas 15,3-4. 15-16; 16,1-2: Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda.
- 2ª Lectura: Hechos 1,12-14: Perseveraron en la oración con María, la madre de Jesús.
- Evangelio: Lucas 11,27-28: Dichoso el vientre que te llevó.
Estimadas autoridades
militares y civiles.
Queridos hermanos y hermanas
en Cristo.
La Eucaristía es la cumbre y fuente
de la vida cristiana, porque dentro de ella los creyentes damos culto a Dios en
espíritu y en verdad; tenemos la ocasión propicia para escuchar la Palabra de
Dios, que nos ilumina y orienta nuestros pasos; en la Eucaristía nos
alimentamos con el Pan del cielo que Cristo nos da para que nuestra vida
espiritual se fortalezca; y en la Eucaristía nos reunimos como los Apóstoles y
María, la madre de Jesús, para rezar juntos. Y cuando nos reunimos para rezar,
cada uno trae cosas que contarle a Dios, sea en forma de petición o en forma de
acción de gracias.
Hoy no puede ser diferente. En un
día tan especial como la Fiesta Nacional y Fiesta de los pueblos hispánicos,
cada uno de nosotros ha traído cosas concretas que pedir o decirle a Nuestra
Señora del Pilar. Todos seguimos pidiendo en nuestras oraciones que se acabe la
crisis económica y que las personas que se ven muy afectadas por ella puedan
volver a vivir con dignidad.
Nuestros Guardias Civiles también se
dirigen hoy a su Patrona, Ntra. Sra. del Pilar. Y seguro que tienen muchas
cosas que decirle, contarle, pedirle y agradecerle. No obstante, nosotros, como
pueblo cristiano y como comunidad parroquial, nos unimos a su plegaria, y agradecemos
al Señor por la gran labor que prestan a la Nación, muchas veces, con
sacrificios y con gran riesgo de sus vidas. Hoy pedimos también al Señor, por
intercesión de la Ntra. Sra. del Pilar, que les sostenga y acompañe en todo
momento.
Mis queridos hermanos y hermanas, es
bueno rezar y pedir cosas y la solución de los problemas a Dios y a la Virgen,
porque sólo el hombre que reza es el que se reconoce pequeño, débil y limitado
ante la grandeza de Dios; es aquel que sabe que no se basta así mismo, ni puede
conseguir todo por sus propios méritos y esfuerzos; necesita de la ayuda de
Dios, de la Virgen y de los santos. Pero es bueno recordar hoy también el dicho
popular de “A Dios rogando con el mazo
dando”.
Todos somos conscientes de que
vivimos en un momento complicado, en cuanto a cuestiones económicas y
laborales; sin olvidar los otros problemas que derivan de ellas, como la
corrupción, las desigualdades, las injusticias sociales, la explotación, paro, el
hambre… La institución que más sufre todo esto es la familia (pobre), que lucha
hoy en día para dar de comer a sus miembros.
Todos coincidimos en culpar a la crisis económica de
esta situación. Pero esta crisis ha sido provocada por los que controlan la economía, que han eternizado
una palabra: ganar, ganar y ganar, sin importarles si pierden los demás. Y
nuestras actitudes, frente a las cosas materiales, también han colaborado para
que esa crisis nos arruine, sobre todo, a las familias débiles, porque nos
acostumbramos a un verbo: comprar, comprar y comprar hasta lo que no era necesario
para vivir. Así, unos nos hemos vuelto insolidarios con los demás, y otros nos
hemos vuelto superficiales y hedonistas, olvidando alimentar nuestro hombre
interior.
Por eso, el Papa Benedicto XVI, en su carta pastoral
con ocasión del Año de la Fe, Porta Fidei,
nos recuerda que el origen de la crisis económica está en la crisis de la Fe en
Dios que afecta hoy al mundo occidental. Él describe la Fe como un gran valor
que suscita y sustenta otros valores que añoramos hoy en nuestra sociedad y en
nuestras familias. Nunca es tarde para volver a conquistar aquellos valores que
construyen una sociedad más humana, más justa, más honesta, más solidaria, más
igualitaria, más espiritual,… ¿Cómo conseguir esta sociedad a día de hoy cuando
todo parece imposible?
Aunque habla de la vida de “La Parroquia, como tarea de
todos”, escuchemos lo que escribe nuestro Obispo D. José Vilaplana
Blasco en la carta pastoral que ha dirigido a todos los cristianos de la
Diócesis de Huelva con ocasión del inicio del curso (pastoral) 2013-2014. Creo
que esa carta (que luego podréis leer en vuestras casas) puede ayudarnos mucho
para reflexionar sobre este tema de la renovación de nuestra sociedad. Dice el
Obispo que “…todos debemos sentirnos
implicados en su renovación. Con frecuencia solemos preguntarnos qué hacen los
demás por nosotros y nos quejamos y nos desanimamos porque siempre creemos que
hacen poco. Pero ésta no es una buena actitud; más bien debemos preguntarnos
qué hacemos nosotros por los demás. Este planteamiento es más estimulante y
produce mejores frutos”.
Queridos hermanos y hermanas, entre todos y con Nuestra Madre como pilar
de nuestras vidas, podemos aportar lo mejor a esta sociedad a fin de que los
más débiles puedan vivir con dignidad. Esto será posible si escuchamos la
Palabra de Dios y la cumplimos. Amén
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