viernes, 18 de octubre de 2013

CATEQUESIS DOMINICAL

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C.
LA IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN.

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Éxodo 17,8-13: El valor de la oración. La oración no sustituye a la acción, pero la acción precisa de la oración para llegar a buen fin. Para vencer el mal y conseguir la victoria es necesaria elevar las manos orantes a Dios.
- 2ª Lectura: II Timoteo 3,14-4.2: Insistencia en la oración y la enseñanza de la Palabra. Pablo recomienda a Timoteo y a todos los cristianos tres actitudes fundamentales para mantener la fe: fidelidad a la “tradición”, conocimiento de la palabra de Dios y anunciar el mensaje a tiempo y a destiempo.
- Evangelio: Lucas 18,1-8: Orar en toda hora y en toda ocasión. ¿Cambia la oración el rumbo de la vida? La parábola de la pobre viuda y el juez inicuo estimula a ser constantes en la oración y firmes en la confianza.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
En el mundo de hoy muchos se preguntan: ¿para qué sirve orar?
Por un lado, nuestra sociedad secularizada vive sin Dios, por el otro parece que Dios permanece mudo, desinteresado de nuestras súplicas. La oración entra dentro de la categoría de los medios o instrumentos para logar unos objetivos determinados. Los que importa es la acción, el trabajo, el compromiso, la programación. Orar, cuando tenemos tanto que hacer, nos parece “perder el tiempo”. La oración pertenece al mundo de lo inútil. Así piensan los hombres y mujeres increyentes o con poca fe…
La primera lectura y el Evangelio de este domingo vigésimo noveno del Tiempo Ordinario hablan de la oración de intercesión y de su eficacia. Moisés ora y logra que ganen los israelitas. Jesús invita a ser constantes en la oración, como la viuda.
Es una equivocación reducir la eficacia de la oración según los frutos conseguidos. Somos humanos y tenemos que expresar ante Dios nuestros sentimientos y deseos. La petición es un acto de comunicación entre dos. Reconocemos por una parte nuestra insuficiencia y por otra la confianza en el otro. Jesús, en la parábola, enseña a perseverar en la oración a pesar de todo. La lógica de la oración no es la eficacia, es la confianza que supera la contingencia de la real necesidad; es la que sabe esperar con fe la respuesta; es la que acepta la voluntad amorosa de Dios.
La oración debe asumir el lenguaje de la realidad histórica del presente y la palabra de Dios. La oración cristiana debe caracterizarse por “hacer memoria”, agradecer, adorar, alabar y suplicar, no puede reducirse únicamente a ser oración de petición. La oración se apoya, como Moisés, en el bastón de la creencia y de la confianza. Amén.

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