SOLEMNIDAD DE CRISTO, REY DEL UNIVERSO
EL COMPROMISO DE LA FE
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: II Samuel 5, 1-3: Cristo es el Ungido. Es lo que significa Cristo. Los judíos, tal como nos cuenta nuestra primera lectura de hoy –del Libro Segundo de Samuel-, ungían a sus Reyes en nombre del Señor. David es ungido como rey de Israel ante todo el pueblo y es un antecedente de la realeza de Jesús, el Cristo.
- 2ª Lectura: Colosenses 1, 12-20: Cristo, centro de nuestra fe. Mientras el cristiano sea cristiano y viva en este mundo, tendrá o tendremos que aprender a acercarnos con entusiasmo siempre nuevo a las verdades más fundamentales de nuestra fe, a formarnos un criterio sobre las cosas del mundo y, sobre todo, a no dejarnos confundir por un relativismo que, entre otras cosas, amenaza con descafeinar hasta lo más sagrado.
- Evangelio: Lucas 23, 35-43: Cristo, la Puerta del Paraíso. El fragmento del evangelio de Lucas en que se narra la crucifixión del Señor está lleno de símbolos de realeza. Es como si nos quisiera decir que la Cruz es el auténtico trono de Cristo Rey. El rótulo que puso Pilato habla del Rey de los judíos. Y el buen ladrón invoca la misericordia de Jesús para llegar ese mismo día al Reino.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Tres acontecimientos celebramos este domingo: la festividad de Cristo Rey, la Clausura del Año de la Fe y el Día del Apostolado Seglar.
La Palabra de Dios proclamada pone el acento en Cristo Rey. Él es el Señor de la historia, el principio y el fin, por Él se han creado todas las cosas, y en Él alcanzarán su plenitud la humanidad y el universo.
Ahora bien, el misterio de Cristo -desde su encarnación a su triunfo glorioso como Rey- sólo es conocido y aceptado por la fe. Por la fe no sólo confesamos que Cristo es el Mesías y Señor, sino que además participamos de su reino, que es "reino de la verdad y de la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz". Por la fe nos adentramos en el misterio de Dios.
Al celebrar hoy esta Eucaristía, damos gracias Dios por todos los beneficios recibidos en el Año de la Fe, que clausuramos. Pero, esta "clausura" no es "cierre", sino apertura a vivir con alegría el compromiso de la fe y asumir con entusiasmo el compromiso de anunciarla apostólicamente.
Este compromiso de la fe es la tarea propia de los seglares cuya misión es transformar el mundo a la luz del Evangelio. El apostolado de los seglares es fundamental en la Iglesia. De su labor evangelizadora depende que el reino de Jesús se vaya implantando en la sociedad, transformándola en un espacio de libertad y de paz en el que Cristo sea la piedra angular.
En esta Eucaristía, confesamos que Cristo es el único Señor y Mesías; renovamos, personal y comunitariamente, la fe recibida en el bautismo; y somos interpelados a vivirla como compromiso apostólico. Amén.
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