lunes, 26 de julio de 2010

XVII Domingo del Tiempo Ordinario Solemnidad de Santiago Apostol


SANTIAGO APÓSTOL
BEBER DEL MISMO CÁLIZ


Ideas principales de las lecturas de este Domingo.
- 1ª Lectura: Hechos de los Apóstoles 4,33;5,12.27b-33;12,2: La lectura narra el martirio de Santiago. El discípulo de Cristo es un testigo de la verdad que debe estar dispuesto a obedecer a Dios antes que a los hombres.
- 2ª Lectura: II Corintios 4,7-15: Pablo, discípulo del Señor, sufre en propia carne las señales de la pasión, y confía en aquel que resucitó al Hijo de entre los muertos y espera que un día él resucitará también.
- Evangelio: Mateo 20,20-28: Santiago y Juan están dispuestos a beber el cáliz del Señor. Cristo exige a sus discípulos beber de su mismo cáliz, a saber: sufrir persecución y muerte. Ellos estaban dispuestos y bebieron del mismo cáliz.

• Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Santiago, discípulo de Jesús, hermano de San Juan evangelista, es patrón de muchos pueblos que creen en Jesús de Nazaret. Es patrón de España y de Bata (G.E.). Se llama el “Mayor”, para distinguirlo de su homónimo, el apóstol Santiago el Menor, hermano del Señor. Era pescador, y siguió con su hermano Juan el llamamiento de Jesús, dejando a su padre y su oficio.
• Formó parte del grupo de los doce apóstoles y, junto con su hermano Juan y Pedro, ocupó un lugar privilegiado entre “los doce”, siendo testigo de tres momentos importantes en la vida de Jesús: la transfiguración del Señor en el monto Tabor, la resurrección de la hija de Jairo y la agonía de Jesús en Getsemaní. Por la impetuosidad de su carácter Santiago y su hermano fueron llamados por Jesús Boaenerges, que significa “hijos del trueno”. Fue el primer apóstol que padeció martirio por Cristo bajo el poder de Herodes Antipas.
• Tres tradiciones vinculan al apóstol y España. La primera es su predicación en España, mencionada por San Isidoro de Sevilla. Otras menciones, mejor documentadas, se remontan a los siglos VIII y IX, fijando su sepultura en Compostela, donde el obispo de Iría halló milagrosamente el sepulcro del apóstol.
• La representación de Santiago el Mayor ha dado lugar a tres tipos iconográficos: el apóstol, el peregrino y el caballero. En las evocaciones más antiguas aparece como apóstol, vestido con larga túnica y sosteniendo el Nuevo Testamento en la mano derecha. Como consecuencia de las peregrinaciones a Compostela, a partir del siglo XII se representó a Santiago con el atuendo propio del peregrino, con amplio sombrero, apoyado en un bordón y con el típico zurrón y la calabaza. Después de la batalla de Clavijo toma la figura de un caballero cristiano, que montado sobre un caballo, arremete contra los moros, enemigos de la fe cristiana.
• El apóstol Santiago cumplirá en su vida el reto que a él y a su hermano les hizo Jesús: “¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”. Su muerte violenta, decapitado, culminará su vida de testimonio evangélico, hecho con valentía y coraje, movido por el Espíritu de Dios, al que es preciso obedecer antes a los hombres.
• Supliquemos la intercesión del protomártir de los apóstoles, para que con su guía y patrocinio se conserve la fe en los pueblos cristianos (España y Guinea Ecuatorial)

lunes, 19 de julio de 2010

Verbena de Santiago

Como en años anteriores, el próximo sábado día 24 de Julio, tendrá lugar la tradicional Verbena de Santiago en la Plaza de la Iglesia. Los actos comenzarán con la celebración de la Eucaristía a las 10 de la noche en la Parroquia, y a continuación la Verbena con baile y mucha diversión. La recaudación será en beneficio de la Parroquia.

domingo, 18 de julio de 2010

XVI Domingo del Tiempo Ordinario


NECESARIO Y URGENTE

Ideas principales de las Lecturas de este Domingo
1ª Lectura: Génesis 18, 1-10a. Abrahán da ejemplo de hospitalidad en Mambré. Y es que hoy como veremos en las siguientes lecturas es el domingo de la hospitalidad
2ª Lectura: Colosenses 1, 24-28. Y es Pablo quien, en la aceptación total que de Cristo da en su cuerpo, utiliza una muy especial hospitalidad a la presencia total de Jesús en él.
Evangelio: Lucas 10, 38-42. El muy interesante episodio de Betania, es buena prueba de ello. Marta y María –cada una a su modo— se esfuerzan por ofrecer su hospitalidad a Jesús. Y Él, el Señor, en su conversación con las dos hermanas de Betania va a definir sendas formas de vivir la espiritualidad.

Mientras el grupo de discípulos sigue su camino, Jesús entra solo en una aldea y se dirige a una casa donde encuentra a dos hermanas a las que quiere mucho. La presencia de su amigo Jesús va a provocar en las mujeres dos reacciones muy diferentes.
María, seguramente la hermana más joven, lo deja todo y se queda «sentada a los pies del Señor». Su única preocupación es escucharle. El evangelista la describe con los rasgos que caracterizan al verdadero discípulo: a los pies del Maestro, atenta a su voz, acogiendo su Palabra y alimentándose de su enseñanza.
La reacción de Marta es diferente. Desde que ha llegado Jesús, no hace sino desvivirse por acogerlo y atenderlo debidamente. Lucas la describe agobiada por múltiples ocupaciones. Desbordada por la situación y dolida con su hermana, expone su queja a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».
Jesús no pierde la paz. Responde a Marta con un cariño grande, repitiendo despacio su nombre; luego, le hace ver que también a él le preocupa su agobio, pero ha de saber que escucharle a él es tan esencial y necesario que a ningún discípulo se le ha de dejar sin su Palabra «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán».
Jesús no critica el servicio de Marta. ¿Cómo lo va a hacer si él mismo está enseñando a todos con su ejemplo a vivir acogiendo, sirviendo y ayudando a los demás? Lo que critica es su modo de trabajar de manera nerviosa, bajo la presión de demasiadas ocupaciones.
Jesús no contrapone la vida activa y la contemplativa, ni la escucha fiel de su Palabra y el compromiso de vivir prácticamente su estilo de entrega a los demás. Alerta más bien del peligro de vivir absorbidos por un exceso de actividad, en agitación interior permanente, apagando en nosotros el Espíritu, contagiando nerviosismo y agobio más que paz y amor.
Apremiados por la disminución de fuerzas, nos estamos habituando a pedir a los cristianos más generosos toda clase de compromisos dentro y fuera de la Iglesia. Si, al mismo tiempo, no les ofrecemos espacios y momentos para conocer a Jesús, escuchar su Palabra y alimentarse de su Evangelio, corremos el riesgo de hacer crecer en la Iglesia la agitación y el nerviosismo, pero no su Espíritu y su paz. Nos podemos encontrar con unas comunidades animadas por funcionarios agobiados, pero no por testigos que irradian el aliento y vida de su Maestro.

sábado, 10 de julio de 2010

XV Domingo del Tiempo Ordinario.


LA LECCIÓN DEL SAMARITANO

Ideas principales de las Lecturas de este Domingo.

- 1ª Lectura: Deuteronomio 30,10-14: El precepto fundamental de la Ley es: “Escucha la voz de Dios”. Todos los demás preceptos se centran en él. La obediencia a la voz del Señor es vivir en fidelidad. Los mandamientos no se imponen desde fuera, se viven escritos en el corazón.
- 2ª Lectura: Colosenses 1,15-20: La lectura es un himno cristológico que canta, como otros himnos paulinos, la dignidad divina de Jesucristo. El himno se divide en tres partes: Cristo creador, Cristo redentor y Cristo reconciliador.
- Evangelio: Lucas 10,25-37: El prójimo es el que se acerca a otra persona. La parábola es una explicación impresionante de las reacciones suscitadas ante el prójimo necesitado de ayuda. Jesús es el Buen Samaritano y nos invita a tener sus mismos sentimientos y hacer lo que él hizo. La fe en Jesús exige que se haga siempre el bien a los hermanos.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: El Evangelio que leemos hoy es el relato del Buen Samaritano. Es una parábola bien conocida por nosotros.
Y hasta nos resulta conmovedora. Desde luego que, en muchas ocasiones, habremos actuado conforme a ella y vemos lógico que se haga así.
Pero, también en otras muchas ocasiones, habremos dado un rodeo para no encontrarnos con aquella persona que nos molesta, con aquella otra que es pesada, con aquella otra que me va a contar su problema.
¿No has pasado a la otra acera de la calle para no tener que saludar a quien te resulta incómodo o darle la mano a quien está pidiendo una ayuda?
¿No hemos oído más de una vez que una persona escapó corriendo para no prestar su colaboración al accidentado o ser testigo del accidente?
A Jesús le pregunta qué es lo que hay que hacer para “heredar la vida eterna” y Jesús acepta la contestación que un entendido le da sobre lo escrito en el Ley de Moisés: “amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a ti mismo”.
En tiempos de Jesús, “el prójimo” era “todo miembro del pueblo de Dios” solamente.
La parábola de hoy nos resalta varias cosas interesantes:
- Que el mandamiento principal es amar a Dios y al prójimo sin poner frontera alguna,
- Que el samaritano es todo hombre que mira con respeto a otro hombre, sea de la raza que fuere, sea de la nación que fuere y tenga la necesidad que tuviere; para el amor no hay fronteras,
- Que ser samaritano es ser distinto a lo que hizo Caín; que se desentendió de su hermano; todo hombre es mi prójimo, mi hermano, y debo tener una actitud de respeto y atención hacia él,
- Que mi prójimo es todo hombre necesitado: el analfabeto, el pobre, el marginado, el disminuido físico o mental, el que tiene trabajo sin la suficiente remuneración y el que no tiene trabajo…
El Evangelio de hoy, de modo indirecto, nos presenta a Cristo como el Buen Samaritano por excelencia, ya que no solamente cuida de nosotros sino que entrega su propia vida para darnos la salud y la salvación.
En la actitud de Cristo se resume la forma de participar el único y el mayor mandamiento: “amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos”, que Jesús lo traduciría después por “amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.
Quien ha comprendido la fraternidad cristiana sabe que todos somos “compañeros del mismo viaje”, que compartimos una misma condición de fragilidad humana y nos necesitamos unos a otros.
Si amásemos a Dios con todo el corazón, no tendríamos necesidad de crear otros “dioses” que ocupen su puesto y hechos a nuestra medida y semejanza.
Si amásemos al prójimo de verdad, no se crearían muchos de los problemas existentes en nosotros mismos, en nuestras familias, en nuestros pueblos.
El Evangelio de hoy es sumamente aleccionador y, también, consolador. Practicándolo seremos mucho más felices ya ahora. Amén.

domingo, 4 de julio de 2010

XIV Domingo del Tiempo Ordinario.

ARTESANOS DE LA PAZ

IDEAS PRINCIPALES DE LAS LECTURAS DE ESTE DOMINGO
- 1ª Lectura: Isaías 66,10-14c: Los desterrados de Babilonia han vuelto a Jerusalén. Pronto las esperanzas y los goces se convirtieron en desilusiones. Surgen las dificultades para la reconstrucción de la ciudad. En este ambiente, el profeta anuncia que Dios es fiel a su promesa y Jerusalén será una ciudad a la que llegarán como río la paz y las riquezas de las naciones.
- 2ª Lectura: Gálatas 6,14-18: Hoy acabamos la lectura de la Carta de san Pablo a los Gálatas. Pablo se despide indicando lo esencial del Evangelio. Lo importante para un discípulo de Cristo es la cruz y gloriarse en ella. El cristiano que cree y acepta la cruz experimenta la paz y la misericordia divinas.
- Evangelio: Lucas 10,1-12.17-20: Lucas narra la misión de los setenta y dos discípulos y las consignas que Jesús les da antes de ponerse en camino. Las consignas son claras y precisas: la pobreza y ser mensajeros de paz. Les advierte que su tarea no es fácil y que su misión consiste en anunciar el Reino de Dios.

• Queridos hermanos y hermanas en Cristo: El Evangelio de hoy nos habla de la misión confiada por el Señor a un grupo de discípulos. Esa misión tenía por finalidad preparar a las gentes para la llegada del Señor.
• Para preparación comenzaría por el anuncio de la paz, y se llevaría a cabo no por imposición ni por fuerza sino por la oferta humilde y sencilla del mensaje de la Buena Nueva.
• Los proclamadores de la paz van al mundo solos, sin poder, sin respaldo de la fuerza; van pobres. Su única fuerza es la de saber que sus nombres están escritos en el cielo. Además, son los precursores, los anunciadores del que ha de traer la verdadera paz, que es Cristo-Jesús.
• Nosotros, los cristianos, debemos ser portadores de la paz de Cristo; una paz que no se impone sino que se ofrece solamente, y quienes son los signos de la paz recaerá sobre ellos como lluvia beneficiosa.
• La paz, tal como se afirma en la primera lectura de hoy, lleva consigo la alegría y el consuelo de Dios.
• Dios es nuestra ayuda en la construcción de una paz que no se impone por la fuerza de la guerra sino por el ofrecimiento y la aceptación del mensaje evangélico de Jesús, el Príncipe de la Paz.
• Cuando nuestro empeño sea trabajar por la paz, el Señor nos dirá: “Dichosos los que construyen la paz, porque serán llamados hijos de Dios”. Amén.