ALEGRAOS, LA LIBERACIÓN ESTÁ CERCA
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Isaías 35,1-6ª.10: ¿Puede el desierto romper de repente en una primavera cargada de frutos? EL profeta Isaías anuncia a los exiliados el pronto retorno y usa un lenguaje simbólico y profético. Anima así al pueblo a confiar y esperar la liberación salvadora de Dios. Isaías describe la liberación y el regreso con imágenes alegres de la naturaleza, signos de la actuación divina.
- 2ª Lectura: Santiago 5,7-10. Santiago recurre a un ejemplo de la vida ordinaria para apoyar su exhortación: el labrador espera pacientemente el fruto de su trabajo. El labrador ara y siembra, abona y cuida la tierra, y espera la lluvia y, luego, la cosecha. El apóstol exhorta a mantenerse firmes en la espera del Señor.
- Evangelio: Mateo 11,2-11. El hombre vive sumergido en signos y la mayoría de las veces los ve y desconoce su significado. El Bautista está encarcelado y envía a dos de sus discípulos a preguntar a Jesús si él es el Mesías. Jesús responde con el lenguaje simbólico de los signos que hablan por sí solos y dan respuesta a la pregunta.
• Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Hoy es el domingo llamado de la alegría. ¿Quién no se alegra ver florecer el desierto? ¿Quién no se alegra verse libre de la esclavitud? ¿Quién no se alegra poder volver a casa después de un largo tiempo de ausencia?
• La primera lectura es un canto a la alegría. Isaías anuncia a su pueblo un desierto florecido, el día de la libertad y la vuelta a casa. Israel en el exilio escucha las palabras del profeta y se llena de alegría y espera impaciente el día de iniciar el camino de regreso.
• Deseamos ser felices y esperamos ser cada día más. ¿En qué consiste la felicidad? Queremos la felicidad y nunca nos preguntamos ¿qué es la felicidad? ¿Son muchos o pocos los que de veras son felices? Muchos buscan la felicidad y se equivocan de camino y escogen la senda que no lleva a la verdadera felicidad.
• La revelación cristiana dice que “Dios es la felicidad” y el hombre invierte el orden y dice: “la felicidad es dios” (en minúscula). Buscamos momentos o fragmentos de felicidad que son como joyas de cristal por un instante y poco después se hace añicos.
• Cuando decimos: “la felicidad es dios”, divinizamos nuestras pequeñas experiencias y hacemos de la felicidad un ídolo. Dios es la felicidad y quien busca a Dios encuentra su felicidad y su alegría. Su corazón, convertido en un desierto florecido, sonríe y experimenta la verdadera libertad de los hijos de Dios. Su corazón ha encontrado la casa para siempre, Dios es la alegría eterna. AMÉN.
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