sábado, 17 de marzo de 2012

CATEQUESIS DOMINICAL

IV DOMINGO DE CUARESMA
DIOS LIBERA A SU PUEBLO

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Crónicas 36, 14-16. 19-23: El destierro de Israel es considerado no como un signo de condenación, sino una invitación a la conversión y a la purificación de sus pecados. Ciro, rey de Persia, fue instrumento de Dios para liberar a su pueblo de la esclavitud y para que edificara la casa, el templo, en Jerusalén.
- 2ª Lectura: Efesios 2, 4-10: Todo es gracia; todo es don. La historia de Israel, como la nuestra, se describe entre la muerte y la vida, las tinieblas y la luz. Nosotros hemos muerto a nuestros pecados y hemos revivido por el gran amor del Señor. Nuestra condición de salvados es obra de Dios.
- Evangelio: Juan 3 14-21: Moisés levantó en el desierto un estandarte con la figura de la serpiente para que quien lo mirase se curara de la picadura de la serpiente. El Hijo del hombre ha sido elevado en el estandarte de la cruz para curar la picadura del pecado. Dios ha amado al hombre hasta enviar a su hijo al mundo para que clavado en la cruz salvara a todos.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Antiguamente, la serpiente era un símbolo que representaba a los dioses curanderos (de ahí viene la imagen de la serpiente que indica la presencia de una farmacia). En la Biblia se habla de la serpiente de bronce que curaba a los hebreos mordidos por serpientes en el desierto (Nm 21, 8; Sb 16, 5.7) Se trata de un símbolo de salud y de vida. Como lo es Jesús para cuantos lo miran con fe. El nuevo símbolo de la vida no es un rito mágico, sino Jesús, víctima de su generosidad extrema.
Dios no se hizo presente en este mundo, en la persona y vida de Jesús, porque se sintiera ofendido, indignado, irritado. Dios se hizo presente en el mundo, en el hombre Jesús de Nazaret, porque quiere tanto al mundo, que no soportaba más estar lejos, distante, desconocido. Dios se humanizó en Jesús.
Humanizándonos, encontramos la luz y amamos la luz. Endiosándonos, encontramos las tinieblas y toda nuestra vida proyecta oscuridad. No hay cosa más turbia y oscura que una persona que sólo aspira a subir, trepar, instalarse. Como no hay luz más poderosa que la luz del que es tan humano que no tiene nada que ocultar, de forma que sus obras, su vida, contagia bondad y humanidad. Así fue la vida de Jesús. ¡Imitémosle!

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