V DOMINGO DE CUARESMA
LA MUERTE, PRINCIPIO DE VIDA
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Jeremías 31, 31-34: El profeta Jeremías anuncia una nueva alianza de Dios con su pueblo. La alianza no se escribe en piedra sino en el corazón de cada hombre.
- 2ª Lectura: Hebreos 5, 7-9: La carta a los Hebreos presenta el misterio del sacerdocio de Cristo. Ejerce su sacerdocio orando, sufriendo y obedeciendo hasta la muerte para convertirse en el autor de la salvación.
- Evangelio: Juan 12, 20-33: Siempre resulta difícil comprender el dolor y el sufrimiento. Jesús no sólo participa en nuestro dolor sino que se lo apropia, asumiendo la muerte en su vida. El grano de trigo debe morir para que germine y dé fruto. La historia de Jesús es la historia del grano de trigo.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Durante cuarenta días, la Iglesia nos ha ido introduciendo en el misterio de la Cruz y de la Resurrección de Jesús. Este último domingo vamos a dar un paso más: meternos en el mismo corazón de Jesús y vivir con él la proximidad de su dolor y su muerte. Cabe preguntar: ¿Qué sentiría Jesús viéndose venir la muerte? ¿Cómo reaccionó ante el dolor? Es de suponer que Él sabía que el dolor y la cruz lo estaban esperando. “Ha llegado mi hora”. Él se compara con un grano de trigo que da fruto, pero antes tiene que pudrirse en la tierra, tiene que morir.
Junto a esta experiencia de dolor y muerte de Jesús está también la nuestra, tal real como la de Jesús. Existe el dolor en nuestro mundo. Encontramos el dolor en las clínicas, hospitales, chabolas de las curanderías, en las familias, y en las personas. La misma sociedad está malherida por las injusticias y guerras, por el paro, la crisis económica y el hambre. Se respira dolor y nos lo causamos unos a otros. La vida cotidiana conlleva sufrimientos y nos cuesta aceptarlos y nos cuesta comprender su valor cristiano. Rechazamos el dolor y la misma muerte porque deseamos la alegría y la vida. Cuando visitamos a un enfermo, nos preguntamos: ¿Por qué Dios permite tanto dolor y sufrimiento? Otras veces, culpamos a Dios del dolor que nos invade, sin tener en cuenta que somos cómplices del mal y del dolor que hay en el mundo. Le culpamos de nuestra propia culpa.
Es cierto que no es fácil comprender y aceptar el sufrimiento y la misma muerte. Pero si el dolor se acepta con fe (como Jesús) podemos llegar a comprender que es principio de renovación y purificación, de vida y crecimiento, como el grano de trigo que muere y germina en flor y en fruto de salvación para toda la humanidad. Hoy Jesús nos invita a saber morir como Él ¿Qué es saber morir? Saber morir es destruir las raíces de pecado que hay en el corazón; saber morir es enterrar el egoísmo y dejar marchitar el orgullo; saber morir es ser constructor de paz y desterrar la guerra y la violencia; saber morir es tener capacidad de servir generosamente a los demás; saber morir es amar a Dios con todo el corazón y con todos las fuerzas y a los hermanos; saber morir consiste en sonreír a la adversidad y arrancar el pesimismo del corazón humano; saber morir es vivir en gracia y destruir el pecado; saber morir es dar la vida como Cristo en la cruz para salvar y redimir.
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