XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C.
RECHAZADO ENTRE LOS SUYOS
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Exodo 2, 2-5: Un pueblo rebelde y testarudo. Dios envía a Ezequiel aún a sabiendas de que no lo escucharan. El Dios
Padre nos muestra, en el Antiguo Testamento, como intenta por todos los
medios que el pueblo infiel de Israel vuelva al camino marcado por el
Señor. Pero ese pueblo rebelde se resiste.
- 2ª Lectura: 2 Corintios 12, 7b-10: La fuerza se realiza en la debilidad. San Pablo nos advierte que tenemos que dar gracias de nuestras limitaciones para que
sepamos que la grandeza sólo puede venir de Dios. La debilidad humana es un instrumento de
Dios para aplicar su fuerza, su poder, su amor.
- Evangelio: Marcos 6, 1-6: Nadies es profeta en su tierra. La falta de fe
de sus paisanos va a resultar sorprendente, incluso para el mismo Jesús. En Nazaret apenas pudo hacer nada. “No desprecian a un
profeta más que en su tierra” es la frase de Jesús que nos invita a
tener en cuenta su palabra y su mensaje por muy repetida que sea o nos
resulte muy conocida.
Jesús no es un sacerdote del Templo,
ocupado en cuidar y promover la religión. Tampoco lo confunde nadie con un
maestro de la Ley, dedicado a defender la Torá de Moisés. Los campesinos de
Galilea ven en sus gestos curadores y en sus palabras de fuego la actuación de
un profeta movido por el Espíritu de Dios.
Jesús sabe que le espera una vida
difícil y conflictiva. Los dirigentes religiosos se le enfrentarán. Es el
destino de todo profeta. No sospecha todavía que será rechazado precisamente
entre los suyos, los que mejor lo conocen desde niño.
El rechazo de Jesús en su pueblo de
Nazaret era muy comentado entre los primeros cristianos. Tres evangelistas
recogen el episodio con todo detalle. Según Marcos, Jesús llega a Nazaret acompañado
de un grupo de discípulos y con fama de profeta curador. Sus vecinos no saben
qué pensar.
Al llegar el sábado, Jesús entra en
la pequeña sinagoga del pueblo y "empieza a enseñar". Sus
vecinos y familiares apenas le escuchan. Entre ellos nacen toda clase de
preguntas. Conocen a Jesús desde niño: es un vecino más. ¿Dónde ha aprendido
ese mensaje sorprendente del reino de Dios? ¿De quién ha recibido esa fuerza
para curar? Marcos dice que todo "les resultaba escandaloso". ¿Por
qué?
Aquellos campesinos creen que lo
saben todo de Jesús. Se han hecho una idea de él desde niños. En lugar de
acogerlo tal como se presenta ante ellos, quedan bloqueados por la imagen que
tienen de él. Esa imagen les impide abrirse al misterio que se encierra en
Jesús. Se resisten a descubrir en él la cercanía salvadora de Dios.
Pero hay algo más. Acogerlo como
profeta significa estar dispuestos a escuchar el mensaje que les dirige en
nombre de Dios. Y esto puede traerles problemas. Ellos tienen su sinagoga, sus
libros sagrados y sus tradiciones. Viven con paz su religión. La presencia
profética de Jesús puede romper la tranquilidad de la aldea.
Los cristianos tenemos imágenes
bastante diferentes de Jesús. No todas coinciden con la que tenían los que lo
conocieron de cerca y lo siguieron. Cada uno nos hacemos nuestra idea de él.
Esta imagen condiciona nuestra forma de vivir la fe. Si nuestra imagen de Jesús
es pobre, parcial o distorsionada, nuestra fe será pobre, parcial o
distorsionada.
¿Por qué nos esforzamos tan poco en
conocer a Jesús? ¿Por qué nos escandaliza recordar sus rasgos humanos? ¿Por qué
nos resistimos a confesar que Dios se ha encarnado en un Profeta? ¿Tal vez
intuimos que su vida profética nos obligaría a transformar profundamente su
Iglesia?
(José
Antonio Pagola. Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS)
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