domingo, 22 de septiembre de 2013

CATEQUESIS DOMINICAL

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C.
SER POBRES EN EL ESPIRITU.
 
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Amós 8, 4-7: Desprecio a Dios y a los hermanos. Amós denuncia con palabras fuertes las injusticias sociales de una sociedad rica y segura de sí misma. Presencia a los ricos de Israel deseosos de adquirir nuevas ganancias e impacientes por acumular riquezas. Sus palabras resuenan hoy también en nuestra sociedad, La vida de fe asume dimensiones de justicia y de ayuda al hermano necesitado.
  • 2ª Lectura: Timoteo 2, 1-8: La oración y el servicio. Pablo recomienda a los cristianos a no oponerse contra las estructuras del poder de su tiempo, sino a orar, con las manos alzadas, por aquellos que gobiernan a fin de que descubran la dimensión de su servicio y procuren a todos una vida digna y serena.
  • Evangelio: Lucas 16, 1-13: Servir a Dios o al dinero. Es imposible servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas. Jesús alaba la sagacidad del administrador infiel y pide a sus seguidores que sean hábiles para hacer el bien, crear fraternidad y tener un único Señor.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
El tiempo ordinario nos ofrece una variedad de temas que invitan a reflexionar muchos aspectos de una vida cristiana. En algunos domingos el Señor utiliza un lenguaje fuerte y en otros suave. Así, constatamos que el domingo pasado nos habló del corazón grande de Dios con las tres parábolas de la misericordia. Éste nos pone alerta contra el peligro del dinero, un tema que aparece en muchos evangelios donde Jesús habla con contundencia condenando el amor al dinero y a las cosas materiales.
¿Por qué tanta insistencia? Pues, porque Jesús nos conoce bien. Y como nos conoce, sabe que es una experiencia continua que el dinero es causa:
  • de discordias familiares,
  • de enfrentamientos sociales,
  • de ruptura de buenas amistades,
  • de intranquilidades personales,
  • de injusticias frecuentes y de la corrupción social,
  • de odios numerosos y sufrimientos profundos...
Jesús sabe aún más que:
  • la preocupación por el dinero hace que olvidemos a Dios y a los hombres,
  • el egoísmo seca nuestro corazón y causa en nosotros muchos fraudes y engaños que el profeta Amós denuncia hoy en la primera lectura,
  • la preocupación desmesurada por las cosas materiales hace imposible la confianza en Dios y la esperanza en su providencia de Padre.
Por eso, el Señor, llama la atención sobre ello en numerosos pasajes del Evangelio. Hoy nos dice tajantemente que no se puede servir a dos señores. Y eso, traducido a nuestro lenguaje, significa que:
  • quien está dominado por el afán de riquezas,
  • quien tiene puesto su corazón en el dinero -sea rico o pobre, sabio o ignorante, hombre o mujer, joven o viejo- debe preguntarse si es un buen cristiano y discípulo de Jesús.
Por otra parte, Jesús recuerda que en momentos difíciles hay gente hábil que obra con destrezas e inteligencia y tiene éxito en sus negocios. Esta gente puede ser admirada pero no pueden ser aprobados muchos de sus medios. Es el cado del administrador de la parábola que llega a falsificar la contabilidad. Jesús no admira su falta de escrúpulos, sino su habilidad y sagacidad. Jesús advierte que los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz. Con ello, nos invita a saber renunciar a nuestras ganancias abusivas y que nos hacemos ricos ante Dios sirviendo a los hermanos. Amen.

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