sábado, 8 de febrero de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A
CRISTO, VERDAD Y LUZ

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Isaías 58,7-10: El simbolismo de la luz. El profeta explica lo que significa ser luz para los demás. Somos luz para los demás no por lo que sabemos, tenemos o hablamos, sino por lo que hacemos. Isaías concreta las obras por las que nos convertimos en luz para los demás.
  • 2ª Lectura: I Corintios 2,1-5: La fuerza de Dios. No es fácil para Pablo evangelizar a los habitantes de la sociedad pagana de Corinto. En su predicación no se apoyó en la sabiduría humana ni en las cualidades personales, sino en el poder del Espíritu. Anunció valientemente  a Cristo crucificado.
  • Evangelio: Mateo 5,13-16: La sal y la luz. Jesús prosigue su enseñanza y emplea dos comparaciones, tomadas de la vida, que facilitan la comprensión de sus oyentes. Escoge la sal y la luz.
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Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Seguimos con el Sermón de la Montaña, que se inició el domingo pasado, en el que Mateo recopila toda la enseñanza sobre lo que Jesús quería que fuéramos sus discípulos. Hoy Jesús prosigue su enseñanza y emplea dos comparaciones, tomadas de la vida real, que facilitan la comprensión de sus oyentes. Escoge la sal y la luz, y compara a sus seguidores con ellas: “vosotros sois la sal de la tierra”. “Vosotros sois la luz del mundo”.
Las comparaciones o las metáforas que usaba Jesús cuando hablaba a la gente no eran simples recursos literarios, sino que portaban un mensaje claro y contundente; un mensaje que suscitaba una reacción en sus oyentes. El mensaje que Jesús dirige hoy a todo cristiano es que “debe ser testigo y profeta en su ambiente”. Esto es lo que significa ser sal y luz del mundo. Si Jesús exhorta a ser sal y luz del mundo es porque al mundo le faltan estas dos cosas muy necesarias para vivir. El mundo necesita sal para dejar de ser soso; y necesita luz para que se acaben las tinieblas que impiden ver su realidad.
La sal, aparte de dar sabor a la comida, también conserva los alimentos, es decir, evita la putrefacción, la corrupción de los mismos. Esta característica de la sal es muy necesaria hoy día en muchos ambientes donde la corrupción de todo tipo se ha convertido en norma de vida. El cristiano, con su testimonio y la Palabra de Dios, debe dar el sabor de la honradez y la coherencia donde estas virtudes ya están ausentes.
La luz ilumina todas las zonas que están en tinieblas y al mismo tiempo da calor en el entorno donde brilla. Así ha de ser el cristiano donde quiera que esté: iluminar a los hombres que viven sin Dios, y dar calor a todo hombre necesitado, con gestos de caridad, como las que describe el profeta Isaías en la primera lectura; esto es, ser solidario con el hambriento, los pobres sin techo, los extranjeros, los presos, etc. Sólo si hacemos esto, si somos solidarios podemos ser testigos de la luz y ser sal en este mundo. Hoy queremos expresar esta solidaridad, acordándonos, con nuestra humilde fe y pequeños gestos, a los que sufren el hambre en el mundo. Manos Unidas nos dice hoy en el Manifiesto que Es necesario un compromiso solidario mundial para que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra.
Queridos hermanos, no olvidemos que el hombre de hoy cree más en los gestos de caridad que en las palabras, cree más en el testimonio de vida que en los ritos. No obstante, nosotros los cristianos sabemos que las palabras y los ritos son necesarios para anunciar a Cristo a los paganos y celebrar la fiesta de la hermandad con Él. Pero debemos ser sal y luz donde quiera que estemos. Amén.

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