CRISTO, VERDAD Y LUZ
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Isaías 58,7-10: El simbolismo de la luz. El profeta explica lo que significa ser luz para los demás. Somos luz para los demás no por lo que sabemos, tenemos o hablamos, sino por lo que hacemos. Isaías concreta las obras por las que nos convertimos en luz para los demás.
- 2ª Lectura: I Corintios 2,1-5: La fuerza de Dios. No es fácil para Pablo evangelizar a los habitantes de la sociedad pagana de Corinto. En su predicación no se apoyó en la sabiduría humana ni en las cualidades personales, sino en el poder del Espíritu. Anunció valientemente a Cristo crucificado.
- Evangelio: Mateo 5,13-16: La sal y la luz. Jesús prosigue su enseñanza y emplea dos comparaciones, tomadas de la vida, que facilitan la comprensión de sus oyentes. Escoge la sal y la luz.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Seguimos con el Sermón de la Montaña, que se
inició el domingo pasado, en el que Mateo recopila toda la enseñanza sobre lo
que Jesús quería que fuéramos sus discípulos. Hoy Jesús prosigue su enseñanza y
emplea dos comparaciones, tomadas de la vida real, que facilitan la comprensión
de sus oyentes. Escoge la sal y la luz, y compara a sus seguidores con ellas: “vosotros sois la sal de la tierra”.
“Vosotros sois la luz del mundo”.
Las
comparaciones o las metáforas que usaba Jesús cuando hablaba a la gente no eran
simples recursos literarios, sino que portaban un mensaje claro y contundente;
un mensaje que suscitaba una reacción en sus oyentes. El mensaje que Jesús
dirige hoy a todo cristiano es que “debe
ser testigo y profeta en su ambiente”. Esto es lo que significa ser sal y
luz del mundo. Si Jesús exhorta a ser sal y luz del mundo es porque al mundo le
faltan estas dos cosas muy necesarias para vivir. El mundo necesita sal para
dejar de ser soso; y necesita luz para que se acaben las tinieblas que impiden
ver su realidad.
La
sal, aparte de dar sabor a la comida, también conserva los alimentos, es decir,
evita la putrefacción, la corrupción de los mismos. Esta característica de la
sal es muy necesaria hoy día en muchos ambientes donde la corrupción de todo
tipo se ha convertido en norma de vida. El cristiano, con su testimonio y la Palabra
de Dios, debe dar el sabor de la honradez y la coherencia donde estas virtudes
ya están ausentes.
La
luz ilumina todas las zonas que están en tinieblas y al mismo tiempo da calor
en el entorno donde brilla. Así ha de ser el cristiano donde quiera que esté:
iluminar a los hombres que viven sin Dios, y dar calor a todo hombre
necesitado, con gestos de caridad, como las que describe el profeta Isaías en
la primera lectura; esto es, ser solidario con el hambriento, los pobres sin
techo, los extranjeros, los presos, etc. Sólo si hacemos esto, si somos
solidarios podemos ser testigos de la luz y ser sal en este mundo. Hoy queremos
expresar esta solidaridad, acordándonos, con nuestra humilde fe y pequeños
gestos, a los que sufren el hambre en el mundo. Manos Unidas nos dice hoy en el
Manifiesto que Es necesario un
compromiso solidario mundial para que todos puedan beneficiarse de los frutos
de la tierra.
Queridos hermanos, no olvidemos que el hombre de hoy cree más en los
gestos de caridad que en las palabras, cree más en el testimonio de vida que en
los ritos. No obstante, nosotros los cristianos sabemos que las palabras y los
ritos son necesarios para anunciar a Cristo a los paganos y celebrar la fiesta
de la hermandad con Él. Pero debemos ser sal y luz donde quiera que estemos.
Amén.
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