domingo, 2 de febrero de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A
LA PRESENTACION DEL SEÑOR
LA FIESTA DE LA LUZ
 
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Malaquías 3, 1-4: Entrada y ofrenda en el Templo. El profeta Malaquías, en el siglo V antes de Jesús, anuncia cómo Dios enviará un mensajero que entrará en el templo y presentará la ofrenda como es debido.
  • 2ª Lectura: Hebreos 2, 14-18: Jesús entra en el templo de la humanidad. Jesús es el verdadero sacerdote y mediador que expía los pecados del pueblo. La lectura subraya también su cercanía con nosotros: tenía que parecerse en todo a sus hermanos, tenía que ser de la misma carne y sangre que los demás hijos de Abraham.
  • Evangelio: Lucas 2, 22-40: Jesús esperado en el templo. Simeón y Ana esperan el consuelo de Israel. Son personas sencillas, pero creyentes y abiertas al Espíritu. Sus ojos han visto lo que han deseado ver tantos en la historia de Israel. Jesús entra en el templo para ser presentado según la Ley y es rescatado por la ofrenda, Es llamado luz de las naciones.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Hoy es la fiesta popular de la Candelaria; es la celebración de la purificación de María y la presentación de Jesús en el templo según la ley de Moisés, por la cual, todo varón primogénito era consagrado al Señor cuarenta días después de su nacimiento. Por eso, cada año celebramos la fiesta de la Presentación de Señor cuarenta días después de la Navidad.
La presentación de Jesús en el templo es un gesto de generosidad por parte de sus padres, al ofrecerlo al Señor para que se dedique a las cosas del Padre. Ese gesto se ha repetido y se sigue repitiendo cuando hombres y mujeres se consagran a Dios para toda la vida. Por eso, hoy también, la Iglesia celebra la Jornada de la Vida Consagrada.
La presentación de Jesús es asimismo un gesto de solidaridad y sencillez. Como en la escena del Bautismo, Jesús es presentado hoy, una vez más, al pueblo para estar cerca de los hombres, Según la segunda lectura: "tenía que parecerse en todo a sus hermanos, tenía que ser de la misma carne y sangre que los demás hijos de Abraham", Jesús se acerca a los hombres para expiar sus pecados, es decir, para salvarlos del mal y de los sufrimientos.
La presentación de Jesús en el templo es también la fiesta de la luz. Esto es lo que significan las palabras que pronunció el anciano Simeón al ver a Jesús: "mis ojos han visto a su Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel". Jesús es la Luz que alumbra todas las realidades oscuras que hay en nuestras vidas. Quien le siga no andará en tinieblas, sino que tiene la luz de la vida.
La luz es símbolo frecuente en las páginas de las Sagradas Escrituras para indicar la presencia de Dios. La primera manifestación de Dios consistió en la creación de la Luz, en el primer día de la Creación. Y, tal como afirma el prólogo del evangelio de San Juan que leemos siempre en Navidad, la Palabra, que era Dios, tenía en Él la Vida y la Vida era la Luz de los hombres. La Luz brilla en la oscuridad, pero ésta no ha podido apagarla. Existía el que es la Luz verdadera, aquella que al venir al mundo ilumina a todos. El Credo, al hablar del Hijo, recoge esta idea y proclama que es "Dios de Dios" y "Luz de Luz". Amén.

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