lunes, 8 de diciembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

II DOMINGO DE ADVIENTO
TRES VOCES

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Isaías 40, 1-5,9-11. Israel escucha la voz gozosa del profeta. El Deuteroisaias es el profeta encargado de transmitir el mensaje de Dios a su pueblo para que se prepare a los nuevos acontecimientos. Utiliza la poesía para suscitar ánimo e infundir esperanza en el corazón de los desterrados de Babilonia en el siglo VI a, C, Anuncia el final de una situación y la irrupción de un cambio. Termina el sufrimiento del exilio y comienza una nueva vida. Isaias es la voz de la esperanza.
  • Salmo: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos la salvación.
  • 2ª Lectura: II Pedro 3, 8-14. Pedro anuncia una tierra nueva. Entre los primeros cristianos se corrió la voz de que la vuelta del Señor era inminente. Pedro responde a su impaciencia y afirma que la promesa se cumplirá y recuerda la paciencia de Dios. Insiste en la necesidad de prepararse para la vuelta del Señor, que vendrá a instaurar un cielo nuevo y una tierra nueva.
  • Evangelio: Marcos 1, 1-8. Juan Bautista grita: "preparad los caminos al Señor". El Bautista, uno de los personajes más significativos del Adviento por su mensaje y por su forma de vestir. Juan es el mensajero del cumplimiento de las promesas, Cumple su misión, y anuncia la conversión y bautiza en las aguas del Jordán. Exhorta a sus oyentes a cambiar de vida porque el Mesías está cerca.


Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Aunque el Adviento también evoca la penitencia y la conversión para que el Señor nos encuentre bien dispuestos, pero es, ante todo, un tiempo de esperanza, aliento y consuelo que nos da Dios, nuestro "padre". Hoy, ante la petición que hemos dirigido al Señor con las palabras del Salmo 84: "muéstranos, Señor, tu misericordia y danos la salvación", escuchamos las respuesta divina en las lecturas que propone hoy la liturgia:
  • El II Isaias: "Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios".
  • La segunda carta de Pedro: "El Señor no tardará en cumplir su promesa".
  • El evangelio de Marcos de un modo directo: "Jesús es la Buena Noticia".

Es una respuesta que se eleva por encima del pesimismo y la frustración humana, como un canto de esperanza: El Dios que nos hace su visita no es el Dios del castigo, ni del temor, sino el Pastor que consuela a su pueblo. Ésta es hoy su respuesta de consuelo a nuestra necesidad de ser animados; y en esta respuesta consoladora sabemos que el Padre siempre nos remite a su Hijo, ya que él es la Buena Noticia; pero en el encuentro con Él siempre que hay algo que nos desconcierta: que el esperado siempre viene a nosotros de sorpresa; y aunque, como hoy, nos mande un precursor, Juan Bautista, un mensajero valiente, que nos invita a "preparar caminos" y reorientar nuestras vidas, nos encontramos en el desierto de la vida, donde no hay señales ni caminos que orienten nuestros pasos.
El mensaje del Adviento es así todos los años. Puede parecer igual, repetitivo, cansino, extraño y desconcertante. Pero es un mensaje que no deja de provocarnos; no deja de llamarnos a ser radicales y originales; es decir, a ir a nuestras raíces más auténticas. A buscar nuestros verdaderos orígenes. A descubrir en el desierto el valor de lo esencial para vivir. Este valor esencial de nuestra vida lo encontramos en la Palabra que Dios nos regala y que nos consuela en nuestro dolor, nos alienta en nuestra desesperanza, y se nos da como Buena Noticia. La Buena Noticia nos hace saber que Dios nos ama incondicionalmente. Como nos dice el Papa Francisco: "Todo ser humano es objeto de la ternura infinita del Señor, y Él mismo habita en vida. Jesucristo dio su preciosa sangre en la cruz por esa persona. Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega" (EG, 274).
Mis queridos hermanos y hermanas, como seguidores de Cristo, nuestra misión es también consolar y liberar. No debemos esperar sólo que nos consuelen y liberen; pero si hemos vivido esa experiencia alentadora, la debemos también extender a otros hermanos.
  • Estamos llamados a ser portadores de una palabra de consuelo para aquellos que, como los judíos de la primera lectura, ya han perdido la esperanza. ¿Quienes esperan hoy nuestro consuelo y acompañamiento?
  • Nuestra misión es suscitar una esperanza activa en "unos cielos nuevos y una tierra nueva" en quienes esta esperanza se encuentra mortecina, apagada. ¿Cómo empeñamos para suscitar esos cielos nuevos y esa tierra nueva?
  • Hemos de hacernos presentes en nuestra historia como buena noticia. No sólo nosotros en primera persona, sino que nuestra comunidad parroquial tiene que aparecer a los ojos de todos como una Buena Noticia para los mas pobres y desanimados.

Amén.

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