jueves, 15 de enero de 2015

CATEQUESIS DOMINICAL

DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR. Ciclo B
CANTO AL AGUA
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura. Isaías 42,1-4.6-7: Elección del “Siervo” y envío para la misión. En el primer Canto del siervo contemplamos la presentación por parte de Dios de este personaje misterioso y la misión encomendada y el oráculo que el mismo Dios dirige al elegido. El Señor ha elegido al profeta para “siervo” y le ha infundido su espíritu para que cumpla su misión sin gritar, sino con suavidad y mansedumbre. El “siervo” debe enseñar la voluntad de Dios e implantar la justicia y la paz en la tierra.
  • Salmo. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
  • 2ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 10,34-38: La misión del Ungido. La lectura recoge un fragmento del discurso misionero de Pedro a los gentiles, temerosos de Dios, en casa Cornelio. Pedro reflexiona sobre la universalidad de la salvación, pues Dios no hace distinciones. En el pasado, la palabra de Dios fue dirigida al pueblo hebreo, hoy a todo el mundo, Jesucristo, el ungido, tiene como misión ser portador de la paz a todos. Él pasó haciendo el bien y curando a los enfermos.
  • Evangelio: Marcos 1,7-11: Jesús es bautizado en el Jordán. Marcos inicia su evangelio con el bautismo de Jesús y las tentaciones. La intención es clara: la relación de Jesús con Dios-Padre es el fundamento de su vida y de su misión. El bautismo es presentado como la inauguración de la misión de Jesús. Él es el Hijo, el amado y el predilecto de Dios. Cumplirá siempre la voluntad del Padre. Desde entonces, los que se sumergen bajo las aguas son constituidos hijos de Dios.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Las palabras que evangelista san Marcos menciona al inicio de su evangelio que acabamos de proclamar: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”, nos introducen en el corazón de la fiesta de hoy del Bautismo del Señor, con la que se concluye el tiempo de Navidad. El ciclo de solemnidades navideñas nos permite meditar en el nacimiento de Jesús anunciado por los ángeles, envueltos en el esplendor luminoso de Dios.
El tiempo navideño nos habla de la estrella que guía a los Magos de Oriente hasta la casa de Belén, y nos invita a mirar al cielo que se abre sobre el Jordán, mientras resuena la voz de Dios. Son signos a través de los cuales el Señor no se cansa de repetirnos: “Sí, estoy aquí. Os conozco. Os amo. Hay un camino que desde mí va hasta vosotros. Hay un camino que desde vosotros sube hacia mí”.
El Creador, para poder dejarse ver y tocar, se hizo hombre, y apareció en el mundo en forma de niño tierno que sólo transmite amor y la cercanía. Con este gran gesto, Dios dejó de ser un Dios lejano e intratable. Y esto es que quiere significar la fiesta del Bautismo del Señor que hoy celebramos con alegría. El Bautismo de Jesús nos introduce en el misterio de Dios; establece una relación personal entre Él y nosotros, es decir, su Bautismo en el Jordán es el puente que Jesús ha construido entre Él y nosotros.
Queridos hermanos y hermanas, cada uno de nosotros, por el bautismo, quedamos “injertados” en Cristo Jesús. Escuchamos como Él las mismas palabras del Padre: “Tú eres mi hijo querido”. Y el viento amoroso de Dios nos envía al mundo para testimoniar con gestos, con palabras, con vida, que somos seguidores de Jesús, Ahora nuestra vida quiere configurarse según Jesús, queremos ser compasivos como Él, queremos ser personas de esperanza abrazando a la humanidad herida, levantando a los que se encuentran caídos, queremos ser felices según el espíritu de Jesús: el espíritu de las bienaventuranzas. En el fondo éste es el mensaje de toda la Navidad; el mensaje del que estamos intentando ser testigos en estos días y durante toda nuestra vida. Por eso hoy como bautizados, aquí y ahora, le damos gracias al Padre en esta celebración. Amén

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