lunes, 6 de abril de 2015

CATEQUESIS DOMINICAL

DOMINGO DE PASCUA
¡RESUCITÓ EL SEÑOR, ALELUYA!
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Hechos 10, 34a.37-43. Testigos de la resurrección. Pedro sintetiza en su discurso lo que la Iglesia cree. Además afirma su experiencia personal y la de los otros discípulos, pues han comido y bebido con el Resucitado. Ellos dan testimonio y lo anuncian al pueblo.
  • 2ª Lectura: Colosenses 3, 1-4. Cuando se buscan los bienes de arriba es Pascua. Pablo, prisionero en Roma, escribe a los colosenses sobre los frutos de la resurrección y de la llamada a participar en el misterio de Cristo. Establece la conexión entre el misterio pascual, el bautismo y nuestras actitudes. La Pascua de Cristo es el fundamento de nuestra fe y hace posible que nuestros ojos busquen los bienes de arriba.
  • Evangelio: Juan 20, 1-9. Cristo ha resucitado y el sepulcro está vacío. María Magdalena va al amanecer al sepulcro y encuentra el sepulcro vacío.Se alarma y alarma a los discípulos. Pedro y Juan corren al sepulcro; ven y creen.El evangelista advierte que hasta entonces no habían entendido la Escritura, es decir, que no habían comprendido el alcance del misterio de la resurrección.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Es una alegría para todos los cristianos, para todos nosotros poder escuchar este anuncio: ¡Cristo ha resucitado! Quisiera que este anuncio se proclamara en todas las casas, en todas las familias, especialmente allí donde hay más sufrimiento: hospitales, cárceles, países en guerra y donde el terrorismo hostiga a las personas.
Quisiera que este anuncio llegara sobre todo al corazón de cada uno de vosotros, porque es allí donde Dios quiere sembrar esta Buena Noticia: Jesús ha resucitado, hay esperanza para todos, ya no estamos bajo el dominio del pecado, del mal. Ha vencido el amor, ha triunfado la misericordia. La misericordia de Dios siempre vence.
También nosotros, como las mujeres de Jesús que fueron al sepulcro y lo encontraron vacío, podemos preguntarnos que sentido tiene este evento. ¿qué significa que Jesús ha resucitado? Significa que el amor de Dios es mas fuerte que el mal y la muerte misma, significa que el amor de Dios puede transformar nuestras vidas y hacer florecer esas zonas de desierto que hay en nuestro corazón. Y esto lo puede hacer el amor de Dios.
Este mismo amor por el que el Hijo de Dios se ha hecho hombre, y ha ido hasta el final por la senda de la humildad y de la entrega de sí, hasta descender a los infiernos, al abismo de la separación de Dios, este mismo amor misericordioso ha inundado de luz el cuerpo muerto de Jesús, y lo ha transfigurado, lo ha hecho pasar a la vida eterna. Jesús no ha vuelto a su vida anterior, a la vida terrenal, sino que ha entrado en la vida gloriosa de Dios y ha entrado en ella con nuestra humanidad, nos ha abierto a un futuro de esperanza.
La Pascua es también el éxodo, el paso del hombre de la esclavitud del pecado, del mal, a la libertad del amor y la bondad. Porque Dios es vida, sólo vida, y su gloria somos nosotros, como decía san Ireneo.
Queridos hermanos y hermanas, Cristo murió y resucitó una vez para siempre y por todos, pero el poder de la resurrección, este paso de la esclavitud del mal a la libertad del bien, debe ponerse en práctica en todos los tiempos, en los momentos concretos de nuestra vida, en nuestra vida cotidiana.
Hoy os invito a acoger la gracia de la Resurrección de Cristo. Dejémonos renovar por la misericordia de Dios, dejémonos amar por Jesús, dejemos que la fuerza de su amor transforme también nuestras vidas, y hagámonos instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales Dios pueda regar la tierra, custodiar la creación y hacer florecer la justicia y la paz.
Queridos hermanos y hermanas, para terminar, os dirijo la invitación del Salmo: "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia, / Diga la casa de Israel: Eterna es su misericordia". Pidamos a Jesús resucitado, que transforme la muerte en vida, que cambie el odio en amor, la venganza en perdón, la guerra en paz. Amén.

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