Hola a tod@s: Recibid un saludo cordial y cariñoso a cuantos a través de este blog de la Parroquia "Santiago el Mayor" de Arroyomolinos de León, accedeis a esta página. La Parroquia quiere avanzar y crecer en ser comunidad cristiana que anuncia, forma, celebra y testimonia la fe. Siéntete invitado y llamado a asumir y compartir la misión evangelizadora de la que somos corresponsables. En nombre del Consejo Parroquial, de nuevo, un cordial saludo.
lunes, 15 de agosto de 2011
LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
SOLEMNIDAD DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS,
Patrona de Arroyomolinos de León.
Ideas principales de las lecturas de hoy:
PRIMERA LECTURA: Apocalipsis 11,9ª;12,1.3-6ª.10b: La liturgia de hoy presenta el misterio de María, la mujer vestida de sol y llena de luz, según la figura simbólica de la mujer de la Apocalipsis. María asunta al cielo ha sido asociada a la victoria de Cristo.
SEGUNDA LECTURA: I Corintios 15,20-27a: Pablo transmite a los cristianos de Corinto su convicción de que nuestra resurrección es lógica consecuencia de la de Cristo. Pablo no nombra a la Virgen María como partícipe de esa resurrección a la vida, pero la fiesta de hoy nos presenta a María como la primera que participa del triunfo de Cristo.
EVANGELIO: Lucas 1,39-56: Lucas pone en boca de la Virgen María un himno que sintetiza las maravillas que el Señor ha realizado. Es el canto pascual que agradece a Dios que sabe enaltecer a los humildes. El “Magníficat” es la respuesta agradecida de todo creyente.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
La celebración de la principal fiesta de nuestro pueblo: La Virgen de los Remedios, nos sume a todos en una alegría desbordante. Una alegría que se nota en lo limpio que está nuestro pueblo y en la indumentaria que lleva mucha gente hoy, propia de los días festivos.
Si echamos la cuenta atrás, recordaríamos que esta fiesta empezamos a prepararla a nivel de la fe desde el día 6 de agosto (cuando iniciábamos la Novena en honor de nuestra Madre) hasta ayer día 14 de agosto. Durante este tiempo, tendimos nuestras débiles manos a Nuestra querida Madre y la pusimos como intermediaria e intercesora para que alcanzara a Dios Padre nuestra humilde plegaria.
Así, desde el primer día hasta el último, habíamos ido pidiendo un día tras otro, por el cese de la violencia a fin de que hubiera paz en todos los órdenes de nuestra vida; pedimos también por las vocaciones sacerdotales a fin de que no faltara al pueblo de Dios hombres dispuestos a entregarse por el bien espiritual de sus hermanos; por la salud de los enfermos, por la unidad de nuestras familias amenazadas muchas veces por las divisiones y separaciones matrimoniales; por los jóvenes para que encontrasen en los mayores, mejores guías que les hicieran descubrir lo mejor de ellos mismos; y el día más emocionante, aunque ruidoso fue el de los niños y las niñas.
Estos angelitos, muchas veces, nos dan, sin saberlo ellos mismos, sencillas lecciones magistrales sobre el amor de una madre hacia su hijo. En una ocasión pregunté a los niños cómo sabían que sus madres les amaban. Y desde la espontaneidad que les caracteriza a ellos y a ellas me dijeron se sentían amados y amadas por sus madres cuando éstas les DABAN “la comida”, “el cariño”, “los besos”; les LLEVABAN “al colegio”, “al parque”, “de paseo”; les COMPRABAN “los juguetes”, “los patines”, “los play”; hasta, con mucha gracia, hubo uno que comentó que sabía que su madre le amaba “PORQUE LE HACÍA COSQUILLAS EN LA BARRIGA”. Todos nos reímos de sus ocurrencias, pero tampoco nos dábamos la cuenta de que esos niños y niñas nos estaban dando grandes lecciones sobre el amor materno.
Cuando celebramos la Fiesta de la Virgen de los Remedios, a quien vamos a gritar al terminar esta celebración: ¡Viva Nuestra Patrona! ¡Viva la Madre de Dios! ¡Viva Nuestra Madre! Sí, nuestra madre. Pero, ¿qué es una madre para un ser humano? ¿Qué valor o importancia tiene una madre para un hijo? ¿Cómo tratamos a nuestras madres?
Mirad, queridos hermanos y hermanas, quiero compartir con vosotros una reflexión hecha por un señor de estos contornos; en ella echa en falta a su madre a la que perdió a penas cuando tenía cinco años.
Nos cuenta nuestro autor que “ser huérfano desde los cinco año es como quedarse a oscuras en la vida; como precipitarse por un abismo sin apoyo donde asirte. Nunca vas a ser una persona normalmente formada porque siempre adolecerás el más compacto armazón del acero del apoyo materno en el edificio de tu personalidad; de la cruel minusvalía de la falta del calor y del cariño de una madre. Pero así como los invidentes desarrollan notablemente los sentidos del tacto y del oído; los que se ven obligados a llevar muletas desarrollan unos potentes brazos para poder apoyarse adecuadamente en ellos; y cómo los sordos aprenden a leer los labios y los gestos de sus interlocutores; los que tuvimos la desgracia de perder a nuestras madres siendo muy niños estamos extraordinariamente capacitados para valorar esa insustituible figura, precisamente por haber carecido de ella. Y así se desarrolló mi infancia en Cala. (…) … Porque yo era como un minusválido de los sentimientos por carecer del amor más puro y grandioso del universo. Del amor de madre. [De las madres de mis amigos] Recibí caricias, besos y palabras de aliento. Y aquellas caricias dejaban en mi corazón una huella indeleble de gratitud. Una maravillosa marca que aún no se ha borrado y nunca se borrará. Porque las madres de mis amigos de Cala fueron mis madres también. Y nunca lo olvidaré”
Estas palabras, en lugar de llenarnos de tristeza, porque hoy no estamos para ponernos tristes, nos deben animar a tener sentimientos “madre” para con todos los que nos tienden una mano en gesto de petición en estos momentos difíciles; nos deben ayudar a valorar a nuestras madres y a todas las madres el mundo; y cómo no, nos deberían impulsar a rellenar nuestro vacío sentimental y espiritual dejándonos amar intensamente por nuestra Madre, la Virgen de de los Remedios.
Ella
- Os mira como la mejor de todas las madres, con cariño incomparable, inmenso…
- Atiende a todo lo que os afecta cuando acudís a ella movidos por fervor.
- Sabe de vuestras flaquezas y de vuestros afanes nobles.
- Llora cuando estáis tristes.
- Se alegra cuando os ve contentos.
- Presenta a su Hijo, Jesús, todo lo bueno de vuestras obras.
- Le habla a Dios padre de esas obras y os alcanza gracias abundantísimas.
Éstas son las atenciones que nos brinda esta Buena Madre.
Hoy sólo le decimos como todos los años que nos acompañe todos los días de nuestra vida. Amén.
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