XXIV DOMINGO. TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B
“SIN
LA ACEPTACIÓN DE LA CRUZ NO HAY SALVACIÓN”
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Isaías 50, 5-10a: El profeta Isaías describe al hombre entregado al servicio de Dios. No se echa atrás ante la dificultad, acepta voluntariamente las consecuencias dolorosas de su misión y confía siempre en Dios.
- 2ª Lectura: Santiago 2, 14-18: Santiago recuerda que la fe del cristiano se manifiesta ante todo en las obras, y en especial, en el servicio de los hermanos más desheredados.
- Evangelio: Marcos 8, 27-35: Pedro confiesa que Jesús es el Mesías. A continuación es increpado por su Maestro porque piensa como los hombres. Jesús es el Siervo del Señor y tiene que padecer sin más consuelo que su confianza en Dios, como lo anunció Isaías.
Queridos
hermanos y hermanas en Cristo: La persona de Jesús sigue siendo, como ayer,
enigmática; muchos no acaban de acertar completamente. Unos le tienen por
profeta. Los más cercanos a él piensan que es el Mesías. Cuando Jesús comprueba
que así lo ve la opinión pública, considera que ha llegado el momento de
empezar a “instruir” a los discípulos sobre el final que se le avecina, es
decir explicarles la muerte que le espera y la significación teológica de su
muerte para la salvación de los humanos.
Jesús
les revela que le espera: “padecer mucho”, “ser condenado” y “morir ejecutado”.
Pero no sólo eso. Para el “Profeta” y el “Mesías” de Dios, lo más duro tuvo que
ser que el sufrimiento, la condena y la ejecución vendrían de parte de las
máximas autoridades de la religión. Lo que, en sana lógica, planteaba, para
aquellos hombres, una pregunta sin respuesta: o Jesús era un falso profeta y un
falso mesías; o la falsedad y la mentira estaba en la religión que iba a matar
a Jesús. Por eso Pedro no aguantó y se atrevió a “increpar” a Jesús.
A la vista de tal resistencia “satánica”, (Mc 8, 33), Jesús le dice: a
los discípulos y a la gente (nosotros) que su muerte va a ser la de un
crucificado, De forma que el que quiera “salvarse” tiene que “cargar con su
cruz”, la cruz de Jesús. ¿Significa esto que Dios nos salva por medio del
sufrimiento? No. Dios no quiere que sus hijos sufran. Lo que Dios quiere es que
sigamos a Jesús, que hagamos lo que hizo Jesús: aliviar el sufrimiento de
pobres y enfermos aunque para eso tuviera que enfrentarse con los que generan
el dolor de sus hermanos desde sus poderes fácticos… Eso le costó la vida a
Jesús. Y ése es el camino de la salvación. Dios
no quiere más sufrimiento que el que nos viene por causa de nuestra lucha
contra el sufrimiento. En eso consistió la cruz de Jesús. Y en eso tiene
que consistir la nuestra. Amén.
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