XXII DOMINGO. TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B
LEYES Y TRADICIONES
Ideas principales de las lecturas de este domingo
1ª Lectura: Deuteronomio 4,
1-2. 6-8: Moisés transmite al pueblo la Ley de Dios. La ley contiene sabios
preceptos para la vida. Los mandamientos del Señor son signo de su cercanía a
su pueblo y son también signo de fidelidad de Israel a su Dios Yahvé.
2ª Lectura: Santiago 1,
17-18. 21b-22. 27: El apóstol Santiago exhorta a aceptar la palabra de
Dios. La Palabra, plantada en el corazón del creyente, debe fructificar en la
vida cristiana y florecer en caridad y en inocencia.
Evangelio: Marcos 7, 1-8ª. 14-15. 21-23: Jesús se
enfrenta ante la tremenda paradoja: se abandona el mandamiento de Dios para
aferrarse a las tradiciones humanas. Insiste en la pureza de corazón que
ilumina con su luz los actos del hombre.
Queridos hermanos y hermanas en
Cristo: Al volver de vacaciones es un momento oportuno para reflexionar sobre
nuestra identidad cristiana, sobre nuestras costumbres. Podemos tener la
sensación de andar desorientados sobre lo que constituye lo esencial de nuestra
fe cristiana. Debemos reflexionar sobre lo que debemos creer firmemente, sobre
lo que debemos realizar como cristianos y sobre lo que debemos celebrar. La
vuelta a las prácticas ancestrales trasnochadas y la emergencia de las nuevas
formas religiosas hasta ahora desconocidas, introducen el desasosiego y el
desconcierto. Algunos (cristianos) se dejan arrastrar y rompen con su pasado
cristiano; otros se aferran a lo de siempre, a las normas bien definidas, quizá
sin ser bien comprendidas. Los fariseos irritados por el comportamiento
novedoso de los discípulos de Jesús experimentan que se tambalean sus esquemas.
Ante esta situación muchos preguntan en silencio o a voz en cuello: ¿Cuál es la
religión verdadera a los ojos de Dios? Y urge esta otra pregunta: ¿Qué podemos
hacer para descubrir esa verdadera religión? Veamos cómo la han descubierto
otros a lo largo de la Historia de la salvación.
Escuchar la palabra, da
sabiduría. Por aquí podemos empezar. ¿Tenemos sabiduría, conocemos los sólidos
fundamentos de nuestra fe cristiana? Yo creo que no. Aunque la fe no sea cosa
intelectual, pero requiere la razón; con lo cual, la gente debería esforzarse
en investigar sobre su fe, al menos los que saben leer. Desgraciadamente, mucha gente no lee. Salen de la escuela o de sus estudios y listo. Si es que
algunos leen, quizá cogerían una revista de moda o un catálogo de coches de
lujo y algo más… ¿Quién lee un libro al trimestre? ¿Quién aprovecha una ocasión
para regalar un libro bueno a un amigo/a? ¿Quién coge una Biblia un rato todos
los días? ¿Quién asiste (con ganas de aprender) a una reunión formativa de su
parroquia? Sin embargo, todos buscan la verdad y quieren salvarse. Lo curioso
es que buscan esa verdad y salvación en medio de la confusión. Desgraciadamente
no podemos decir como la primera lectura: “cierto que este pueblo es un pueblo
sabio e inteligente”.
La religión, según Santiago. La religión
pura e intachable a los ojos de Dios pasa por el prójimo más marginado y por
mantenerse fiel a Dios. ¿Y las devociones, los cultos, los rezos, los ritos,
los santos, imágenes, las procesiones? Son medios que usamos al servicio de un
solo fin: Dios y prójimo. Tus rezos, tus procesiones, tus devociones, todo eso
que haces ¿te acerca a ese fin? Tú lo verás. Aquí no podemos decir aquello de
“sálvese quien pueda” sino “sálvese quien quiera”. Sólo el culto que lleva al
hermano agrada a Dios. Nuestra religión es encarnación y trinitaria, comunidad
de vida.
La opinión de Jesús sobre el tema. Jesús era profundamente religioso. Siempre unido al Padre y “pasó haciendo el bien”, según confiesa Pedro. Y, sin embargo, pone hoy de hipócritas a los fariseos, que eran “excesivamente” religiosos y cumplían la ley hasta pasarse, pero no pasaron haciendo el bien, sino presumiendo de buenos. Les
importaba más la ley que el hermano. Con qué pena cita hoy Jesús a Isaías:
“este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Su
culto está vacío”. Nunca juzgamos a las personas: ese juicio es de Dios. Pero
sí proclamamos una palabra de denuncia: una parroquia que no sea caritativa y
misionera, no vale; una asociación religiosa que no destine buena parte de su
presupuesto a obras de caridad, se mueve en la mentira; una casa cerrada al
vecino y al pobre que pasa, aunque esté llena de santos alumbrados por la
noche, no es una casa cristiana; una persona de mucha risa y mucho ir a la
iglesia, pero que fastidia brutal o finamente a los demás, no vale. En
definitiva, Jesús, en el evangelio de este domingo, expone el programa de una
ecología del corazón y de las actitudes. La tarea consiste en resanar el
corazón humano y amar la ecología interior que es siempre bella, buena y
comunicativa. La fe es vida y se debe convertir en vida, no importa ni el lugar
ni el momento. Amén.
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