XXV DOMINGO. TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B
“LA AUTORIDAD ES SERVICIO”
Ideas principales de las lecturas de
este domingo:
- 1ª Lectura: Sabiduría 2, 12. 17-20: La lectura trata de una confrontación entre dos formas de orientarse ante la vida. El justo cuando es perseguido confía en Dios. Su conducta resulta incómoda para quien obra mal.
- 2ª Lectura: Santiago 3, 16. 4, 3: Santiago establece una comparación entre la sabiduría que viene del cielo y la sabiduría de los hombres que origina los conflictos y divisiones.
- Evangelio: Marcos 9, 29-36: Jesús instruye a los suyos sobre su pasión, muerte y resurrección, y ellos están preocupados por los lugares que deben ocupar en el futuro reino.
Queridos hermanos y hermanas en
Cristo: En la catequesis del Domingo pasado, Jesús se presentaba como un Mesías
que iba a padecer, ser ejecutado y muerto. Pero Pedro no lo entendía; por eso,
Jesús lo invitaba a pensar como Dios y no como los hombres. Esa misma idea
subyace en el fondo del tema de este domingo. Sigue habiendo contraste de
pareceres entre Jesús y los apóstoles sobre este tema. El contraste es fuerte,
hasta el extremo de que cuando Jesús les está hablando del fin trágico que le
espera, ellos no entienden nada, no se enteran de una cosa tan clara y, además,
no quieren entender. Porque les da miedo preguntarle. Los apóstoles le tienen
miedo al acontecimiento central del Evangelio: EL SERVICIO.
Porque aquí los apóstoles quedan
fatal: no se enteran, tienen miedo, son cobardes y, para colmo, precisamente
cuando Jesús les está diciendo que su vida va a terminar como terminan los últimos
de este mundo (juzgados, condenados y ejecutados como malditos), los apóstoles
se ponen a discutir con pretensiones de ser los
primeros. Aquellos hombres pensaban al revés de cómo pensaba Jesús. Y
aspiraban justamente a lo contrario de
lo que ellos estaban viendo y viviendo que era el camino que llevaba Jesús. Era
evidente que Jesús se puso con los últimos de este mundo y los defendió provocativamente.
Por eso acabó como acabó. Los apóstoles, sin embargo, lo que discuten es quién
es el primero, el más importante.
ESTO DA QUE PENSAR. Cuando se escribió este evangelio, los
apóstoles eran conocidos en las comunidades de la Iglesia. Como muchos de
nosotros que somos demasiado conocidos, o a veces exigimos que nos conozcan en
las comunidades donde ejercemos… Los Doce eran famosos: eran los testigos
oficiales de la resurrección de Cristo (1 Cor 15, 5), representaban las doce
tribus del “nuevo Israel” (Mt 19, 28; Lc 22, 30; Hch 26, 7; Ap 21, 12), se
sabía su forma de vida y de trabajo (1 Cor 9, 4-5). Y lo sorprendente es que, a
estos hombres a los que tanto debía la Iglesia naciente, los evangelios no
tuvieron la menor dificultad en contar todas sus ignorancias, cobardías,
miedos, limitaciones, debilidades, contradicciones y ambiciones. El Evangelio
nos dice así que lo mejor para la Iglesia no es la (aparente) buena imagen de sus dirigentes, sino la verdad y la trasparencia de lo que cada
cual vive en el seguimiento de Jesús. Para conseguir esto, Jesús propone hoy a
todo a aquel que le quiere seguir lo siguiente:
Frente a la soberbia de los primeros
puestos, la HUMILDAD del último.
Frente a la ambición de dominar, SERVIR.
Frente a la tentación del orgullo, de
aparentar, la SENCILLEZ de un niño.
Frente a los piques, las contiendas, las
luchas intestinas y las críticas, Jesús INVITA a conquistar la PAZ y sembrarla
en nuestro corazón y nuestro entorno. AMÉN.
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