domingo, 30 de diciembre de 2012

CATEQUESIS DOMINICAL

NAVIDAD 2012: DIOS CON NOSOTROS

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Cuando encendemos el televisor, la radio o leemos la prensa, todo son malas noticias: despidos, desahucios, aumento de paro, la crisis económica, violencia, falta de trabajo... y la esperanza parece inalcanzable porque parece que no hay noticia ni buena ni agradable para el hombre de hoy, a pesar del dolor. En medio de este miedo, de repente y cuando menos lo esperábamos, aparece la voz del Ángel de Dios que nos dice:”No tengáis miedo, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador; el Señor, el Mesías". (Lc. 2, 10-11).
Esta gran noticia se produjo hace veintiún siglos. La proclamaron los ángeles y la acabamos de oír en el evangelio. La noticia se produjo en Belén (”La mas pequeña de las ciudades de Judá”) y los primeros en enterarse fueron "unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño". Eran personas normales y sencillas; ellas fueron los agraciados por Dios para presenciar el nacimiento de su Hijo.
Queridos hermanos y hermanas, la Navidad no se agota solo en la alegría, en el gozo, en las felicitaciones. Por supuesto que todo esto es bueno y saludable. En Navidad no sólo celebramos el nacimiento de Jesús en Belén. Lo que estamos celebrando los cristianos es el acontecimiento de la ENCARNACION DE LA PALABRA EN EL MUNDO. "La Palabra de Dios se hizo carne, y habito entre nosotros". Celebramos, en consecuencia, la presencia de Dios en la tierra. Dios está con el hombre. Y esa es la gran noticia. No sólo que Dios vino al mundo, sino que está entre nosotros. El cristianismo más que una religión es un acontecimiento: Dios se hizo hombre.
Dios está con nosotros: No le bastaron a Dios los ratos de charla con Adán en el paraíso, ni la zarza ardiendo de Moisés, ni la palabra de los profetas. Quiso venir Él en persona. No pudo acercarse más que haciéndose pan y vino para que en la Eucaristía le comamos y le bebamos. Cada altar es un Belén y cada Misa es Navidad. Lo malo es que la mayoría de los hombres después de veintiún siglos no estamos convencido de esta noticia. La injusticia, la violencia, la insolidaridad, la desigualdad campan a sus anchas entre nosotros.
Y nosotros debemos estar con Dios: Vamos a situarnos en la Palabra que hemos oído. Mucha gente se entero del acontecimiento: Herodes y sus secuaces, los sabios y entendidos escribas, los magos, los pastores. Y se forman -como siempre- dos grupos: unos que van al portal a dejarse sorprender por un Dios siempre sorprendente. Era gente, pobre y rica, pero de corazón sencillo. Otros, los de corazón poderoso y engreído, no quieren ver ni acudir: "Id vosotros y ya me contaréis Io que hay de ese niño". El mundo sigue dividiéndose en dos grandes grupos: el de los que salen de casa a buscar a Dios y el de los que no salen de casa. Hay que apuntarse a los primeros. 
Para terminar, Navidad significa Dios con nosotros. Quiere decir esto que Dios se hizo hombre para compartir con el hombre la suerte de cada día. Cuando nos solidarizamos con el necesitado estamos poniendo un poco de amor en la vida y haciendo presente la Navidad porque Dios es amor. Tenemos que recuperar el sentido cristiano de la Navidad. AMEN.

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