jueves, 15 de agosto de 2013

CATEQUESIS DOMINICAL

SOLEMNIDAD DE “LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA”
MARÍA, ELEVADA EN CUERPO Y ALMA ALCIELO
NTRA. SRA. DE LOS REMEDIOS
Arroyomolinos de León, 2013
Ideas principales de las lecturas:
-          1ª Lectura: Apocalipsis 11,9ª; 12, 1. 3-6ª 10b: La mujer vestida del sol y perseguida. La mujer descrita en el Apocalipsis condensa un simbolismo polivalente: Eva, Israel, María y la Iglesia. María, la mujer vestida del sol y llena de luz, es glorificada en el cielo.
-          2ª Lectura: I Corintios 15,20-26: El triunfo del Cristo. Pablo considera la resurrección de Cristo como la victoria decisiva sobre la muerte. Cristo, sin embargo, no es un triunfador solitario, es la “primicia de los que han muerto”. La Madre de Jesús, por singular privilegio, concluida su existencia terrena, obtuvo la victoria plena sobre la muerte, fruto de la resurrección de su Hijo.
-          Evangelio: Lucas 1,39-56: María proclama la grandeza del Señor. El evangelio de Lucas pone en boca de la Virgen María el himno que sintetiza las maravillas que Dios ha realizado. El “Magnificat” es la respuesta agradecida de María y es el canto de toda la Iglesia.

Queridos hermanos y hermanas de la Junta del Gobierno de la Hermandad de la Virgen de los Remedios,
Querido Hermano Mayor,
Estimadas Autoridades de la Corporación Local,
Hermanos y hermanas en Cristo:

Hoy la Iglesia universal celebra la fiesta de la ASUNCIÓN de la Santísima Virgen María en cuerpo y alma a los cielos. Pero nosotros, aquí, celebramos la SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS, Madre y Patrona de Arroyomolinos de León. Motivo por el cual, hoy todos estamos  alegres. La Ermita está llena de los que vivimos habitualmente aquí y de los habéis venido de fuera. Sed todos bienvenidos a esta gran fiesta.
Mis queridos hermanos, con la celebración de esta mañana, llegamos al momento culminante de lo que hemos celebrado estos días en la novena en honor a Nuestra Madre. Han sido días de celebraciones emotivas llenas de fervor y de gozo, en los que este pueblo ha presentado a su Madre sus mejores deseos, haciendo de ella la fiel intermediaria entre su Hijo Jesús y nosotros, sus pobres hijos.
Llegado este día muy esperado, la Iglesia nos ofrece hoy el cántico del Magnificat que acabamos de escuchar en el Evangelio de san Lucas. ‘Es un canto que revela con acierto la espiritualidad de los fieles que se reconocían “pobres” no sólo por su alejamiento de cualquier tipo de idolatría de la riqueza y del poder, sino también de la profunda humildad de su corazón, rechazando la tentación del orgullo, abierto a la irrupción de la gracia divina salvadora. El primer momento del cántico mariano es una especie de voz solista que se eleva hacia el cielo para llegar hasta el Señor. Escuchamos precisamente la voz de la Virgen que habla así de su Salvador, que ha hecho obras grandes en su alma y en su cuerpo. En efecto, conviene notar que el cántico está compuesto en primera persona: “Mi alma… Mi espíritu… Mi Salvador… Me felicitarán… Ha hecho obras grandes por mí…” Así pues, el alma de la oración es la celebración de la gracia divina, que ha irrumpido en el corazón y en la existencia de María, convirtiéndola en la Madre del Señor’.
La estructura íntima de su canto orante es, por consiguiente, la alabanza, la acción de gracias, la alegría, fruto de la gratuidad. Pero este testimonio personal no es solitario e intimista, puramente individualista, porque la Virgen Madre es consciente de que tiene una misión que desempeñar a favor de la humanidad y de que su historia personal se inserta en la historia de la salvación. Así puede decir: “Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. Con esta alabanza al Señor, la Virgen se hace portavoz de todas las criaturas redimidas que en su hágase en mí según tu palabra, encuentran la misericordia de Dios’. [Cfr. Enseñanzas de Benedicto XVI (2/2006) Diccionario completo de temas y nombres, Edibesa, Madrid, 2007, 523-526].
Queridos hermanos, el ejemplo de María nos cuestiona a nosotros los creyentes; nos invita a revisar nuestros planteamientos egoístas e individualistas, y los principios que rigen hoy nuestras vidas y, sobre todo, a llenar nuestras vidas de la gracia de Dios. María nos invita a decir SÍ al Señor como hizo ella misma. Su SÍ no sólo le convirtió en una simple madre, sino que le convirtió en una mujer generosa y disponible al cumplimiento de los planes de Dios al ofrecer su seno para que de él naciera el Salvador de todos. Su SÍ le liberó también de sus muchos miedos. Y al sentirse segura porque ya poseía a Dios en su vida, no tenía nada más que temer, por eso alaba hoy a Dios con el cántico del Magnificat. Como ella, nosotros debemos enfrentarnos con fe a los miedos que nos rodean hoy en nuestro mundo actual. Hoy todos tenemos el miedo a la crisis económica, miedo a la miseria, miedo a la pobreza, miedo a perder el puesto de trabajo, miedo a que nos roben, miedo a las enfermedades y a los sufrimientos, miedo a la soledad y a la muerte. De ahí el potente sistema de seguros de vida y de riesgos que el mercado nos ofrece hoy a costa de nuestros miedos y la obsesión por nuestra seguridad; de ahí también la existencia de las cámaras de vigilancia en las carreteras, edificios oficiales y en las calles; los alarmas de socorro instaladas en las viviendas, oficinas y negocios. Pero todo esto porque pagamos. Sin embargo, sabemos también que en el momento del sufrimiento profundo, en el momento de la última soledad, que es la muerte, ningún seguro podrá protegernos. El único seguro válido en esos momentos es el que nos viene de nuestro Padre Dios y de nuestra Madre, la Virgen de los Remedios.
Hoy nos dice a cada uno de nosotros los creyentes en su Hijo: “no temas, yo estoy contigo”. Estas simples palabras son nuestra seguridad y confianza, sabiendo que podemos caer, pero al final caemos en las manos de Dios y de nuestra Madre, y las manos de nuestra Madre son buenas.
Queridos hermanos,quiero terminar, agradeciendo, en primer lugar, al Señor y a nuestra Madre por permitirnos celebrar un año más esta fiesta con nuestros familiares, amigos, vecinos y conocidos, sin olvidar, por ello, a aquellos hermanos y hermanas que otros años la celebraban con nosotros. Les tenemos presentes hoy también en nuestra celebración. Quiero agradecer a la Junta de Gobierno y a toda la Hermandad por vuestro esfuerzo y la organización; al equipo de la liturgia de la parroquia, al Ayuntamiento y a todas las personas que habéis trabajado desde la sombra para que esto salga bien. Y ha salido bien.  Quiero agradecer también de corazón a todas las madres de Arroyomolinos de León junto con vuestros esposos y parejas por vuestro inmenso testimonio de dar vida a otros seres, vuestros hijos, y os invito a que vuestra maternidad sea integral: sed también madres espirituales, madres en la transmisión de la fe y de valores auténticamente humanos. Y por último, no por ello, menos importante, sino todo lo contrario, quiero agradecer y felicitar al Grupo Semilla por su buen hacer, y porque hoy celebra el 30 aniversario de su fundación. Son 30 años cantando a Nuestra Señora de los Remedios, nuestra Patrona. Enhorabuena y felicidades. Y a todos los aquí presentes, os invito a felicitaros mutuamente en día grande de Arroyomolinos de León. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario