SOLEMNIDAD DE “LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN
MARÍA”
MARÍA,
ELEVADA EN CUERPO Y ALMA ALCIELO
NTRA. SRA. DE LOS REMEDIOS
Arroyomolinos de León, 2013
Ideas principales de las lecturas:
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1ª Lectura: Apocalipsis 11,9ª; 12, 1. 3-6ª 10b: La mujer vestida del sol y perseguida. La
mujer descrita en el Apocalipsis condensa un simbolismo polivalente: Eva,
Israel, María y la Iglesia. María, la mujer vestida del sol y llena de luz, es
glorificada en el cielo.
-
2ª Lectura: I Corintios 15,20-26: El triunfo del Cristo. Pablo considera
la resurrección de Cristo como la victoria decisiva sobre la muerte. Cristo,
sin embargo, no es un triunfador solitario, es la “primicia de los que han
muerto”. La Madre de Jesús, por singular privilegio, concluida su existencia
terrena, obtuvo la victoria plena sobre la muerte, fruto de la resurrección de
su Hijo.
-
Evangelio: Lucas 1,39-56: María
proclama la grandeza del Señor. El evangelio de Lucas pone en boca de la
Virgen María el himno que sintetiza las maravillas que Dios ha realizado. El “Magnificat” es la respuesta agradecida
de María y es el canto de toda la Iglesia.
Queridos
hermanos y hermanas de la Junta del Gobierno de la Hermandad de la Virgen de
los Remedios,
Querido
Hermano Mayor,
Estimadas
Autoridades de la Corporación Local,
Hermanos
y hermanas en Cristo:
Hoy la Iglesia universal celebra
la fiesta de la ASUNCIÓN de la Santísima Virgen María en cuerpo y alma a los
cielos. Pero nosotros, aquí, celebramos la SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LOS
REMEDIOS, Madre y Patrona de Arroyomolinos de León. Motivo por el cual, hoy
todos estamos alegres. La Ermita está
llena de los que vivimos habitualmente aquí y de los habéis venido de fuera.
Sed todos bienvenidos a esta gran fiesta.
Mis queridos hermanos, con la
celebración de esta mañana, llegamos al momento culminante de lo que hemos
celebrado estos días en la novena en honor a Nuestra Madre. Han sido días de celebraciones
emotivas llenas de fervor y de gozo, en los que este pueblo ha presentado a su
Madre sus mejores deseos, haciendo de ella la fiel intermediaria entre su Hijo
Jesús y nosotros, sus pobres hijos.
Llegado este día muy esperado,
la Iglesia nos ofrece hoy el cántico del Magnificat
que acabamos de escuchar en el Evangelio de san Lucas. ‘Es un canto que revela
con acierto la espiritualidad de los fieles que se reconocían “pobres” no sólo
por su alejamiento de cualquier tipo de idolatría de la riqueza y del poder,
sino también de la profunda humildad de su corazón, rechazando la tentación del
orgullo, abierto a la irrupción de la gracia divina salvadora. El primer
momento del cántico mariano es una especie de voz solista que se eleva hacia el
cielo para llegar hasta el Señor. Escuchamos precisamente la voz de la Virgen
que habla así de su Salvador, que ha hecho obras grandes en su alma y en su
cuerpo. En efecto, conviene notar que el cántico está compuesto en primera
persona: “Mi alma… Mi espíritu… Mi Salvador… Me felicitarán… Ha hecho obras
grandes por mí…” Así pues, el alma de la oración es la celebración de la gracia
divina, que ha irrumpido en el corazón y en la existencia de María,
convirtiéndola en la Madre del Señor’.
La estructura íntima de su canto
orante es, por consiguiente, la alabanza, la acción de gracias, la alegría,
fruto de la gratuidad. Pero este testimonio personal no es solitario e
intimista, puramente individualista, porque la Virgen Madre es consciente de
que tiene una misión que desempeñar a favor de la humanidad y de que su
historia personal se inserta en la historia de la salvación. Así puede decir:
“Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. Con esta
alabanza al Señor, la Virgen se hace portavoz de todas las criaturas redimidas
que en su hágase en mí según tu palabra,
encuentran la misericordia de Dios’. [Cfr. Enseñanzas de Benedicto XVI (2/2006)
Diccionario completo de temas y nombres,
Edibesa, Madrid, 2007, 523-526].
Queridos hermanos, el ejemplo de
María nos cuestiona a nosotros los creyentes; nos invita a revisar nuestros
planteamientos egoístas e individualistas, y los principios que rigen hoy
nuestras vidas y, sobre todo, a llenar nuestras vidas de la gracia de Dios.
María nos invita a decir SÍ al Señor como hizo ella misma. Su SÍ no sólo le
convirtió en una simple madre, sino que le convirtió en una mujer generosa y
disponible al cumplimiento de los planes de Dios al ofrecer su seno para que de
él naciera el Salvador de todos. Su SÍ le liberó también de sus muchos miedos.
Y al sentirse segura porque ya poseía a Dios en su vida, no tenía nada más que
temer, por eso alaba hoy a Dios con el cántico del Magnificat. Como ella, nosotros debemos enfrentarnos con fe a los miedos que nos rodean hoy en nuestro
mundo actual. Hoy todos tenemos el miedo a la crisis económica, miedo a la
miseria, miedo a la pobreza, miedo a perder el puesto de trabajo, miedo a que
nos roben, miedo a las enfermedades y a los sufrimientos, miedo a la soledad y
a la muerte. De ahí el potente sistema de seguros de vida y de riesgos que el
mercado nos ofrece hoy a costa de nuestros miedos y la obsesión por nuestra
seguridad; de ahí también la existencia de las cámaras de vigilancia en las
carreteras, edificios oficiales y en las calles; los alarmas de socorro
instaladas en las viviendas, oficinas y negocios. Pero todo esto porque
pagamos. Sin embargo, sabemos también que en el momento del sufrimiento
profundo, en el momento de la última soledad, que es la muerte, ningún seguro
podrá protegernos. El único seguro válido en esos momentos es el que nos viene
de nuestro Padre Dios y de nuestra Madre, la Virgen de los Remedios.
Hoy nos dice a cada uno de
nosotros los creyentes en su Hijo: “no
temas, yo estoy contigo”. Estas simples palabras son nuestra seguridad y
confianza, sabiendo que podemos caer, pero al final caemos en las manos
de Dios y de nuestra Madre, y las manos de nuestra Madre son buenas.
Queridos hermanos,quiero terminar, agradeciendo, en primer lugar, al Señor y a nuestra Madre por
permitirnos celebrar un año más esta fiesta con nuestros familiares, amigos,
vecinos y conocidos, sin olvidar, por ello, a aquellos hermanos y hermanas que
otros años la celebraban con nosotros. Les tenemos presentes hoy también en
nuestra celebración. Quiero agradecer a la Junta de Gobierno y a toda la
Hermandad por vuestro esfuerzo y la organización; al equipo de la liturgia de
la parroquia, al Ayuntamiento y a todas las personas que habéis trabajado desde
la sombra para que esto salga bien. Y ha salido bien. Quiero agradecer también de corazón a todas
las madres de Arroyomolinos de León junto con vuestros esposos y parejas por
vuestro inmenso testimonio de dar vida a otros seres, vuestros hijos, y os
invito a que vuestra maternidad sea integral: sed también madres espirituales,
madres en la transmisión de la fe y de valores auténticamente humanos. Y por
último, no por ello, menos importante, sino todo lo contrario, quiero agradecer
y felicitar al Grupo Semilla por su buen hacer, y porque hoy celebra el 30
aniversario de su fundación. Son 30 años cantando a Nuestra Señora de los
Remedios, nuestra Patrona. Enhorabuena y felicidades. Y a todos los aquí
presentes, os invito a felicitaros mutuamente en día grande de Arroyomolinos de
León. Amén.
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