domingo, 8 de diciembre de 2013

CATEQUESIS DOMINICAL

LA INMACULADA CONCEPCION DE SANTA MARIA VIRGEN.
 
Ideas principales de las lecturas de esta solemnidad:
  • 1ª Lectura: Génesis 3,9-15.20. Promesa de redención. Los Padres de la Iglesia han establecido una clara relación simbólica entre Eva y María. La primera era la madre de la vieja humanidad surgida de la creación, perfecta en un principio y corrompida luego por el pecado; la segunda, María, es la madre de la nueva humanidad, renacida y recreada por la obra salvadora de Jesucristo, y es la madre sin pecado alguno.
  • 2ª Lectura: Romanos 15, 4-9. La comunidad cristiana sabe acoger. La coexistencia entre cristianos de origen judío y de origen pagano no siempre fue fácil en la comunidad primitiva. Pablo establece el principio fundamental de la mutua relación, y lo fundamenta en Cristo. Subraya la importancia de la Escritura en la vida cristiana e invita a la concordia. El cristiano está llamado a eliminar las barreras y las relaciones entre unos y otros. Los que se acogen mutuamente alaban al Señor hasta que él vuelva.
  • Evangelio: Lucas, 1, 26-38. María, la mujer llena de gracia. La casa de Nazaret encierra misterio y silencio contemplativo. María es la mujer llena de gracia. En ella no hubo ni mancha ni sombra alguna. El Espíritu Santo la llenó de su gracia desde el principio. La grandeza de María radica en su "si" generoso al Señor. María acoge y escucha, responde y acepta la voluntad divina. Ella se reconoce como esclava del Señor y se pone en mano de su Señor.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Celebramos hoy la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Es un día de intenso gozo espiritual, en el que contemplamos a la Virgen María, la más humilde y a la vez la más alta de todas las criaturas. En ella resplandece la eterna bondad del Creador que, en su plan de salvación, la escogió de antemano para ser la madre de su Hijo unigénito y, en previsión de la muerte de él, la preservó de toda clase de pecado.
Así, en la Madre de Cristo y Madre nuestra se realizó perfectamente la vocación de todo ser humano, sobre todo, de nosotros los bautizados. Como recuerda el apóstol, todos los hombres están llamados a ser santos e inmaculados ante Dios por el amor, Decir esto significa, por otro lado, que no somos inmaculados, es decir, tenemos la raíz del mal, la inclinación como una penosa herencia. Pero estamos llamados y elegidos en la persona de Cristo para ser santos e irreprochables ante Él por el amor. Estamos llamados a imitar a María, a imitar, no otra cosa, sino su valores humanos y espirituales. Ella fue la mujer sencilla que vivió a la sombra de la palabra, la mujer que esperó sin cansarse de esperar, la niña que supo decir si grande a Dios que cambió la historia de la humanidad.
Así que, queridos hermanos y hermanas, al mirar a la Virgen, se aviva en nosotros, sus hijos, la aspiración a la belleza, a la bondad y a la pureza del corazón. Su candor celestial nos atrae hacia Dios, ayudándonos a superar la tentación de una vida (espiritual) mediocre, hecha de componendas con el mal, para orientarnos con determinación hacia el auténtico bien, que es fuente de alegría.
Para coronar esta jornada, dedicada totalmente a la Virgen santísima, os invito a que nos unamos espiritualmente a todos los pueblos, ciudades y naciones que celebran la solemnidad de la Inmaculada Concepción como su fiesta patronal. Os pido que recéis hoy, de manera especial, por mi país: Guinea Ecuatorial, que celebra su fiesta patronal. Amen.

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