XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.
DOMUND 2014. RENACE LA ALEGRIA
Ideas
principales de las lecturas de este domingo:
1ª
Lectura: Isaías 45, 1. 4-6. Dios
es el Señor absoluto. El profeta Isaías nos muestra que Dios rompe, una vez
más, nuestros esquemas. Elige a un "sin-Dios" para "ungirlo y
que lleve a su pueblo la libertad. Él escoge sus instrumentos donde nadie se le
hubiese ocurrido elegirlos; escogiendo personajes que nosotros hubiéramos
rechazado, para decirnos que sólo podremos descubrir las acciones del Señor
cuando abandonemos nuestros esquemas raquíticos y calculadores y nos
entreguemos a Él sin condiciones.
2ª Lectura: 1 Tesalonicenses 1, 1-5b. La fuerza del Espíritu. San Pablo nos recuerda que
una comunidad tiene que estar siempre regida por la fuerza del Espíritu. No
importa el número de miembros, ni las pruebas que se presenten, ni el ambiente
en que se desarrolle; lo importante es la fidelidad a Dios, la vivencia
evangélica, y que los miembros hayan sido "tocados" por el mensaje de
Cristo.
Evangelio: Mateo
22, 15-21. Dios y el Cesar. Vamos
a escuchar hoy el célebre evangelio del denario. San Mateo muestra el deseo de
engaño de los fariseos y la sagacidad práctica de Jesús. La respuesta a la
trampa está en la cara y en la cruz de un denario. Y es toda una catequesis
permanente para entender mejor nuestra vida: hemos de separar los compromisos
mundanos de los espirituales, dando a cada uno su sitio.
Queridos
hermanos y hermanas en Cristo: La lectura del Evangelio de hoy nos coloca ante
una de las afirmaciones más contundentes de Jesús: la distinción entre lo que
es del César y lo que es de Dios. La Iglesia pue- de prestar una gran
contribución para que en este mundo las relaciones entre las personas y los
pueblos se rijan por la justicia en todos sus aspectos. En cualquier caso, la
misión propia de la Iglesia va más allá, porque es manifestar el amor de Dios
por todos sus hijos.
Precisamente
la Jornada Mundial de las Misiones tiene como objetivo recordarnos que las
relaciones que nos unen a los demás son de una profunda fraternidad en Cristo,
que trasciende todas las fronteras y alcanza a todos los hijos de Dios. Como
recuerda el Papa en el Mensaje para esta Jornada, la alegría más profunda de
Jesús es constatar que sus discípulos participan de esta dinámica de conocer al
Padre y de vivir como hermanos entre sí. Es la alegría del Evangelio que se
revela a los más pobres y humildes, que la Iglesia debe testimoniar y realizar.
Como decía Pablo VI, “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación
propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (Evangelii nuntiandi, 14).
El
papa Francisco dice: “Todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar
la alegría de la evangelización” (Mensaje DOMUND 2014, 4). A los cristianos se
nos llama a ser discípulos de Jesús o, como san Pablo decía en la segunda lectura
a los cristianos de Tesalónica, a que se nos reconozca por “vuestra fe, vuestro
amor y vuestra esperanza”. El fruto no puede ser otro que la alegría que da
creer en el Evangelio y que “nace del encuentro con Cristo y del compartir con
los pobres” (ibíd.). Nuestras comunidades cristianas están llama- das, como
recuerda el Papa en el Mensaje, a hacer renacer la alegría que viene de
Jesucristo y que nos impulsa a evangelizar.
Recordemos
de una manera muy especial a quienes gastan su vida al servicio del Evangelio
en todos los lugares del mundo y seamos generosos con ellos. El Papa también
nos lo recuerda con palabras de la Sagrada Escritura: “«Dios ama al que da con
alegría» (2 Cor 9,7). La Jornada Mundial de las Misiones es también un momento
para reavivar el deseo y el deber moral de la participación gozosa en la misión
ad gentes” (Mensaje DOMUND 2014, 5). La manera en que el cristiano “da a Dios
lo que es de Dios” consiste fundamentalmente en dar a sus hijos la oportunidad
de conocerlo y amarlo.
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