sábado, 25 de septiembre de 2010

XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


LAS RIQUEZAS, FALSA SEGURIDAD

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Amós 6,1ª.4-7: La civilización del consumo. Continúa la impresionante descripción de la sociedad en el tiempo del profeta Amós. La riqueza de los jefes de Israel les hace confiar en sus fuerzas y olvidar la triste situación de los pobres. El profeta llama a la conversión a quienes se dedican a comer, beber y pasarlo bien a costa de pisotear muchas veces la dignidad de los pobres y engañar al prójimo en pesos y medidas.
- 2ª Lectura: I Timoteo 6,11-16: El combate de la fe. Si se quiere hacer frente a las injusticias de este mundo, el único camino válido es vivir intensamente la fe. Quien acoge el Reino de Dios puede, desde su ambiente y posibilidades, trabajar por un mundo más justo. Renovarse en Cristo es combatir la buena batalla de la fe mientras llega el momento de presentarse ante el tribunal de Dios.
- Evangelio: Lucas 16,19-31: La riqueza no compartida. El Evangelio denuncia proféticamente las situaciones de egoísmo e injusticia, violencia y desprecio, y anuncia el juicio de Dios y la llamada a la conversión.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Unos de los estigmas más característicos de nuestro mundo contemporáneo es el abismo de la desigualdad, tanto en el conjunto de la humanidad como en el interior de cada país. Desde una chabola se ven las cosas de muy distinta manera a como se ven desde un palacio; desde quien debate cada día por sobrevivir o desde quien vive en el derroche y en el consumismo.
En los profetas, hombres de Dios y en el Evangelio está muy claro lo difícil que es salvarse desde la riqueza. El profeta Amós, como el domingo anterior, nos advierte de los riesgos que se corren cuando nuestra conducta se va haciendo más materialista y el olvido de Dios alcanza mayor intensidad. Por ello San Pablo nos urge a vivir seriamente nuestra vida cristiana practicando las virtudes y guardando el “Mandamiento de Cristo-Jesús”.
Por su parte, el tal Cristo-Jesús habla en parábolas para que comprendamos más fácilmente su doctrina. Y no debemos quedarnos solamente con la parábola que nos cuenta, sino que hemos de dar acogida a la doctrina que nos transmite; al mensaje que nos ofrece.
Hoy, por medio de una parábola, nos recuerda la actitud de los hombres frente a la riqueza:
- Unos son ricos en bienes y se apegan a la riqueza con todas sus fuerzas, prescindiendo de Dios y de los demás,
- Otros son ricos en pobreza y se apegan a Dios con la esperanza de que les colmará de la felicidad que ahora no tienen y los hombres les quitan.
También nos enseña el Señor que no podemos decir que existe solidaridad entre los hombres ni entre los pueblos si solamente compartimos las migajas que caen de la mesa. Pero, ¡eso sí!, Dios no se olvida de nuestros actos y hará que reine la justicia, la equidad y el amor donde nosotros la hayamos hecho desaparecer.
No pidamos el milagro de la resurrección de un muerto para que nos lo demuestre, como lo pidió el rico Epulón. Si no aceptamos la Palabra que se nos ofrece como Buena Noticia, no cambiaríamos de actitud ni aunque resucitara un muerto.
Escuchemos lo que dice el Señor y demos acogida a su Palabra, que nos invita a llevar una vida personal sobria y que sea solidaria y fraternal con la situación de los demás. Amén.

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