EL AGUA DEL ESPÍRITU
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Isaías 42,1-4.6-7: El Profeta Isaías habla del siervo elegido por Dios para implantar el derecho en todas las naciones y para ayudar a los pobres y afligidos. Además, el profeta detalla las características propias del Siervo de Yavé para llevar a término su misión.
- 2ª Lectura: Hebreos 10, 34-38: Pedro en casa de Cornelio comprende que nadie puede ser excluido de la salvación. Dios no hace distinciones. En el pasado explica el rito y expone en qué consiste entrar en la comunidad cristiana u de donde la palabra de Dios fue dirigida al pueblo hebreo, hoy a todo el mundo. Jesucristo, el ungido y el portador de la paz, es el que hace el bien y cura a los oprimidos.
- Evangelio: Mateo 3,13-17: Jesús, bautizado por Juan en las aguas del Jordán, es proclamado el Hijo predilecto del Padre y santifica las aguas para que quienes pasen por el agua bautismal sean santificados y Dios habite en ellos.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: En la corta historia de Jesús, que vivió solamente hasta los treinta y poco más de años, hubo un momento decisivo, el bautismo, que marca un antes y un después. Hasta ese momento, Jesús había sido un humilde y desconocido trabajador manual, en la humilde aldea que entonces era Nazaret. Pero llegó el día en que Jesús vio que tenía que cambiar de vida. Sin duda, él vio que no se trataba simplemente de ser mejor persona, allí en su casa y su trabajo de siempre (carpintero). Tenía que dar una orientación distinta a su tarea. Probablemente, oyó hablar de Juan Bautista, de su bautismo al otro lado del Jordán, de las mil gentes que acudían a ser bautizados para cambiar de vida. Y Jesús vio que allí estaba la llamada para él.
¿Qué era realmente el bautismo de Juan?
1. Era un acto único, que no se repetía. Por tanto, debía ser un cambio decisivo en la vida, para siempre.
2. No era un ritual de purificación más, uno de tantos entre los muchos que tenían los judíos.
3. Era un baño de inmersión en el agua, no para quedar puro y limpio, sino para expresar el “arrepentimiento”, es decir, el cambio de vida.
4. Este gesto se entendía como el “perdón de los pecados”, o sea: establecía la correcta relación con Dios.
5. La gran novedad de todo esto estaba en que, hasta entonces, sólo el sacerdote, en el templo, y mediante un sacrificio sagrado, podía perdonar los pecados. Sin embargo, Juan modifica todo el sistema penitencial de Israel: lo saca del templo, del culto y de los sacerdotes; lo lleva al desierto. Y, sobre todo, lo plantea de forma que se realiza en un cambio decisivo de vida.
Esta fiesta del Bautismo de Jesús nos invita hoy a hacer memoria de nuestro bautismo, a buscar su verdadero significado y a renovarlo. Nuestra vida cambió en las aguas bautismales. Pasamos del pecado a la gracia, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida… Fue un cambio radical. El bautismo exige vivir y expresar nuestra fe, ser evangelizados por la Palabra y ser evangelizadores de una sociedad donde muchos hombres y mujeres, jóvenes y adolescentes han dado la espalda a Dios.
Ante esta realidad, el BAUTIZADO no puede colaborar con la cultura de la muerte (abortos, asesinatos, penas de muerte, eutanasia, torturas…) ni promover obras de injusticia, de violencia, de egoísmo, de odio o de envidia; ni ser portador de guerra y de división, El católico debe pasar por la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. Amén.
(Jesús Rafael Edu Echama Ayama. Párroco)
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