sábado, 1 de octubre de 2011

CATEQUESIS DOMINICAL


XXVII DOMINGO DEL TIEMPO DEL ORDINARIO. Ciclo A.

LA IMAGEN DE LA VIÑA


Ideas principales de las lecturas de este domingo:
- 1ª Lectura: Isaías 5,1-7: La viña ingrata. En el siglo VII antes de Cristo, Isaías, profeta y personaje en la corte del rey de Israel en Jerusalén, reacciona contra la inmoralidad reinante y por el desprecio de la Ley. Denuncia la situación del pueblo de Dios y expone la imagen de la viña que produce solamente agrazones. Es un canto de amor por parte de Dios y un rechazo por parte de su pueblo.
- 2ª Lectura: Filipenses 4,6-9: Pablo recomienda a la comunidad. Pablo hace una serie de recomendaciones a los cristianos de Filipos. Describe cómo debe ser la comunidad que quiera ser fiel al Señor. La comunidad debe estar abierta al futuro viviendo en paz y en la acción de gracias, y buscando siempre lo que es noble y puro.
- Evangelio: Mateo 21,33-43: La nueva viña, nuevos frutos. Jesús propone una parábola dramática que resume la historia de su pueblo. Su muerte es el punto central de la historia en el que se encuentran los antiguos y nuevos viñadores. Las palabras de Jesús son duras. Se plantará una nueva viña que producirá frutos. Los frutos son las obras de justicia y de santidad.

• Queridos hermanos y hermanas en Cristo: La liturgia de la palabra de este domingo XXVII del Tiempo Ordinario nos presenta una de las facetas de la historia de la salvación; en este caso, la suerte que han corrido los profetas, enviados de Dios a su pueblo (viña). La historia del profetismo, ayer y hoy, está teñida de sangre, sufrimientos e incomprensiones. Desde el antiguo Israel encontramos muchos profetas, enviados por Dios a llevar su Palabra a sus paisanos y que su vida ha acabado brutalmente en la muerte, tal es el caso de
- Amós que murió asesinado de un mazazo por el hijo del sacerdote Amasías.
- Miqueas que murió despeñado por el hijo del rey Jorán.
- Isaías que murió cortado en dos.
- Jeremías que murió apedreado en Egipto.
- Ezequiel que murió asesinado en Babilonia por el jefe del pueblo.
- Zacarías degollado por Joas.
- Juan Bautista, degollado por Herodes.
- Finalmente Jesucristo que murió crucificado en tiempos del Poncio Pilato.
Y podemos seguir nombrando gente de nuestros veintiún siglos del cristianismo. ¡Cuántos profetas muertos o condenados al silencio, que es la peor muerte que puede sufrir un profeta…! Todos los días mueren los profetas…
• Cuando los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo escucharon esta parábola de la viña del evangelio de hoy, se dieron por aludidos, y comprendieron perfectamente el significado de la misma, pues el canto de Isaías de la primera lectura formaba parte de su patrimonio espiritual.
• Jesús no hace sino actualizar para ellos la imagen de la viña haciendo de ella algo transparente: hay una viña y un viñador. El Reino de Dios y el Dios del Reino se manifiesta en Jesús, a quien ellos desprecian. Los sabios y entendidos desprecian al que es la piedra angular. Desprecian al mensajero del Reino y lo hacen porque no pueden aceptar el mensaje de amor de la Buena Noticia.
• El Reino de Dios -la viña- ha sido ya sembrada en nosotros, mediante los sacramentos recibidos (Bautismo, Comunión, Confirmación, Matrimonio, Orden sacerdotal…) y las responsabilidades que tenemos en nuestras comunidades humanas y cristianas. Y la viña nos ha sido dada para que la cultivemos, la cuidemos y la hagamos crecer. ¡Cuánto abono ha echado el Señor en nosotros! ¡Cuántas ocasiones de gracia: catequesis recibidas, sermones escuchados, rosarios rezados, visitas a la Virgen…! Hoy la pregunta es: ¿Hemos aprovechado esta iniciativa divina a favor nuestro?
• No hemos de entorpecer la acción de Dios en su viña -que no es nuestra-, sino que colaboremos para que, cuando venga el viñador, que es él mismo, los frutos estén en su sazón. El viñador vela por su viña, pero necesita de la colaboración humana, de la buena voluntad de los que creen en él de verdad. Amén.

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