viernes, 3 de agosto de 2012

CATEQUESIS DOMINICAL

XVIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO
EL PAN QUE PERMANECE SIEMPRE
 Ideas principales de las lecturas de este domingo:
-          1ª Lectura: Éxodo 16, 2-4. 12-15: Israel, después dejar las tierras de Egipto, camina hambriento por el desierto y recuerda las seguridades que tenía allí. Dios generosamente le ofrece un manjar gratuito e inesperado, signo de otro manjar gratuito y salvífico.
-          2ª Lectura: Efesios 4, 17. 20-24: Cuando el hombre se encuentra con Cristo no puede menos que renovarse y convertirse en un hombre nuevo. Esta novedad exige una mentalidad y una vida en conformidad con Cristo.
-          Evangelio: Juan 6, 24-35: Después del milagro de la multiplicación de los panes, estando Jesús en Cafarnaún pronuncia el largo discurso del pan de vida. La multitud busca más bien el pan del milagro que a su autor. Jesús se ofrece a sí mismo como alimento.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Lo primero que señala el evangelio de hoy es que lo principal y lo que más interesa a los humanos es la comida. Por eso buscan a Jesús de nuevo los que se habían hartado de comer. Nuestra primera y más lógica preocupación es el pan (la comida), es decir, no pasa necesidad. Y de ahí que la crisis económica nos preocupe tanto a todos, auque afecta más a los más pobres de verdad.
Cuando Jesús advierte que lo buscan motivados por ese interés, les dice que hay algo más importante, algo que les conviene más. Hay un alimento superior, el que da “vida eterna”, que no se refiere a la “otra vida”, sino a “una vida distinta de la existencia de antes”. Jesús les dice así que no basta el interés por la comida y la sana economía, sino que lo determinante es una vida en la que se imponga, antes que ninguna otra cosa, la bondad, el respeto a los derechos humanos, la solidaridad, la justicia. Porque, cuando ése es el tipo de vida que se impone, se resuelven, no sólo el problema del hambre, sino tantos otros problemas humanos que nos hacen desgraciados o, si se resuelven, nos hacen felices.
Esta nueva vida se alcanza por medio de la fe, es decir, la adhesión a Jesús, a su mensaje, a su forma y estilo de vida. Cuando. Cuando el Evangelio se hace presente en nosotros convicción, entonces empezamos a vivir esa vida distinta, la “vida eterna”, que cambia el mundo. Amén.

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