LA UNIVERSALIDAD DE LA SALVACIÓN
- 1ª Lectura: Isaias 60, 1-6: El profeta Isaías no deja de gritar, anunciando un amanecer luminoso, a ese pueblo que, como nosotros, siente la oscuridad de la condición humana; y les hace ver que la claridad se extiende a todo el universo.
- 2ª Lectura: Efesios 3, 2-3a. 5-6: San Pablo en su Carta a los Efesios habla de la revelación del Espíritu Y es ya hora de que, unidos, nos sentemos a la misma mesa y compartamos el mismo pan. Pues, sólo así, la comunidad cristiana iniciará una vida nueva a través de los sacramentos; siendo en todo momento testimonio de la Epifanía de Cristo.
- Evangelio: Mateo 2, 1-12: La manifestación de Dios a los hombres sabios y lejanos es lo que nos cuenta Mateo en el Evangelio. Y el asombro de quienes no quisieron ver al Señor en Belén se hace manifiesto cuando los Magos preguntan por Él. Ojalá, nosotros veamos también la estrella, nuestra estrella, la que nos conduce directamente a cumplir nuestra misión como cristianos.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: La fiesta de los Tres Reyes, a pesar de ser la fiesta de los niños o día de intercambio de regalos dentro de la familia y entre amigos que se quieren, es ante todo una fiesta religiosa. O al menos, la Iglesia da a esa fiesta un sentido peculiar, y por eso la llama Fiesta de la Epifanía del Señor.
Epifanía significa manifestación. Cristo se manifiesta a los Reyes o Magos (sabios) procedentes de Oriente. Pero el significado profundo y religioso de esta fiesta es que “todo hombre” (impedientemente de la cultura, raza y religión…) lleva en su ser y en su corazón el deseo natural de buscar a Dios, de buscar la paz en Dios. Los Magos que vinieron de Oriente eran hombres de otra cultura y creían en otra religión. Pero nada de eso fue impedimento para que acudieran a adorar a Jesús y le llevaran sus regalos. Los Magos personifican la eterna ansia del hombre que sólo en Dios puede encontrar la paz.
En esta misma línea, podemos decir que, hoy es también el día de la universalidad de la salvación, pero es Cristo quien se convierte en el autor principal de esta salvación; su estrella nos atrae hacia Él. En ese deseo natural de buscar a Dios que caracteriza al hombre, no siempre acierta. Epifanía es la historia de unos magos que contemplan una estrella especial y emprenden un camino que conduce a Jesucristo. Existen muchas estrellas fugaces y muchos caminos tortuosos. Las estrellas fugaces brillan un instante y desaparecen; los caminos tortuosos hacen perder la verdadera senda al caminante. La estrella guió a los Magos y nos guía a nosotros hasta llegar a Cristo.
El relato del Evangelio describe tres reacciones ante el anuncio del nacimiento de Jesús: Herodes, los sumos sacerdotes y los Magos. Herodes se turba y quiere transformar a los Magos en espías. Él mira su seguridad y su porvenir. Los “Herodes” de hoy no ven, están ciegos, miran solamente su egoísmo, su seguridad y porvenir. Los sumos sacerdotes conocen profecías y saben el lugar del nacimiento del Mesías. Indican el camino y no se mueven. Muchas veces conocen la historia de Jesús, pero les falta la valentía de emprender el camino que conduce a Él. Los Magos descubren la estrella y se ponen en camino hacia Jerusalén, y luego a Belén. Adoran al Niño en brazos de María, su madre. No emprendieron el camino por curiosidad, sino por fe y piedad. Volvieron a su patria por otro camino. Esto quiere decir que el encuentro con Jesús cambió su vida y a la vez su vía. No tengamos miedo de acercarnos a Jesús. Él puede cambiar nuestra vida y nuestro camino para bien, como hizo con los Magos.
Hoy nosotros contemplamos la Luz y nos postramos para adorar a Cristo. Le ofrecemos los dones de nuestras manos y de nuestro corazón. La estrella de la Epifanía ya no brilla en el cielo, sino en el corazón del creyente. ¡Descúbrela! Amén.
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