EXALTACIÓN DE CRISTO Y COMPROMISO DE SER SUS TESTIGOS
IDEAS PRINCIPALES DE LAS LECTURAS DE ESTE DOMINGO
- 1ª Lectura: Hechos de los Apóstoles: La Ascensión es el fin de una etapa visible y comienza la nueva etapa de su persona invisible. Es también el inicio de la misión evangelizadora de la Iglesia.
- 2ª Lectura: Hebreos 9,24-28; 10,19-23: Cristo resucitado ha entrado en el santuario del cielo como único y definitivo sacerdote. Sentado a la derecha del Padre, ejerce su función sacerdotal, que consiste en ofrecer su único sacrificio al Padre e interceder por todos los hombres.
- Evangelio: Lucas 24,46-53: Cristo resucitado y asunto al cielo inaugura su nueva presencia en la tierra. Ha cumplido su misión, ahora corresponde a la Iglesia, animada por el Espíritu Santo, anunciar el Evangelio. Cristo no abandona a los suyos, está presente en la historia humana por su Espíritu, que transforma y santifica a los discípulos de Jesús.
1. Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Entre la resurrección del Señor y la venida del Espíritu, la Iglesia celebra la fiesta de la Ascensión. La Ascensión forma parte del misterio pascual de Cristo. Su ascensión a los cielos es la coronación de su vida y de sus obras y el comienzo de una forma nueva de estar entre los suyos. No ha abandonado a su Iglesia, sino que permanece entre nosotros. Su presencia es mistérica e invisible, pero le sentimos cercano y dentro de nosotros mismos.
2. Cristo está presente en la Palabra de Dios que escuchamos durante la liturgia de la Palabra y los sacramentos, y sobre todo en el Pan eucarístico partido y compartido. Permanece en el rostro de cada hombre y mujer que busca, ama y espera. Permanece junto al que sufre y al que es portador de la paz y justicia. Permanece junto al que hace nacer la vida en el desierto de nuestro mundo. Él permanece siempre con él.
3. Ha confiado su obra a nuestras manos y nos ha enviado por el mundo para ser signo de su presencia y testimonio del Evangelio. Nos obsesiona ascender a los puestos, a mejorar nuestra vida y posición social. Queremos pertenecer a la élite de los privilegiados y poder ascender en el escalafón de la sociedad por dinero, por la imagen o influencia social, y si no lo logramos nos sentimos frustrados.
4. Pero olvidamos que para ascender es necesario descender antes. Es necesario trabajar, servir a la causa. Jesucristo nos da ejemplo. Vino a servir y no ser servido. La ambición cristiana consiste en ascender en santidad, porque al mismo tiempo descendemos en humildad. AMÉN.
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