sábado, 2 de marzo de 2013

CATEQUESIS DOMINICAL

III DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C.
TRIPLE CONVERSIÓN
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
-          1ª Lectura: Éxodo 3,1-8ª 13-15: El acercamiento a Dios, acerca de los hermanos. Dios contempla la explotación de su pueblo en Egipto y no la tolera ya por más tiempo. Moisés es el hombre escogido por Dios para llegar a Israel de la esclavitud. Moisés se acerca a observar el fenómeno de la zarza ardiendo sin consumarse y allí en la cercanía de Dios recibe la misión de liberar a sus hermanos que sufren en Egipto. Dios se define no sólo por palabras sino también por las maravillas que realiza.
-          2ª Lectura: I Corintios 10,1-6. 10-12: La conversión es cambio de vida. Los acontecimientos del primer éxodo son signo de lo que ahora sucede. Las falsas seguridades de entonces llevaron al pueblo a la idolatría. Hoy, las falsas teorías pueden ahogar y difuminar el camino de la salvación. La mejor actitud cuaresmal es la conversión. Convertirse es caminar con Cristo y participar en sus dones de salvación.
-          Evangelio: Lucas 13,1-9: La conversión ante los signos de los tiempos. Dos hechos de crónica dan pie a Jesús para una reflexión y una invitación a la conversión. Las desgracias narradas en el evangelio y las adversidades de hoy son signos de la precariedad del hombre sobre la tierra. Dios nos habla por la vida y nos exhorta a convertirnos para no perecer.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Hoy, tercer domingo de Cuaresma, nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía y escuchar la Palabra de Dios. En el primer domingo de Cuaresma se nos ofrecía el ejemplo del Jesús-hombre afrontando y saliendo victorioso en sus tentaciones. En el segundo domingo se nos presentaba aquella consoladora transfiguración del Jesús-Dios, mostrándonos su rostro divino e indicándonos que en medio de las pruebas de la vida, siempre podemos encontrar la fuerza y la luz de Dios.
Hoy las lecturas bíblicas nos habla del perdón y de la misericordia de Dios, pero de un perdón de Dios que responde a la actitud de conversión que encuentre en el hombre. Dios siembra su perdón generosamente en cada corazón abierto a darle acogida. Especialmente en este tercer domingo de Cuaresma el Señor manifiesta la necesidad de reconocer nuestro pecado y convertirnos a Dios de todo corazón para dar fruto de buenas obras.
Hermanos y hermanas la CONVESIÓN significa PASAR DE UNA FORMA DE VIDA A OTRA. Este paso sólo es posible si dejamos que Dios pase también por nuestra vida; que deje huella en nosotros. Esto requiere una cierta disponibilidad en nosotros, pero sin olvidar que la iniciativa siempre parte de Dios, porque nos conoce y sabe lo que necesitamos en cada momento de la vida. Así sucedió cuando escuchó el grito de sufrimiento de los esclavos del Faraón; así también sucede cuando escucha en los momentos oportunos los gritos de sufrimiento de tantos hombres y mujeres esclavos que viven sin libertad ni dignidad en muchos rincones de nuestra tierra. Dios no duerme ni nos engaña. Es un Dios paciente, pero misericordioso. Y aparece en nuestra historia cuando menos lo esperamos.
En aquel entonces, envió a Moisés, hoy él se hace cercano a nosotros y nos ofrece la libertad a través de otros hombres y mujeres de buena voluntad y de los predicadores de su Palabra que denuncian la opresión y toda clase de abusos que sufren sus hijos a manos de otros hombres y mujeres. También hay esclavitudes camufladas en liberación. La luz de la Palabra de Dios ayudará a descubrirlas. ¿Queremos la libertad o preferimos ser esclavos de lo que nos rodea y nos mancha? En nosotros está la decisión. Él nos deja la libertad y nos la respeta.
Él se acerca a nosotros ofreciéndonos la salvación, la vida, la libertad. Si la aceptamos, iniciamos un camino de conversión, pasamos de una forma de vida a otra. Si la rechazamos permanecemos siendo esclavos de nosotros mismos y de lo que nos rodea. Convertirse es optar por lo fundamental de la vida; convertirse es sentirse responsable para crear un mundo en donde reine el gozo y el respeto, la justicia y la caridad; convertirse es hacer de la vida una experiencia de Dios, descubriendo y buscando su presencia, al estilo de Moisés; convertirse es aceptar la existencia como camino o éxodo en el que se realiza el esfuerzo de superar las falsas seguridad y libertades; convertirse es no dejarse dominar por los ídolos fáciles del mundo; convertirse comprometerse en la tarea de ayudar a los que sufren y hacerles la vida más gozosa; convertirse es no ser higuera estéril sino fructífera en el campo del Señor. Poner resistencia a Dios es permanecer esclavo. Amén.

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