domingo, 28 de diciembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA. Ciclo B
HISTORIA DE UNA TRIPLE FAMILIA

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • Primera lectura: Eclesiástico 3, 2-6.12-14. La familia patriarcal. Ben Sirá glosa en la lectura el mandamiento de la Ley divina: “Honra a tu padre y a tu madre”. El mandamiento está acompañado por la promesa de una larga vida y ofrece una serie de bendiciones de Dios para los que cumplan el mandato divino. Si los hijos honran a sus padres, Dios les bendecirá.
  • Salmo: Sal 12, 1-2.3.4-5, Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos. 
  • Segunda lectura: Colosenses 3, 12-21. La familia cristiana. Pablo escribe a los colosenses y les exhorta a que sean constructores de un nuevo estilo de comunidad. Recurre a la imagen del vestido, menciona virtudes y actitudes, y aconseja a las mujeres y a sus maridos, a los hijos y a los padres.
  • Evangelio: Lucas 1, 26-38. La Familia de Nazaret. Lucas narra como la Sagrada Familia cumple la ley mosaica y sube a Jerusalén para presentar a Jesús en el Templo. Las dos figuras venerables del antiguo Israel, Simeón y Ana, tipos del Israel piadoso que espera al Mesías, satisfacen su deseos y abren el camino de la nueva etapa. Santa María está estrechamente unida a su hijo en el dolor y en el destino. Jesús entra por primera vez en la casa del Padre y regresa luego a Nazaret para vivir en familia.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Los días de Navidad son esencialmente fiestas para vivir en familia. Hoy, La Familia de Nazaret es la protagonista: Jesús no sólo se gesta en el seno de una mujer, sino que nace y vive en una familia y se inserta en la vida e historia de un pueblo, con sus creencias, tradiciones, cultura y valores.
Los evangelios otorgan a María y a José los títulos de "llena de gracia" y "hombre justo". Jesús aprendió en la escuela de Nazaret sin libro alguno y sin muchas explicaciones, María y José son sus dos maestros. Aprendió de sus ejemplos y de su vida. Aprendió a ser misericordioso, a ser bueno, a hacer siempre el bien y a ser comprensivo y perdonador.
La Familia de Nazaret es modelo de la familia cristiana. La Familia de Nazaret es la cuna de la que comienza, crece y se desarrolla. No habrá calor humano en el mundo sin el respeto a la familia. La familia es escuela de amor, de relación y de formación. Es el lugar en que todos aprende a amar y a vivir, a respetarse y ayudarse.
Entremos en la casa de Nazaret para escuchar el silencio respetuoso y misterioso de los tres que viven el uno para el otro; entremos para descubrir el misterio que se respira en cada una de las tres personas que forma dicha familia; entremos para ver cómo trabajan y cómo se aman mutuamente. La familia es el mayor bien de la sociedad, es un bien declarado "patrimonio de la humanidad".Hoy la familia está amenazada por una serie de contravalores que ponen en peligro su estabilidad. Continuamente se bombardean sus raíces y se pretende destruir sus bases fundamentales. La liturgia de hoy nos invita a nosotros los cristianos a defender la familia por eso nos pone a la de Nazaret como modelo a imitar. Amen.

domingo, 21 de diciembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

IV DOMINGO DE ADVIENTO. Ciclo B
TRES ENVÍOS, TRES MENSAJES

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: 2 Samuel 7, 1-5. 8b-11.16. Dios envía a Natán al rey David. David se ha propuesto construir un templo a Yahvé. El rey vive en una casa de cedro y su reinado ha alcanzado la estabilidad y el bienestar. David cree que ha llegado el momento de construir una casa digna para Dios. Sin embargo, Dios recuerda a David por medio del profeta Natán que el Señor es el constructor de todo. El mismo Señor construirá una casa para David dándole un trono que permanecerá para siempre.
  • Salmo: Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Sal 88, 2-3.4-5.27.29
  • 2ª Lectura: Romanos 16-27. Dios envía a Pablo a dar a conocer el misterio divino. ¿Quién conoce el misterio de Dios? Solamente a quien Dios se lo quiera revelar. El misterio divina, mantenido en secreto, es revelado poco a poco por los profetas y en los últimos tiempos por el mismo Cristo. Es él quien revela los misterios de Dios Padre a los hombres.
  • Evangelio: Lucas 1, 26-38. Dios envía a Gabriel a Maria. El anuncio del ángel a María es el cumplimiento de la promesa de Dios al rey David. María se convierte en templo. El Señor de señores y Rey de reyes quiere habitar an el seno de una virgen y madre de su Señor.

Querido hermanos y hermanas en Cristo: El presente domingo abre las puertas a la Navidad. Y María aparece hoy como el personaje más relevante. Porque es la mujer que supo escuchar y poner en obra la Palabra recibida. Las tres lecturas narran otros tres envíos con sus correspondientes mensajes. Los mensajes comunican la presencia de Dios en medio de la humanidad.
  • Primera lectura: Dios pactó con el rey David una alianza y le envió al profeta Natán para decirle que su reino duraría para siempre.
  • Segunda lectura: Pablo, enviado a predicar el mensaje de Cristo, revela el misterio mantenido en secreto durante siglos eternos.
  • Evangelio: Dios envía al arcángel Gabriel a María para anunciarle que el tiempo de la promesa ha llegado y la humanidad expectante espera la respuesta de María al Ángel.

Efectivamente, el arcángel Gabriel visita a María, que se turba ante la presencia y el saludo del ángel. Luego se adhiere al plan de Dios y dice: "Hágase en mí según tu palabra". Con estas palabras, María es la mujer del "si", la mujer oyente, orante y creyente. María es un folio en blanco en el que Dios escribe lo que quiere. Quizá podemos pensar que la fe de María fue fácil. Fue el acto de fe más difícil de la historia. Ella se encontró en soledad, sin poder consultar con nadie. Sola con Dios y en dialogo con el ángel.
Ella (María), la mujer creyente, es nuestra maestra que nos enseña a escuchar, orar y creer. Ella es nuestra compañera de camino que nos enseña a escuchar , nos acompaña en la oración y nos fortalece en la fe. María confía completamente en Dios, La fe nos llena de gozo en Dios. "Hágase" es la palabra permanente de María. Fue la primera palabra creadora y la primera de nuestra redención. María es el lugar bendito de encuentro entre Dios y el hombre. El fiat no se concibe como un automatismo mecánico, sino un proceso de gestación que acompaña toda nuestra existencia, como a santa María.
Escuchamos muchas palabras de Dios, muchas dudas angustiarán nuestro corazón, formularemos muchas preguntas y escucharemos muchas respuestas. En todas estas circunstancias en el proceso gestacional debemos ejercer la fe y la disponibilidad, fiarnos de Dios y ser sus colaboradores en acercar a todas las personas a la salvación que Dios nos ha ofrecido en Cristo Jesús. El "hágase" es la síntesis de nuestra vida cristiana. Amen.

domingo, 14 de diciembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

III DOMINGO DE ADVIENTO
TRES TESTIGOS

Ideas principales de las lecturas de este domingo:

  • 1ª Lectura: Isaías 61, 1-2. 10-11. El anuncio gozoso de la salvación. La profecía de Isaías nos invita a estar alegres porque el Señor está cerca. El profeta desborda de gozo y de alegría con la presencia del Señor. El Espíritu Santo ha ungido a quien nos va a curar y a alegrar, a quien nos va a sacar de la cárcel para ser felices y libres.
  • Salmo: Me alegro con mi Dios.
  • 2ª Lectura: 1 Tesalonicenses 5,16-24. La alegría de la fe. San Pablo nos pide firmeza en nuestras creencias. El Señor está cerca. Esta espera en la llegada de nuestro Dios hecho niño debe ser un tiempo de esperanza y de consolidación de nuestras creencias. Debemos de estar llenos de fe y de dicha para mejor recibir al Señor que ya viene.
  • Evangelio: Juan 1,6-8. 19-28. El testigo de la luz. El domingo anterior, el evangelio presentaba la figura de Juan Bautista como un profeta austero, hoy subraya su condición de testigo. Confiesa abiertamente que no es el Mesías, ni Elías, ni el Profeta esperado. El Bautista es la voz que grita en el desierto, voz que proclama y grita: "Allanad el camino del Señor". El que viene es la luz, el Mesías y el Profeta. Vivir el Adviento consiste en preparar los caminos del Señor.


Queridos hermanos y hermanas en Cristo: A pesar de que la liturgia de este tiempo nos recuerda con insistencia el mensaje de la conversación y de la penitencia que, en muchos casos, evoca sentimientos de sacrificio, de privaciones y de tristeza; a pesar de que la liturgia de este tiempo aconseja llevar el color morado, poco alegre como salta a la vista, pero hoy es bien diferente. Celebramos hoy el domingo de la alegría; la alegría de que el esperado está ya cerca; y con su llegada, muchas cosas van a cambiar para bien en nuestras vidas.
Las lecturas que hemos escuchado proclaman este mensaje de alegría:
  • Primera lectura: "El señor (...) me ha enviado para dar la Buena Noticia".
  • Salmo: "Me alegro con mi Dios".
  • Segunda lectura: "Estad siempre alegres".
  • Evangelio: "En medio de vosotros hay uno que no conocéis: Él es el Mesías, la Buena Noticia".

Como vemos, queridos hermanos, esta Palabra nos invita a participar de la alegría. Pero el Señor nos hace esta invitación a sabiendas de que en cada uno de nosotros no todo es alegría ni maravilloso. Nos hace esta invitación en un contexto socio-cultural en el que unos pretenden ignorar y prescindir de la realidad del dolor y el sacrificio pregonando y defendiendo sólo lo placentero y lo fácil, y otros, desde una antropología pesimista, sostienen que la tristeza es más humana que la alegría, el odio más dinamizador que el cariño, el castigo más eficaz que el consuelo, el llanto más auténtico que la risa y el dolor más cristiano que la felicidad.
Queridos hermanos, el Señor quiere que tomemos una postura responsable ante estas interpretaciones de la vida. Nos puede ayudar esta Palabra que nos dirige hoy. El Señor nos dice que lo más propio del cristiano es aceptar como "existenciales" el cariño, el amor, el consuelo, la liberación, la alegría y la felicidad; que no sólo son palabras y tópicos, sino realidades que están al alcance del hombre. Por eso nos invita a ser portadores de esas realidades.
Como el Bautista, los católicos, hemos de presentarnos al mundo como Buena Noticia y portadores de la Buena Noticia. Esto quiere decir que debemos ser los testigos de la alegría. Nuestra sociedad busca con afán la felicidad. La alegría muchas veces es pasajera y deja el corazón reseco y lleno de tristeza. El gozo y el dolor entretejen la vida. Se busca la alegría y se rechaza el dolor. La alegría madura siempre en el sacrificio. La humanidad está triste y su sonrisa es falsa y superficial. Sólo el Señor que viene es el verdadero portador de la auténtica alegría. Acerquémonos a él para vivir alegres y comunicar nuestro gozo a los que nos rodean. Amén.

lunes, 8 de diciembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

II DOMINGO DE ADVIENTO
TRES VOCES

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Isaías 40, 1-5,9-11. Israel escucha la voz gozosa del profeta. El Deuteroisaias es el profeta encargado de transmitir el mensaje de Dios a su pueblo para que se prepare a los nuevos acontecimientos. Utiliza la poesía para suscitar ánimo e infundir esperanza en el corazón de los desterrados de Babilonia en el siglo VI a, C, Anuncia el final de una situación y la irrupción de un cambio. Termina el sufrimiento del exilio y comienza una nueva vida. Isaias es la voz de la esperanza.
  • Salmo: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos la salvación.
  • 2ª Lectura: II Pedro 3, 8-14. Pedro anuncia una tierra nueva. Entre los primeros cristianos se corrió la voz de que la vuelta del Señor era inminente. Pedro responde a su impaciencia y afirma que la promesa se cumplirá y recuerda la paciencia de Dios. Insiste en la necesidad de prepararse para la vuelta del Señor, que vendrá a instaurar un cielo nuevo y una tierra nueva.
  • Evangelio: Marcos 1, 1-8. Juan Bautista grita: "preparad los caminos al Señor". El Bautista, uno de los personajes más significativos del Adviento por su mensaje y por su forma de vestir. Juan es el mensajero del cumplimiento de las promesas, Cumple su misión, y anuncia la conversión y bautiza en las aguas del Jordán. Exhorta a sus oyentes a cambiar de vida porque el Mesías está cerca.


Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Aunque el Adviento también evoca la penitencia y la conversión para que el Señor nos encuentre bien dispuestos, pero es, ante todo, un tiempo de esperanza, aliento y consuelo que nos da Dios, nuestro "padre". Hoy, ante la petición que hemos dirigido al Señor con las palabras del Salmo 84: "muéstranos, Señor, tu misericordia y danos la salvación", escuchamos las respuesta divina en las lecturas que propone hoy la liturgia:
  • El II Isaias: "Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios".
  • La segunda carta de Pedro: "El Señor no tardará en cumplir su promesa".
  • El evangelio de Marcos de un modo directo: "Jesús es la Buena Noticia".

Es una respuesta que se eleva por encima del pesimismo y la frustración humana, como un canto de esperanza: El Dios que nos hace su visita no es el Dios del castigo, ni del temor, sino el Pastor que consuela a su pueblo. Ésta es hoy su respuesta de consuelo a nuestra necesidad de ser animados; y en esta respuesta consoladora sabemos que el Padre siempre nos remite a su Hijo, ya que él es la Buena Noticia; pero en el encuentro con Él siempre que hay algo que nos desconcierta: que el esperado siempre viene a nosotros de sorpresa; y aunque, como hoy, nos mande un precursor, Juan Bautista, un mensajero valiente, que nos invita a "preparar caminos" y reorientar nuestras vidas, nos encontramos en el desierto de la vida, donde no hay señales ni caminos que orienten nuestros pasos.
El mensaje del Adviento es así todos los años. Puede parecer igual, repetitivo, cansino, extraño y desconcertante. Pero es un mensaje que no deja de provocarnos; no deja de llamarnos a ser radicales y originales; es decir, a ir a nuestras raíces más auténticas. A buscar nuestros verdaderos orígenes. A descubrir en el desierto el valor de lo esencial para vivir. Este valor esencial de nuestra vida lo encontramos en la Palabra que Dios nos regala y que nos consuela en nuestro dolor, nos alienta en nuestra desesperanza, y se nos da como Buena Noticia. La Buena Noticia nos hace saber que Dios nos ama incondicionalmente. Como nos dice el Papa Francisco: "Todo ser humano es objeto de la ternura infinita del Señor, y Él mismo habita en vida. Jesucristo dio su preciosa sangre en la cruz por esa persona. Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega" (EG, 274).
Mis queridos hermanos y hermanas, como seguidores de Cristo, nuestra misión es también consolar y liberar. No debemos esperar sólo que nos consuelen y liberen; pero si hemos vivido esa experiencia alentadora, la debemos también extender a otros hermanos.
  • Estamos llamados a ser portadores de una palabra de consuelo para aquellos que, como los judíos de la primera lectura, ya han perdido la esperanza. ¿Quienes esperan hoy nuestro consuelo y acompañamiento?
  • Nuestra misión es suscitar una esperanza activa en "unos cielos nuevos y una tierra nueva" en quienes esta esperanza se encuentra mortecina, apagada. ¿Cómo empeñamos para suscitar esos cielos nuevos y esa tierra nueva?
  • Hemos de hacernos presentes en nuestra historia como buena noticia. No sólo nosotros en primera persona, sino que nuestra comunidad parroquial tiene que aparecer a los ojos de todos como una Buena Noticia para los mas pobres y desanimados.

Amén.

domingo, 30 de noviembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

I DOMINGO DE ADVIENTO. Ciclo B.
TRES ESPERAS.

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Isaías 63, 16b-17.19b; 64, 2b-7. La oración de la espera. Isaías suplica a Dios y le pide que intervenga porque el hombre es incapaz de salvarse por sí mismo. El profeta continúa su oración confesando los pecados de su pueblo. Reconoce que el pecado ha destruido el puente que unía al hombre con Dios. Termina su oración suplicando que el cielo se abra y baje la salvación para moldear al hombre nuevo, porque él es el verdadero alfarero.
  • Salmo: Oh Dios, restauranos, que brille tu rostro y nos salve.
  • 2ª Lectura: 1 Corintios 1, 3-9. Por las obras testimoniamos nuestra espera. Pablo escribe a la comunidad cristiana de Corinto y explica el sentido de la espera escatológica. Mientras vivimos debemos dar testimonio de lo que esperamos. La espera no es evasión, sino compromiso y anuncio del futuro. El Apóstol nos exhorta a "aguardar" la manifestación del Señor viviendo en comunión con él y con los hermanos hasta el final.
  • Evangelio: Marcos 13, 33-37. En la espera, velamos. Durante el presente año litúrgico que comenzamos hoy, se proclamará el evangelio de Marcos. El evangelista hace una comparación sacada de la vida cotidiana, y nos invita a estar vigilantes, porque el Señor vendrá inesperadamente. No sabemos ni el día ni la hora. Marcos remienda permanecer siempre en vela en espera de la llegada del Señor. Mientras le esperamos, él sale a nuestro encuentro y nosotros lo encontramos en cualquier encrucijada de nuestra vida. Él viene a nosotros y nosotros salimos a su encuentro. Es tiempo de permanecer vigilantes.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Comenzamos el tiempo de adviento, y con él, comienza también un nuevo año litúrgico; pero la verdad es que sólo nosotros los cristianos hablamos de un nuevo año, del año litúrgico, y lo festejamos. Este nuevo año no es noticia en ninguna otra parte sino dentro de la Iglesia. Hay que recordar también que entre nosotros, los cristianos, no vemos con claridad esa novedad que irrumpe con el nuevo año litúrgico, ya que muchos vivimos aturdidos, confusos, sin grandes esperanzas ante la crisis que nos amenaza y la apatía que nos aprisiona. Es un hecho incuestionable: los grandes problemas que preocupan a la humanidad, lejos de desaparecer, van creciendo más y más: el hambre, las injusticias, la falta de libertad, las dictaduras políticas, el paro, la corrupción... Todos sabemos que estas palabras reflejan una triste realidad. ¿Se puede esperar algo en estas circunstancias? En esta situación poco creíble marcada por la apatía y la desesperación, nos invita la liturgia de hoy a descubrir la novedad, a renovar la esperanza; así nos lo dice la palabra de este domingo.
En el profeta Isaías, Dios es el "padre" y "alfarero" que nos llama a cambiar y a vivir como personas nuevas; este es nuestro desafío. En este primer domingo de adviento, debemos tomar en las manos nuestra propia arcilla, la arcilla de nuestra vida, y preguntarnos sincera y seriamente. ¿Qué haré con esta arcilla? ¿qué proyecto tengo?¿qué hombre/mujer quiero moldear?
En la primera carta a los Corintios se nos dice que Dios, que es fiel y "nos mantendrá firmes hasta el final", nos "ha enriquecido todo" para que podamos llevar a cabo nuestra tarea.
En el evangelio de Marcos, el Señor nos encarga que llevemos a cabo esta tarea hasta que Él vuelva. Nos pide que estemos en vela.
Queridos hermanos y hermanas, el reto es apasionante, no se puede vivir con apatía, no podemos vivir como las personas sin esperanza. Aprovechemos este tiempo de adviento para mirar el horizonte de luz, generar esperanza, buscar signos de vida en nosotros y en el mundo. Somos conscientes de que ante este reto esperanzador también nos sentimos débiles; por ello, con el Salmo, le decimos al Señor: "Despierta tu poder y ven a salvarnos", ayúdanos a sacudir nuestra posible apatía; a eliminar nuestros miedos; y a superar nuestras desesperanzas.
Al tiempo que esperamos confiados esa ayuda del Señor, hemos de tener tres actitudes durante este tiempo de gracia: la oración, el testimonio de vida y la vigilancia. El adviento nos grita en nuestro interior y nos invita a permanecer en vela, despiertos. El adviento nos pide tener en nuestras manos las lámparas encendidas en espera del Señor y tender nuestras manos a los que no esperan ni creen lo que nosotros esperamos y creemos. El adviento es preparación de la Navidad, La vigilancia de este tiempo consiste en crear silencio en el corazón y extender las manos a los que necesitan nuestra ayuda. El que duerme, ni ve, ni escucha, ni vigila. Adviento es tiempo de vela en espera del Señor, que ha venido, que viene y vendrá a juzgarnos en el encuentro sin fin. Amén.

domingo, 23 de noviembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, Ciclo A,
SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO.
CRISTO REINA AHORA Y POR SIEMPRE,

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura; Ezequiel 34, 11-12, 15-17, Los reyes de Israel dispersaron y descarriaron a su pueblo. Ezequiel anuncia al verdadero pastor que guiará a la humanidad por el buen camino, cuidando a los más débiles y velando con amor por las ovejas enfermas y sanas.
  • Salmo; El Señor es mi pastor, nada me falta.
  • 2ª Lectura: 1 Corintios 15, 20-26, 28. Pablo, en su catequesis sobre la resurrección de los muertos, al final de la historia, se basa sobre todo en la resurrección de Cristo. Expone a los corintios el carácter  absoluto del Reino de Dios. Si Adán nos condujo a la muerte, Cristo a la vida. El Señor camina a la cabeza del grupo que busca a Dios y lo introduce en el Reino del Padre.
  • Evangelio: Mateo 25, 31-46. El Evangelio propone a cristo como un pastor que separa las ovejas de las cabras. Distingue a los justos que hacen caridad y los invita a su Reino, en cambio, a los malvados que cierran su corazón a los débiles y necesitados, los separa de su Reino. La vivencia de las bienaventuranzas es el principio fundamental del Reino de los Cielos.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Con la celebración de hoy, festividad de Cristo Rey, cerramos el año litúrgico. A lo largo del año litúrgico, desde el primer domingo del Adviento del año pasado, hemos venido contemplando los hechos de Jesús y hemos venido proclamando su Palabra. Tanto en los hechos como en las palabras, hemos visto a Jesús como centro de una "vida nueva", de un reino de verdad y vida, un reino de la santidad y de la gracia, un reino de la justicia, el amor y la paz que no es de los conocidos de este mundo. No es un reino que se manifieste por su esplendor, por su poderío, por su grandeza. Es un Reino que se nos ofrece en la Cruz, que es el mayor signo de amor y entrega hacia nosotros.
Ya las lecturas que hemos escuchado, nos presentan un rey atípico, es decir, muy diferente a los reyes de este mundo; nos presentan la figura de un rey pastor que se desvive por su rebaño, que muere por él, para que tenga vida, y que conoce a cada una de sus ovejas. Así, en Ezequiel, Dios es el pastor de su pueblo, al que cuida, alimenta y protege. En el evangelio, Jesús es rey y juez que, como el pastor que separa las ovejas de los cabritos, en su venida al final de los tiempos juzgará a todos según el amor que cada uno ha mostrado con los más pequeños, es decir, los pobres y los necesitados. El destino de los benditos del Padre es la vida eterna, inaugurada por Cristo con su resurrección.
Queridos hermanos, estas lecturas que la liturgia nos presenta en la fiesta de Cristo Rey, nos invitan a reconocer en Jesús, al único rey y señor de nuestras vidas; nos hemos hecho cristianos para pertenecerle a Él y seguir sus huellas. Ese seguimiento de Jesús lo haremos bien si reflexionamos  e imitamos la manera como Él ejerce su reinado: su misión de rey consiste en guiar a su pueblo por buenos caminos y defender a sus humildes hermanos, los pobres. Cristo se identifica con los pobres, pero tambien es aquel que ayuda a los pobres. Y a esto nos invita hoy: a reconocerle en los hermanos más humildes y a convertirnos en servidores de los pobres, Si hacemos esto en la medida de nuestras posibilidades, Cristo seguirá reinando en este mundo y aprobaremos el examen del amor que Él someterá a los hombres al final de los tiempos. Amén.

domingo, 16 de noviembre de 2014

ACTIVIDADES DIOCESANAS

DIA DE LA IGLESIA DIOCESANA


La Iglesia española celebra en este domingo 16 de noviembre, que corresponde al 33 del Tiempo Ordinario, el Día de la Iglesia Diocesana. Este año tiene el lema “Participar en tu parroquia es hacer una declaración de principios”. La estructura fundamental y más capilar de nuestra Iglesia es precisamente la diocesana. Las diócesis y las parroquias constituyen un tejido de proximidad más que fundamental para el desarrollo y mantenimiento de nuestra fe, del seguimiento de Jesús de Nazaret.
Colaborar con la Parroquia, es cumplir el mandato evangélico de poner "tus dones" al servicio de los demás, de multiplicarlos para que den fruto. Hay multitud de formas de colaborar con la Parroquia, desde la colaboracion economica para su sostenimiento, hasta la participación en los distintos servicios y actividades pastorales. Es como dice el lema "una declaracion de principios" es declarar con toda tu persona tu compromiso de fe.

CATEQUESIS DOMINICAL

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
LA FIDELIDAD EN LO POCO.

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura; Proverbios 31, 10-13.19-20.30-31. Laboriosidad cotidiana. La lectura propone el modelo clásico de la mujer hacendosa que, con la destreza de sus manos, multiplica los bienes de su casa y familia, y abre sus manos al necesitado y al pobre.
  • Salmo: Dichoso el que teme al Señor.
  • 2ª Lectura: 1 Tesalonicenses 5, 1-5. Invitación a la vigilancia. Pablo rehúsa especulaciones sobre la fecha de vuelta del Señor. Pero insiste en que llegará es día con toda certeza en el momento en que menos se piense. El cristiano, hijo de la luz, debe estar dispuesto a recibir al Señor en todo instante; debe estar disponible y siempre despierto.
  • Evangelio: Mateo 25, 14-30. Invertir los dones recibidos. La parábola de los talentos nos interroga sobre nuestra responsabilidad en saber rendir los dones recibidos del Señor. No podemos esconderlos bajo tierra; deben producir sus frutos. No somos dueños, sino administradores. Dios valorará nuestro trabajo en el día del juicio.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: El domingo pasado comenzamos el llamado discurso escatológico con el evangelio de la palabra de las diez virgenes. La escatología estudia las creencias sobre el final del mundo. El tema escatológico preocupa siempre a la gente, por la misma razón que nos intriga el de los orígenes del mundo. ¿Cómo empezó todo esto? ¿cómo acabará el mundo y los hombres, ya que todo tuvo principio tendrá que tener fin? Proseguimos ese mismo discurso en este domingo con el evengelio de la parábola de los talentos.
Estas parábolas van dirigidas a toda la comunidad cristiana, es decir, a todos nosotros, los que hemos sido invitados a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Es importante que profundicemos estas parábolas para entender el sentido que Jesús quiso darlas. Algunas claves de la parábola de hoy.
  • El "hombre que se fue al extranjero", es Cristo Jesus; su marcha, la ascensión; su vuelta, tu "dia del Señor".
  • Los "empleados", nosotros quienes encomienda la vigilancia durante el tiempo en que se demore su vuelta a nuestra vida.
  • Los talentos son los dones que Dios nos da para que los multipliquemos.
  • La enseñanza o conclusión: "Al que tiene se le dará, y le sobrará; pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene".

Queridos hermanos, esta Palabra de Dios de hoy nos enseña a ser responsables de los dones recibidos. Todos somos agraciados. El primer don que reciben los empleados es la confianza de su Señor (fe para nosotros). Dos de ellos la aceptan, se ponen en pie y corresponden con su actividad. En cambio, el tercero tuvo miedo y se encogió. El segundo don es el tiempo. cada día es un talento, un regalo de Dios que nos llega cargado de gracia. los dos primero empleados lo gestionan y aprovechan; el tercero lo neutralizan. No vale dejar que pase el tiempo (de convertirse al Señor y de ayudar...) o aburrirse mientras vuelve el Señor, sino estar activo, llenarlo de contenido. El tercer don, por descontado, son los talentos, más o menos numerosos.
Talentos son todas las capacidades y aptitudes que Dios ha dado a cada persona. Es verdad que todos no las tenemos igual. Cada uno a su medida; pero esto no es una excusa. la cuestión es ponerlas a beneficio de los demás, es decir, multiplicarlas. Talentos pueden ser las sonrisas y el amor que Dios ha puesto en cada uno. Los talentos recibidos son como don para los demás y no se pueden enterrar. El tercer empleado es condenado sin haber hecho nada malo, simplemente por no haber hecho nada, por poner todo su cuidado en conservar los recibido.
Los dones son para ponerlos a fructificar y, a ser posible, no para uno mismo, sino para los demás. es sabio aquel que, habiendo el don, apuesta po él y lo pone al servicio de los otros. Es necio quien no los hace. La laboriosidad y el cumplimiento de las responsabilidades se valoran en los humano, y Dios lo recompensa.A veces los malos ejemplos pueden influir en nuestra vida cristiana y nos dejamos arrastrar por ellos. Pablo nos invita a la vigilancia y a la responsabilidad para que, cuando vuelva el Señor, podamos rendir el doble de los que nos dejó. Amén.

domingo, 26 de octubre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
AMARÁS AL SEÑOR Y AL PRÓJIMO.
 
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Éxodo 22, 21-26. Compromiso con los débiles. El Éxodo recuerda la verticalidad del amor a Dios, pero exige la horizontalidad amando lo que él ama, especialmente la obra predilecta de sus manos: los hombres. Dios, siempre compasivo, encenderá su ira si abusamos de los débiles, que son sus preferidos. Muchas veces nos comportamos débiles ante los fuertes y fuertes ante los débiles. En la lectura se mencionan normas referentes a la justicia social con relación al prójimo.
  • 2ª Lectura: 1 Tesalonicenses 1, 5c-10. Contagio del Evangelio. Pablo recuerda a los cristianos de Tesalónica los inicios de su evangelización, cuando entre dificultades acogieron la Palabra y abandonaron los ídolos y aceptaron al verdadero Dios. Pablo actuó con los tesalonicenses siempre movido por la caridad. Ellos siguieron el ejemplo del Señor y de Pablo. El Apóstol desea que sigan siendo modelos de fe y de amor para que la Palabra continúe siendo anunciada.
  • Evangelio: Mateo 22, 34-40. Síntesis del Evangelio. Jesús resuelve la polémica teórica que existía entre los judíos. Discutían cuál es el mandamiento principal de la Ley. El Maestro responde a los fariseos diciendo que el amor a Dios y al prójimo son tan semejantes entre si que se reducen a un solo precepto.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Como vemos en el evangelio que acabamos de escuchar, los fariseos se acercan con las "buenas intenciones" de tenderle una trampa a Jesús. La pregunta tiene pega porque era una cuestión muy debatida en la época de Jesús. La Ley de Moisés tenía 613 preceptos. Era urgente poner orden entre ellos, cosa que discutían los rabinos en reuniones interminables. Y aunque algunos opinaban que el sábado (el día de Yahvé de los judíos) era el más importante, en general estaban de acuerdo en reconocer como precepto fundamenta y primero el amor a Dios, hasta el punto que los recitaban dos veces al día. Ya en el precepto de amar al prójimo no estaban de acuerdo, sobre todo porque no quedaba claro  quién era el prójimo. Si sólo el israelita, si lo era también el que se convertía al judaísmo o los inmigrantes que estaban entre ellos.
Queridos hermanos, en una sociedad tan especializada como la nuestra hay expertos en todos los campos. Se multiplican las columnas en los periódicos y se generan corrientes de opinión, pero disminuyen quienes con autoridad digan lo que es importante en la vida. Cuando las normas fallan y las opiniones e ideologías son divergentes, se nos plantea preguntar por lo que es principal en la vida como les ocurrió a los judíos del tiempo de Jesús. Al menos ellos (los judíos) estaban acostumbrados a rezar la oración del Shemá ("Escucha Israel"). Desde niños aprendieron a recitar el mandamiento principal: "Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas".
Es probable que, ante la falta de claridad de lo que es importante en nuestra vida de creyentes, sigamos dirigiéndonos a Jesús para que nos saque de la duda. Y hoy nos quiere descubrir, en primer lugar, el espíritu de la ley y no tanta letra, y, en segundo lugar, Jesús nos dice hoy que Dios se sitúa en el ámbito del amor y le encontramos en la disposición a amar, es decir, en los testigos del amor. El amor de Dios lo experimentamos en el amor al los demás, y el amor a Dios lo verificamos en el amor al prójimo. No se comprende amar a Dios sin amar a los hermanos. Más bien el amor a Dios lo queda expresado en amor lo que él más ama. Estos dos mandamientos sostienen la ley y la enseñanza de los profetas. Amar a Dios y amar al prójimo son dos caras de la misma moneda. Si falta una de ellas, la moneda es falsa, no sirve.
Actualmente abundan los libros sobre autoestima. Ciertamente hay que quererse a uno mismo. Es necesario hacerlo, pero sin perder la perspectiva de que la realización de uno mismo pasa por la de los demás. La heteroestima (amar al otro) es el mejor antídoto contra la falta de autoestima. Amen.

jueves, 16 de octubre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.

DOMUND 2014. RENACE LA ALEGRIA



Ideas principales de las lecturas de este domingo:
1ª Lectura: Isaías 45, 1. 4-6. Dios es el Señor absoluto. El profeta Isaías nos muestra que Dios rompe, una vez más, nuestros esquemas. Elige a un "sin-Dios" para "ungirlo y que lleve a su pueblo la libertad. Él escoge sus instrumentos donde nadie se le hubiese ocurrido elegirlos; escogiendo personajes que nosotros hubiéramos rechazado, para decirnos que sólo podremos descubrir las acciones del Señor cuando abandonemos nuestros esquemas raquíticos y calculadores y nos entreguemos a Él sin condiciones.
2ª Lectura: 1 Tesalonicenses 1, 1-5b. La fuerza del Espíritu. San Pablo nos recuerda que una comunidad tiene que estar siempre regida por la fuerza del Espíritu. No importa el número de miembros, ni las pruebas que se presenten, ni el ambiente en que se desarrolle; lo importante es la fidelidad a Dios, la vivencia evangélica, y que los miembros hayan sido "tocados" por el mensaje de Cristo.
Evangelio: Mateo 22, 15-21. Dios y el Cesar. Vamos a escuchar hoy el célebre evangelio del denario. San Mateo muestra el deseo de engaño de los fariseos y la sagacidad práctica de Jesús. La respuesta a la trampa está en la cara y en la cruz de un denario. Y es toda una catequesis permanente para entender mejor nuestra vida: hemos de separar los compromisos mundanos de los espirituales, dando a cada uno su sitio.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: La lectura del Evangelio de hoy nos coloca ante una de las afirmaciones más contundentes de Jesús: la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios. La Iglesia pue- de prestar una gran contribución para que en este mundo las relaciones entre las personas y los pueblos se rijan por la justicia en todos sus aspectos. En cualquier caso, la misión propia de la Iglesia va más allá, porque es manifestar el amor de Dios por todos sus hijos.
Precisamente la Jornada Mundial de las Misiones tiene como objetivo recordarnos que las relaciones que nos unen a los demás son de una profunda fraternidad en Cristo, que trasciende todas las fronteras y alcanza a todos los hijos de Dios. Como recuerda el Papa en el Mensaje para esta Jornada, la alegría más profunda de Jesús es constatar que sus discípulos participan de esta dinámica de conocer al Padre y de vivir como hermanos entre sí. Es la alegría del Evangelio que se revela a los más pobres y humildes, que la Iglesia debe testimoniar y realizar. Como decía Pablo VI, “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (Evangelii nuntiandi, 14).
El papa Francisco dice: “Todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización” (Mensaje DOMUND 2014, 4). A los cristianos se nos llama a ser discípulos de Jesús o, como san Pablo decía en la segunda lectura a los cristianos de Tesalónica, a que se nos reconozca por “vuestra fe, vuestro amor y vuestra esperanza”. El fruto no puede ser otro que la alegría que da creer en el Evangelio y que “nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres” (ibíd.). Nuestras comunidades cristianas están llama- das, como recuerda el Papa en el Mensaje, a hacer renacer la alegría que viene de Jesucristo y que nos impulsa a evangelizar.
Recordemos de una manera muy especial a quienes gastan su vida al servicio del Evangelio en todos los lugares del mundo y seamos generosos con ellos. El Papa también nos lo recuerda con palabras de la Sagrada Escritura: “«Dios ama al que da con alegría» (2 Cor 9,7). La Jornada Mundial de las Misiones es también un momento para reavivar el deseo y el deber moral de la participación gozosa en la misión ad gentes” (Mensaje DOMUND 2014, 5). La manera en que el cristiano “da a Dios lo que es de Dios” consiste fundamentalmente en dar a sus hijos la oportunidad de conocerlo y amarlo.

lunes, 13 de octubre de 2014

ACTIVIDADES PARROQUIALES


XX PEREGRINACIÓN PARROQUIAL A FATIMA
Los próximos 18 y 19 de Octubre, tendrá lugar la ya tradicional peregrinación parroquial al Santuario de Fátima (Portugal). Como cada año, esperamos que sean unas jornadas de fraternidad, oración y amor a María, ante la que imploraremos que interceda para continuar el camino de fe en nuestra Parroquia.

CATEQUESIS DOMINICAL

XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
MUCHOS SON LOS LLAMADOS Y POCOS LOS ESCOGIDOS

Ideas principales de las lecturas de este domingo:
1ª Lectura: Isaías 25, 6-10a. El banquete festivo del futuro. El profeta Isaías, ocho siglos antes de Cristo, proclama su apocalipsis: habla de que Dios preparará un banquete mesiánico con manjares enjundiosos y vinos generosos. En adelante esta imagen servirá para expresar la esperanza de un mundo fundamentado en la paz y en el gozo.
2ª Lectura: Filipenses 4, 12-14. 19-20. La recompensa del Señor. Pablo recibe en la cárcel un regalo de sus preferidos, los filipenses. Al final de su carta, Pablo agradece a la comunidad de los filipenses la ayuda material que le han enviado. Aunque desprendido de todo, les aplaude su gesto de cariño y amor. Dios les premiará su gesto.
Evangelio: Mateo 22, 1-14. El banquete para todos. La parábola de Jesús tiene resonancias escatológicas del Reino  es una llamada a secundar la invitación a las bodas. El vestido nupcial es el vestido que el Señor regala en el bautismo y la confirmación. Es el vestido de la gracia. El banquete es símbolo y realidad de la salvación ofrecida por el Señor.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Hoy tenemos motivos suficientes para participar con alegría en esta celebración; pues, celebramos la festividad de Nuestra Señora del Pilar, Patrona de nuestro país y de la Guardia Civil, y fiesta de los pueblos Hispanos. Este año, esta fiesta la vamos a vivir de manera especial porque la estamos celebrando dentro de la liturgia del Domingo veintiocho del tiempo ordinario.
El domingo es un día señalado en el ritmo de nuestra vida. Es el día de descanso, día de fiesta, día de los amigos y compañeros, día de familia. Para los cristianos es el día de encuentro entre nosotros, como manifestación de nuestra fe y de encuentro con el Señor para hablarle en la oración, darle gracias en la Eucaristía, y escuchar su Palabra. En definitiva, es "día de fiesta" a la que el Señor nos invita a su casa y a su mesa y que hemos aceptado.
Precisamente hoy, en este domingo, la liturgia nos habla del Reino de Dios, es decir, de la Iglesia, como un festín de manjares suculentos, de vinos de solera, un banquete de bodas, una fiesta. En un mundo cargado de problemas como el que vivía Jesús, afectado por las desigualdades y discriminaciones socio-religiosas y oprimido por el imperio romano, y en un mundo como el que estamos viviendo con tanta gente triste, amargada y deprimida, las palabras de la Misa de hoy suenan extrañas para unos y cargadas de esperanza para otros, sobre todo, para nosotros los creyentes.
Si en la primera lectura el profeta Isaías nos ofrecía la imagen de un banquete como símbolo de la salvación realizada por Dios, ahora es Jesús, el Señor, quien nos lo recuerda también. Nos habla de la fiesta de la salvación que el Señor ofrece, por pura iniciativa suya y gratuitamente, a todo el pueblo. Dios nos ofrece la salvación y la felicidad. Nosotros somos libres de aceptar o no esta magnífica invitación. Hablar de felicidad y salvación hoy es hablar de aquello a lo que aspira toda persona. Algunos buscan la salvación y la felicidad de muchas maneras y valiéndose de muchos medios, pero el Señor también invita hoy a todo el mundo a su banquete, a su entorno de amigos para darnos la salvación y la felicidad eternas. Con esa invitación, el Señor quiere que nos sentemos a su mesa, nos encontremos con él y recibamos de él lo que en verdad buscamos y necesitamos. ¡Por nuestro bien, acudamos, de vez en cuando, a su invitación!
Quisiera terminar invitando a toda la comunidad cristiana a rezar por nuestro hermanos del Cuerpo de la Guarda Civil. Que pidamos a Dios, por intercesión de María, la Virgen del Pilar, que les siga protegiendo en su trabajo de servicio al bien común de nuestros municipios de Cala, Arroyomolinos de León y Cañaveral de León; un trabajo arriesgado en la mayor parte de las ocasiones, pero necesario para garantizar la libertad, la seguridad y buena convivencia en nuestra sociedad.
Roguemos a Dios también por todos sus compañeros y familiares fallecidos. Que el Señor les conceda su paz eterna. A Él se lo pedimos de manos de María, la Virgen del Pilar, por Jesucristo Nuestro Señor. Amen,

domingo, 5 de octubre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A
LA ALEGORÍA DE LA VIÑA.

Ideas principales de las lecturas de este domingo:

  • 1ª Lectura: Isaías 5, 1-7. La viña ingrata. En el siglo VII a, C., Isaías, profeta y personaje en la corte del rey de Israel en Jerusalén, reacciona contra la inmoralidad reinante y por el desprecio de la Ley. Denuncia la situación del Pueblo de Dios y expone la imagen de la viña que produce solamente agrazones. Es un canto de amor por parte de Dios y un rechazo por parte de su pueblo.
  • 2ª Lectura: Filipenses 4, 6-9. Pablo hace algunas recomendaciones a la comunidad de los filipenses. Pablo hace una serie de recomendaciones a los cristianos de Filipo. Describe cómo debe ser la comunidad que quiere ser fiel al Señor. La comunidad debe estar abierta al futuro viviendo en paz y en la acción de gracias, y buscando siempre lo que es noble y puro.
  • Evangelio: Mateo 21, 33-43. Nueva viña, nuevos frutos. Jesús propone un parábola dramática que resume la historia de su pueblo. Su muerte es el punto central de la historia en el que se encuentran los antiguos y los nuevos viñadores. Las parábolas de Jesús son duras. Se planteará una nueva viña que producirá frutos. Los frutos son las obras de justicia y de santidad.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: El domingo pasado las lecturas nos invitaban a meditar sobre la responsabilidad personal ante la llamada de Dios. Era una invitación a la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos; una invitación al compromiso y a la fidelidad; y, por último, una invitación a cumplir la voluntad de Dios que encontramos en su Palabra. Hoy, en este domingo vigésimo séptimo del tiempo ordinario, la liturgia nos habla de la parábola/alegoría de la viña, que hemos escuchado en la primera lectura, en el salmo y en el evangelio.
Esta parábola que nos ofrece el Evangelio de san Mateo se refiere, de modo directo, al pueblo de Israel. Pero el pueblo de Israel es el signo de la Iglesia (nueva viña del Señor), del mundo en el que vivimos y de cada uno de nosotros, que hemos sido llamados a formar parte de su Iglesia.
Jesús nos habla hoy de la Viña del Señor con un tono triste y decepcionante, de esa viña que somos nosotros y que no siempre damos los frutos que espera el Señor de nosotros; en lugar de alegría le ofrecemos disgustos; en vez de buena acogida, le rechazamos. Nuestra vida personal, familiar, social, muchas veces está llena de frutos amargos para Dios. En multitud de ocasiones, le maltratamos con nuestra conducta, a él y a las personas que pone a nuestra disposición para traernos su mensaje de salvación.
Pero a pesar de ello, Dios con su infinito amor, cuida de nosotros como el labrador cuida de su viña. No se da por vencido. Quiere salvar a sus hijos del error. Nos ha enviado a su propio Hijo, cuyo mensaje, a veces, también cuestionamos.
Queridos hermanos y hermanas, el Reino de Dios y el Dios del Reino se manifiesta en Jesús, a quien los sabios y entendidos desprecian, pero para nosotros es la piedra angular. Desprecian al mensajero del Reino, y lo hacen porque no pueden aceptar el mensaje de amor de la Buena Noticia. El reino de Dios -la viña- ha sido sembrado en nosotros. Y la viña nos ha sido dada para que la cultivemos, la cuidemos y la hagamos crecer. No hemos de entorpecer la acción de Dios en su viña -que no es nuestra-, sino que hemos de ser colaboradores para que, cuando venga el viñador, los frutos estén a punto y que sean muchos y buenos. El viñador vela por su viña, pero necesita de la colaboración humana, de la buena voluntad de los que creen en él. La viña es técnica y milagro, misterio y naturaleza, quehacer y espera, don y tarea, como la alianza misma entre Dios y el pueblo.
Debemos estar orgulloso de haber sido elegidos por Dios y saber que ha depositado en nosotros su confianza. Sabemos que no siempre trabajamos al máximo nuestras posibilidades y, en muchas ocasiones, hacemos daño. A pesar de todo volvemos los ojos a Dios para darle gracias, como nos decía san Pablo (2ª lectura) y suplicarle su perdón para nuestros fallos y su ayuda para llevar a buen término nuestra misión como cristianos. La Eucaristía es una respuesta que damos al amor de Dios. Pero que esta respuesta se haga notoria en nuestra relación con los hombres, nuestros hermanos. Amén.

domingo, 21 de septiembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
"MIS CAMINOS NO SON VUESTROS CAMINOS"


Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Isaías 55, 6-9. La lógica de Dios no es nuestra lógica. El hombre frío y calculador alimenta en su corazón rencores y perdona poco; mide a los demás e incluso al mismo Dios, con su propia medida. habla de números en sus relaciones con los otros y su teología se convierte en contabilidad. En cambio el método de Dios es distinto, llama al hombre a rectificar sus actitudes, lo invita a ajustarse a los planes divinos y cambiar por la senda de la justicia, del amor y de la fraternidad. Los caminos de Dios no son nuestros caminos.
  • 2ª Lectura: Filipenses 1, 20c-24. 27a. El dilema de Pablo. Pablo, encarcelado y con perspectivas de martirio, está seducido por Cristo. Por otra parte, quiere quedarse ejerciendo el apostolado para continuar su misión de evangelizador. Se  pone en manos del Señor y, mientras tanto, madura su vida para la muerte en espera de la vida nueva.
  • Evangelio: Mateo 20, 1-16. ¿Es injusto el amo de la viña? Se critica a Jesús de ser bueno con los pecadores; hablaba y comía con ellos. Y Jesús narra la parábola de los jornaleros de la viña, cuyo amo termina pagando a todos por igual. La justicia de Dios va siempre adornada por la generosidad. ¿Tendremos envidia porque él es bueno y generoso? Las aparentes contradicciones de Dios han de interpretarse bajo la clave del amor inmenso que él nos tiene.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo: en los evangelios de los últimos domingos leíamos la enseñanza de Jesús sobre la corrección fraterna y el perdón, fundamento de unas nuevas relaciones entre los discípulos y expresión visible del Reinado de Dios, Las lecturas que acabamos de escuchar, las de este domingo veinticinco del tiempo ordinario, siguen anunciando el Reino: la novedad en las relaciones humanas se comprende desde la novedad en la relación de cada creyente con Dios. También ponen ante nuestros ojos el rostro de un Dios que, como siempre, nos desconcierta.
Aunque hace tiempo que somos cristianos, nos queda aún mucho que aprender. Todavía es grande la distancia entre sus proyectos y los nuestros, como dice Isaías en la primera lectura. Y tal como sugiere el evangelio, en todo momento el Señor sobrepasa hasta el infinito nuestras mezquinas expectativas, desbaratando nuestra manera de comprender nuestra relación con él y con los hermanos.
Si volvemos la mirada a nuestra realidad nos daremos cuente que la sociedad en que vivimos es esencialmente mercantil y utilitarista. Llevamos bien la contabilidad de lo dado y recibido: tanto me das, tanto te debo.
De ahí que el evangelio quiera iluminar y profundizar nuestro sentido de justicia y nuestras relaciones humanas. Jesús propone un ejemplo tomado de la vida de cada día para luminar el modo de ser de Dios. Ya el profeta Isaías nos advierte de que los caminos de Dios no son nuestros caminos. La parábola de los trabajadores de la viña, por su parte, rompe toda lógica humana, así como nuestros criterios de justicia. A nuestros ojos no deben cobrar lo mismo los que trabajaron más horas y los que trabajaron menos. No es ni justo ni proporcional. Sin embargo, los caminos del Señor son diferentes de los nuestros, Sus criterios no concuerdan con los nuestros. Él, libre y sorprendentemente, establece establece su justicia a su manera. De ahí que nos cueste tanto comprender la lógica de Dios y su voluntad.
Queridos hermanos y hermanas, cuando, al escuchar la Palabra de Dios, encontramos algo que rompe nuestra lógica, es señal de que hay una gran verdad y una gran sabiduría en ello. El relato del evangelio rompe nuestra lógica, sin embargo el corazón humano entiende la lógica de Dios, Su lógica nos resulta extraña. Algo de la lógica divina también en el corazón del creyente, que comprende y acepta que Dios es justo a su manera, que su justicia no deja atrás la misericordia. Por eso, Dios es misericordiosamente justo.
Hoy él sigue llamando e invitando a los creyentes a trabajar en su viña. Que al atardecer de cada jornada podamos decir, como san Pablo a los cristianos de Filipo, que para nosotros la vida es Cristo. Amen,

domingo, 14 de septiembre de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
EL MISTERIO DE LA CRUZ

Ideas principales de las lecturas de este domingo
  • 1ª Lectura: Números 21,4b-9: En el desierto se levantó un estandarte. Israel murmura contra Dios y aparecen las serpientes venenosas. En el desierto se levantó el estandarte como signo de vida para quien ha sido mordido por una serpiente. La contemplación del estandarte curaba la picadura de la serpiente.
  • 2ª Lectura: Filipenses 2,6-11: Cristo, muerto y glorificado. El himno describe el camino seguido por Jesús, que se rebajó hasta la muerte de cruz. Y Dios Padre lo ha glorificado, haciendo que toda rodilla se doble ante el nombre de Jesús.
  • Evangelio: Juan 3,13-17: La cruz salva. La cruz, signo de muerte, se ha convertido en Jesús en signo de vida y de salvación.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: “¡Qué dicha tener la Cruz! Quien posee la Cruz posee un tesoro”, decía San Andrés de Creta en un sermón sobre la Exaltación de la Santa Cruz. En este día en el que la liturgia de la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, El Evangelio que acabamos de escuchar, nos recuerda el significado de este gran misterio: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para salvar a los hombres.
El Hijo de Dios se hizo vulnerable, tomando la condición de siervo, obediente hasta la muerte y una muerte de cruz, nos decía san Pablo en la segunda lectura. Por su Cruz hemos sido salvado. El instrumento de suplicio que mostró, el Viernes Santo, el juicio de Dios sobre el mundo, se ha transformado en fuente de vida, de perdón, de misericordia, signo de reconciliación y de paz. “Para ser curados de muestras enfermedades espirituales, es decir, del pecado, miremos a Cristo crucificado, decía san Agustín. Miremos constantemente a Jesús crucificado en nuestros momentos de oración como los israelitas contemplaban el estandarte en el desierto para buscar la salud y la vida.
Al levantar los ojos hacia el Crucificado, adoremos a Aquel que vino para quitar el pecado del mundo y darnos la vida eterna. La Iglesia nos invita a levantar con orgullo (evitando todo tipo de fanatismo) la Cruz gloriosa para el mundo vea hasta dónde ha llegado el amor del Crucificado por los hombres, por todos los hombres. Porque la Cruz es la identidad del cristiano desde el día de nuestro bautismo. Esa cruz que el sacerdote nos marcó sobre la frente en ese día, nos quedó marcada para toda la vida. Por eso la Iglesia nos invita, una vez más, a dar gracias a Dios porque del árbol de Cruz que parecía portador de muerte, ha surgido de nuevo la vida. Sobre este árbol, Jesús nos revela su majestad soberana, nos revela que Él es el exaltado en la gloria. Sí, “venid a adorarlo”, solemos cantar en la función religiosa del Viernes Santo.
Queridos hermanos y hermanas, en medio de nosotros se encuentra Quien nos ha amado hasta dar su vida por nosotros, Quien invita a todo ser humano a acercarse a Él con confianza. Amén.

domingo, 7 de septiembre de 2014

ACTIVIDADES ARCIPRESTALES

COLONIAS DE VERANO DE CARITAS
"Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis" (Mt 10, 8)

O dejamos el articulo publicado en la pagina web de Caritas Diocesana de Huelva, sobre la actividad "Colonias TotemC", que se ha llevado a cabo este verano; y en la que, como sabéis, ha participado nuestra Parroquia. Aprovechando la ocasión para agradecer la colaboración de cuantos habéis colaborado, de alguna manera u otra, en esta actividad, especialmente a los voluntarios.

Gran acogida de las Colonias de Veranos de Cáritas Diocesana de Huelva
47 niños de la comarca de la sierra onubense han disfrutado de un verano de diversión y aprendizaje
 
El verano ha sido el momento propicio para que un nutrido grupo de niños/as y voluntarios/as hayan compartido unos días en Almonaster la Real. Una colonia de verano al estilo Cáritas.
El desarrollo de una persona es un camino complejo y delicado en toda su longitud. Sin embargo, existe una transición durante el ciclo vital que es, a nuestro entender, sumamente delicada. Dicha transición constituye el paso de la etapa infantil a la adolescente.
Asimismo, la infancia es la etapa evolutivo-educativa más importante en el desarrollo de la persona, ya que en ella se asientan las bases cognitivas, afectivo-emocionales y los patrones conductuales que luego guiarán a la persona adulta en el afrontamiento del propio ciclo vital. Siendo conscientes de la importancia que poseen los diferentes escenarios en los que el niño/a se relaciona, desde Cáritas creemos que es fundamental ofrecer un espacio convivencial seguro, con estímulos controlados y en el que se aprendan modelos sanos de relación con el grupo de iguales.
Éste es el objetivo que se persigue en el proyecto Colonias de Verano TótemC, que se ha desarrollado en la localidad de Almonaster la Real, situada en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en la Casa que Cáritas Diocesana de Huelva posee en dicho lugar.
Este proyecto adopta la metodología de trabajo de una Colonia de Verano urbana. No se trata de organizar una semana de juegos para niños y niñas, sino de aprovechar la excusa de las actividades para enseñar, desde la cercanía relacional, modelos afectivo-conductuales. Así, los monitores/as voluntarios han tenido acceso a un trato estrecho con los niños y las niñas. La convivencia, el cariño y las enseñanzas sociales que se derivan de los hechos concretos que se sucedieron durante la semana supusieron un aprendizaje más profundo que el simplemente cognitivo, ya que apelaron al constructo emocional del niño/a. Utilizando una metodología activa y desde una perspectiva constructivista, propiciamos que el niño y la niña sean los protagonistas de sus propios aprendizajes y adquisiciones, y que éstos puedan ser integrados en su estructura cognitiva con relativa facilidad: porque son motivadores, tienen un contenido significativo y se apoyan en conocimientos previos.
Dicho proyecto se sustenta en el trabajo de los equipos de Cáritas Parroquial de la Coordinadora de Sierra y de la Coordinadora de Minas. Pertenecientes a dichas parroquias son los 16 monitores/as, de edades comprendidas entre los 17 y 25 años de edad. Éstos han acompañado, guiado y educado a un total de de 47 niños y niñas de entre 8 y 12 años, la mayoría de ellos pertenecientes a familias con las que trabajan durante el año los equipos parroquiales Cáritas de la Sierra. La actividad, que se desarrolló en la segunda quincena del mes de Julio, ha dado numerosos frutos. La convivencia en la Casa ha tejido muchos lazos de cariño entre monitores/as y niños/as, creando un ambiente familiar y acogedor, en el que las enseñanzas, los consejos y las confidencias se producían de forma natural. Todos los implicados en la Colonia terminaron la actividad cansados y satisfechos: ha sido una experiencia gratificante y significativa para todos.

(Fuente: www.caritashuelva.org)

CATEQUESIS DOMINICAL

XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
SALVA A TU HERMANO.
 
Ideas principales de las lecturas de este domingo:
  • 1ª Lectura: Ezequiel 33, 7-9. El profeta anuncia y denuncia. La misión del profeta es estar alerta ante los acontecimientos para desvelar su sentido al pueblo, y así conducirlo por el camino de la conversión. El profeta anuncia los peligros para que sean evitados por el pueblo. Por el contrario, si no se cumple la misión confiada se convierte en insolidario con el pueblo.
  • 2ª Lectura: Romanos 13, 8-10. La caridad, síntesis de toda ley. Pablo continúa su exhortación sobre el comportamiento del cristiano en relación con el prójimo. Da consejos sobre la manera en que deben vivir los cristianos. Quien ama al hermano desea para él lo mejor y procura por todos los medios no hacerle daño alguno.
  • Evangelio: Mateo 18, 15-20. Recuperar al hermano. Uno de los aspectos del amor fraterno es la corrección fraterna. No es tarea fácil, sin embargo, es una constante de la pedagogía de Dios. Amar al prójimo no es siempre sinónimo de callar, muchas obliga a hablar, orientar, guiar y corregir caritativamente. La denuncia del mal favorece al bien.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Estamos ya acostumbrados a escuchar frases como que "la envidia es el deporte nacional". Hoy podríamos añadir que la crítica es el campo de juego, y que el arbitraje es tan parcial, que el último en enterarse el es interesado. Con todo, no toda crítica es mala. Existe una crítica, llamada constructiva, que puede resultar necesaria y obligatoria en muchas ocasiones. Sobre ella trata el mensaje de este domingo. Dicho con otras palabras, las lecturas de este domingo veintitrés del tiempo ordinario nos habla de la corrección fraterna, que es otra manera de mostrar nuestro amor a los hermanos.
En la primera lectura de hoy, el Señor, por medio del profeta Ezequiel, nos dice que demos la mano a quien la necesite para evitar el mal. En muchas ocasiones el silencio o el miedo a realizar una corrección oportuna o a manifestar nuestro propio criterio cristiano, es un pecado de omisión, una colaboración con el mal. Se dan situaciones sobre las que no se puede callar, sino que hay que hablar y denunciar si es preciso. Es el único modo de ofrecer la oportunidad de cambiar de conducta y rectificar. Es, además, la manera apropiada de amar al hermano eficazmente. "Uno que ama a su hermano no le hace daño", decía san Pablo en la segunda lectura; y el único modo de evitar el daño de alguien que está en peligro es prevenirle de su situación.
El Señor expone esta misma recomendación en el evangelio. Y señala las pautas para que la llamada de atención y la crítica al hermano sean positivas: "Repréndelo a solas entre los dos. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad". Para empezar, vemos que la corrección fraterna, a la que Jesús insta, no tiene nada que ver con la crítica que raya a la calumnia, al estilo de lavadero público. Eso, no. Porque , a parte de que en nada ayuda al afectado, que no puede defenderse ni se le da la oportunidad de cambiar, es una falta de caridad y de consideración el poner a alguien en boca de todos.
Queridos hermanos, ¡que diferente es el método que Cristo recomienda hoy! Primero a solas, con valentía, de tú a tú; como buen amigo que, porque le aprecia y le quiere, le dice las cosas claras, pero con todo el cariño y respeto. Luego, entre dos o tres buenas personas en las que pueda confiar, para que vea que no se trata de un cotilleo malsano, sino de interés positivo por él. Por último, la comunidad, la que lo siente en su seno como algo común y propio y de la que él siente que forma parte como miembro apreciado.
La corrección fraterna nace del amor al hermano y conduce al amor del perdón. El Señor ha comenzado esta celebración invitándonos a la conversión y concediéndonos su misericordia. Ahora nos invita a la fiesta de la reconciliación con una promesa especial: "Os aseguro que si dos de vosotros se ponen de acuerdo para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo". Y con un regalo fascinante: "Donde do o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Amén.

domingo, 31 de agosto de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
LA LOGICA DE DIOS.

  • 1ª Lectura: Jeremías 20, 7-9. La confesión de Jeremías. El profeta, seducido por Dios, se lamenta amargamente y se desahoga con Dios porque su vocación le ha traído disgustos y persecuciones. Sus palabras le hacen odioso al pueblo. Pero el fuego ardiente de la palabra divina le obliga a ser mensajero de Dios. No puede callar, a pesar de las persecuciones.
  • 2ª Lectura: Romanos 12, 1-2. El verdadero culto. Pablo exhorta a los romanos a que se ofrezcan como holocausto vivo y agradable al Padre. El culto en espíritu y en verdad consiste en ofrecer al Señor las obras de cada día y a vivir según la voluntad divina.
  • Evangelio: Mateo, 16, 21-27. La lógica de Cristo. Jesús anuncia el sentido de su mesianismo en la línea del Siervo sufriente. Pedro reacciona en contra de esa concepción, y Jesús proclama que quien quiera seguirle debe cargar con la cruz. La cruz no es término, sino camino. Jesús lo dice claramente: el que pierde su vida, el que se venza a si mismo, el que se olvide de si mismo, encontrará la vida.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: La relación del discípulo con el Señor no consiste en el aprendizaje de una doctrina o el cumplimiento de determinadas normas. La Biblia habla de esta relación usando términos como "alianza", "amor", "seguimiento"... Las lecturas de hoy son una magnifica muestra de ello. Jeremías se confiesa seducido por Dios, vencido por su palabra que habita en lo más intimo de su ser. En su carta, Pablo anima a los romanos a renovarse por dentro para comprender el querer de Dios. Y Jesús, en el evangelio, llama una vez más a Pedro y a todos los discípulos a ponerse detrás de él, a seguirle para que descubran lo que significa cumplir la voluntad de Dios y se dejen transformar por ella.
Tanto Jeremías como Jesús hablan con claridad a sus discípulos y oyentes. Por tanto, no se presentan ante ellos como aduladores, ya que los aduladores dicen a la gente lo que la gente quiere y les gusta escuchar, aunque no sea verdad. Por eso son bien acogidos y recibidos. Es una experiencia demasiado frecuente en nuestro mundo.
Sin embargo, el profeta Jeremías no hace esto. El profeta dice los que es justo; lo que es recto, lo que es inspiración de Dios; guste o no guste, se acepte o no se acepte, agrade o incomode. Por ello no es bien recibido en multitud de ocasiones. Incluso se le persigue o se le responde con la burla o el desprestigio. El profeta Jeremías se ha envuelto en esta penosa realidad, tal como nos dice la primera lectura de hoy.
El profeta lo tiene claro, no puede anular a un pueblo que se ha apartado de Dios: ofrecen incienso a dioses extraños; han derramado sangre inocente; han construido santuarios al falso Baal y le han ofrecido sacrificios humanas que jamás Dios consintió. Por eso tiene que anunciarles la destrucción y la muerte a causa de su mal proceder para con el Señor.
Ésta es la misma experiencia que vive Jesús. No es bien recibido por el pueblo de Dios; es rechazado, perseguido. Se tienen dudas "si es él quien ha de venir o hay que esperar a otro". Y en esa delicada situación los discípulos, encabezados por Pedro, confiesan que Jesús es el Hijo de Dios, como veíamos el domingo pasado. Ha sido un gesto verdaderamente heroico de proclamación de fe cristiana.
Pero ahora que Jesús da un paso más hacia el fin que le espera y les anuncia que el camino de la resurrección pasa por el sufrimiento y la muerte en cruz, ya no es aceptado por sus discípulos. Ese anuncio siembra el desconcierto en ellos y también la decepción y el rechazo. y es también el apóstol Pedro quien manifiesta que es imposible que tenga que sucederle a Jesús.
Por ello Jesús le increpa y le invita a tomar la actitud del auténtico discípulo: seguir al maestro en el camino que éste ha de recorrer. El discípulo incondicional de Jesús es quien abandona su propia vida para centrarla en la de Jesús. Por eso tiene que aceptar los riesgos que ello conlleva. La invitación que hace Jesús a tomar la cruz no ha de entenderse al pie de la letra; Jesús no nos invita a vivir replegados ante los sufrimiento de la vida; no dice qu el sufrimiento sea bueno para el hombre, sino que indica la actitud que ha de tener un discípulo ante el mismo y ante el Maestro que ha sido rechazado y perseguido. No podemos ser discípulos del Señor sólo cuando las cosas nos van muy bien; hemos de serlo también cuando nos visita la adversidad, el sufrimiento injusto, la incomprensión y la cruz. Hay que estar en disposición de correr el riesgo de ser rechazados, insultados y despreciados como lo fue Cristo Jesús. Amen.

domingo, 24 de agosto de 2014

CATEQUESIS DOMINICAL

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A.
LAS LLAVES DEL REINO.
 
1º Lectura: Isaías 22, 19-23. El poder de las llaves. El profeta Isaías pronuncia un oráculo contra un mayordomo que se ha hecho odioso por su arrogancia. El profeta habla de su destitución y se nombra a otro. Alude a los signos de ese cargo. El nuevo mayordomo se dedicará a servir al pueblo. El Señor elige a quien quiere para llevar a cabo sus proyectos.
  • 2ª Lectura: Romanos 11, 33-36. El don insondable de Dios. Pablo, como fuera de sí, habla de la grandeza de Dios. Nadie es capaz de conocer a Dios. Nadie es capaz de aconsejarlo. Dios es el origen, el guía y la meta de todas las cosas. Nadie lo puede manipular. Él es don y regalo para todos. Pablo plantea unas preguntas retóricas que esperan una respuesta.
  • Evangelio: Mateo 16, 13-20. Jesús da a Pedro el poder de las llaves. Jesús plantea una doble pregunta a sus discípulos. La primera es a modo de encuesta, la segunda es directa para los discípulos: ¿y vosotros? Pedro afirma quién es Jesús. Y el Maestro lo constituye en piedra sobre la que se edifica la Iglesia y le da el poder de las llaves del Reino de los cielos.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Nos volvemos a reunir, formando una pequeña Comunidad, para celebrar la Eucaristía y escuchar juntos la Palabra de Dios, que es guía y luz para nuestros pasos. Y nos sentimos unidos a otros muchos cristianos que, en todo el mundo se reúnen del mismo modo, para ofrecer a Dios nuestra Acción de Gracias.
Hoy el profeta Isaías presenta la sustitución de un mayordomo real. El traspaso de poderes está simbolizado, entre otros distintivos, en la entrega de llaves, una imagen que remite al evangelio de Mateos y recuerda la nueva misión que Jesús entrega a Pedro como servidor de su Iglesia. En ella tienen cabida todos los pueblos -judíos y paganos, como vimos el domingo pasado- siempre que confiesen a Jesús, al igual que lo hizo Pedro, como Mesías e Hijo de Dios y pongan en práctica sus enseñanzas.
Esta confesión es el resumen de la fe de la Iglesia. Jesús hace un breve examen a sus discípulos. Solamente dos preguntas: 1) ¿Qué dicen de mí?; ¿qué dice la gente que soy yo? 2) ¿Qué pensáis vosotros que soy yo?
Para nosotros responder que "Jesús es el Salvador, el Mesías, el Redentor", es sumamente fácil. Vemos que la Historia se divide en dos partes: antes y después de Cristo. Pero para ellos era dificilísimo. Solamente bajo el influjo de la fe pueden dar una respuesta acertada. Ellos saben que nació en Belén; que vive en Nazaret. Pero ¿es el Mesías? ¿es el Hijo de Dios?, ¿es el Salvador esperado?, ¿realizará el cambio en la Humanidad como anunciaban los profetas? Difícil dar el paso a la afirmación.
También sucede hoy. No se niega que Jesús sea el "Jesús de Nazaret". Pero que sea el Salvador, el Señor, solamente se puede afirmar bajo la luz e impulso de la fe. Hoy Jesús también hace esas dos preguntas. Y la gente habla de Jesús de Nazaret y dice muchas cosas de él. Pero ¿qué decimos nosotros?; ¿qué significa para nosotros Jesús de Nazaret?; ¿en qué cambia nuestra vida respecto a otros que no le reconocen como el Salvador?; ¿cuál es nuestro testimonio de fe ante su persona y su mensaje?
Ante la respuesta que le da Pedro, Jesús le confiere los "símbolos" de la autoridad del reino mesiánico:
  • le constituye en piedra sobre la que edificará su iglesia;
  • le promete las llaves del Reino;
  • le concede el poder de atar y desatar.
Queridos hermanos y hermanas, nos encontramos en un momento decisivo para la sociedad y el mundo en que vivimos. Nuestro testimonio de fe cristiana es crucial. Debemos dar una respuesta firme a la pregunta del Señor, como lo hizo el apóstol Pedro. Pero no solamente una respuesta teórica de Catecismo, sino con la verdad cristiana de nuestra vida. Para dar una respuesta acertada como la de Pedro, hemos de tener contacto directo con Jesús en su palabra (Biblia), en el templo (eucaristía dominical), en nuestro interior (meditando sus misterios en nuestro corazón diariamente) y en la comunidad, en el otro (que es donde mejor se puede detectar su presencia, sobre todo en el que sufre o está marginado)
Jesús es el Salvador a quien reconocemos por la fe y de quien aceptamos su mensaje salvador por estar iluminado por la esperanza y realizado en el amor. Amén.